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Ayotzinapa, la exigencia de una nueva historia
E

n un hecho sin precedente, la prestigiada revista científica Science incluyó ayer en la página principal de su sitio web un video en el que se rechaza la versión de las autoridades mexicanas sobre la suerte de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, según la cual los jóvenes fueron asesinados y sus cuerpos reducidos a cenizas en el basurero de Cocula. En la proyección, que tiene una duración de 1.52 minutos, se sostiene, por el contrario, que a partir de un experimento reciente realizado por el doctor José Luis Torero y sus colaboradores en la Universidad de Queensland, en Australia, esta versión es imposible, y una vez descartado el basurero de Cocula los investigadores deberán seguir buscando en otro lugar. Hasta donde recuerdo es la primera vez que ocurre algo así en la publicación que edita la American Association for the Advancement of Science, tratándose de un tema concerniente a nuestro país, y revela la gran preocupación que existe en la comunidad científica internacional por el esclarecimiento cabal de estos hechos.

La inclusión del video mencionado justo en la fecha en la que se cumplen dos años de los brutales asesinatos en Iguala y la desaparición de los 43 jóvenes alumnos de la Normal Isidro Burgos, es una toma de posición de una de las publicaciones científicas más influyentes en el orbe (quizá la más importante junto con la revista inglesa Nature) y exhibe la precariedad que existe en el sistema de justicia de México. La voz que acompaña las imágenes afirma que, luego de la primera visita realizada por Torero al basurero de Cocula, no encontró signos de un incendio a gran escala, “(…) Lo que sugiere que los cuerpos fueron incinerados en un crematorio, y no a cielo abierto”. Esto no lo dice un crítico del gobierno o de la Procuraduría General de la República (PGR)… ¡Lo está diciendo Science al mundo entero!

Torero había sido convocado inicialmente por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para examinar el caso, y concluyó en 2015 que no había posibilidades de que los estudiantes hubieran sido incinerados en ese lugar. También, mediante detallados estudios científicos, el Equipo Argentino de Antropología Forense llegó a una conclusión semejante en un estudio dado a conocer en febrero de 2016. Antes que todos ellos, en diciembre de 2014, un estudio realizado en México por José Antonio Montemayor Aldrete, investigador del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Pablo Ugalde Vélez, de la Universidad Autónoma Metropolitana, mostraba la imposibilidad de la cremación de 43 cadáveres a cielo abierto en el basurero de Cocula.

A pesar de estos dictámenes, la PGR decidió solicitar un nuevo estudio y convocar a un panel integrado ahora por seis expertos, uno de ellos el propio José Luis Torero, cuyos resultados deberían ser entregados en marzo de 2016. De acuerdo con Lizzie Wade, corresponsal de Science para Latinoamérica, autora de la nota que comentaré enseguida, ella fue contactada por un vocero de la PGR, quien le dijo que la conclusión mayoritaria de este grupo fue que en el basurero de Cocula ocurrió un fuego controlado, en el que fue posible la quema de cuerpos humanos (las comillas son de Wade). Sobre lo anterior, Torero se negó a hacer comentarios tras haber firmado un acuerdo de confidencialidad. Pero José Luis Torero no se quedó ahí y decidió realizar un experimento que pudiera dejar fuera de toda duda su conclusión inicial, es decir, la imposibilidad de la hoguera en el basurero de Cocula.

El martes 13 de septiembre, Science publicó una nota muy completa, firmada por Lizzie Wade, con la descripción detallada del experimento realizado por Torero en Australia. El especialista y sus colaboradores simularon las supuestas piras de Cocula en un terreno del campus de Gatton, perteneciente a la Universidad de Queensland, en las que emplearon un número variable de cuerpos de cerdo, encontrando que se hubieran necesitado más de 27 mil kilogramos de madera para quemarlos, y aun así se advertía la presencia de 10 por ciento de carne del cerdo, luego de que el fuego se había consumido.

La diferencia de este estudio respecto de todos los anteriores es que en los trabajos previos las conclusiones están basadas en datos indirectos, mientras ahora es un resultado experimental. No hay que olvidar que para la ciencia la mayor de todas las pruebas es el experimento.

Aun cuando el trabajo de Torero y su grupo todavía no ha sido publicado (se espera que en octubre será sometido a una revisión por sus pares), la fuerza del abordaje experimental lleva a Science a incluirlo como una de sus notas principales y a agregar, el mismo día que se cumplen dos años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, un video que no deja de girar alrededor al mundo en el que se llama a buscar otras explicaciones. Es, en mi opinión, parte de la exigencia generalizada de construir una nueva historia basada realmente en los hechos científicos.