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Ver día anteriorMartes 27 de septiembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Negocios y Empresas

Uber y la revuelta de taxistas

E

n la primera mitad del siglo XIX se produjo un movimiento de trabajadores en Inglaterra contra los avances de la Revolución Industrial. Entre 1811 y 1816 los artesanos luditas destruyeron telares industriales.

Ahora somos testigos de un movimiento semejante a nivel global de los taxistas, al atacar a empresas como Uber, Cabify y Easy Taxi, por afectar los intereses de los trabajadores del volante.

La diferencia práctica entre un taxista convencional y uno que usa la tecnología de punta, es la forma en que se vincula con los clientes. Mientras en el servicio tradicional el taxista tiene que buscar a los clientes; en el nuevo servicio de transporte de pasajeros el cliente es el que llama.

En forma adicional, la tecnología de la información aplicada en este servicio genera transparencia, seguridad, menor desgaste de automóviles, menor contaminación, nulo manejo de efectivo y, sobre todo, mayor confianza, porque los datos de ambas partes quedan grabados en el servicio pagado con tarjeta de crédito.

Pero quizá lo más importante de este cambio es que a un número creciente de jóvenes y personas mayores de 60 años que viven en grandes ciudades ya no les interesa comprar un automóvil, que antes era obligado por simple estatus. Ahora prefieren contratar el servicio directamente, con lo que ahorran recursos, pago de estacionamientos y programas como el alcoholímetro, marchas y el Hoy no circula.

No hay duda de que la tecnología ha revolucionado el servicio de taxis en el mundo y ahora lo que queda a los taxistas es subirse a este cambio para subsistir. No se trata de subordinarse a los intereses de alguna trasnacional, sino de organizarse por zonas y, por medio del celular y una aplicación que ya existe, ofrecer el servicio. Esto ya se hace en diversas ciudades, por ejemplo Buenos Aires, donde los radiotaxis pronto contarán con una aplicación pública para atender a sus pasajeros.

En México todavía hay millones de personas no bancarizadas y que, por lo tanto, no cuentan con una tarjeta de crédito para usar este servicio, pero existen tarjetas prepagadas, lo cual es una opción para los taxis independientes organizados.