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Otra vez Van Gogh
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Theo y Vincent van Gogh en imagen tomada de Internet
C

omienza a circular por parte de una editorial que es más que eso, pues republica libros de otras editoriales y escritos a los que no se ha prestado atención, un libro que ya vio la luz con traducciones a varios idiomas, cuyo autor me era desconocido: Camilo Sánchez , quien previamente (2012) había publicado el libro que comento y que adquirí en Gandhi Querétaro (se distribuye en todas las libre-rías de esa firma), porque me llamó la atención que apareciera un libro más sobre la dinastía Van Gogh, escrito por un periodista cultural de alta trayectoria, ya que el anteriormente conocido, Vincent and Theo, también producto periodístico, no me había satisfecho del todo, aunque lo encontré divertido, pero poco elucidador. Se sobreinterpreta la dependencia que indudablemente existió entre Van Gogh y su hermano Theo, quien se casó con Johanna Bonger. La prensa sincera y concreta de ésta, sumada a la ayuda que le prestaron Emile Bernard y Eugene Boch, amigos del pintor, aliados con el propio doctor Gachet, responsable en gran medida de la muerte de Van Gogh, hizo decir a J.M. Joestein (otro de los especialitas en el tema Van Gogh postmórtem) lo siguiente: respeto a Johanna Her sorrow is turning Vincent into a God.

Lo sorprendente es que nosotros los mexicanos (que vaya si hemos sido adictos a Van Gogh, tanto los entendidos como los no tan entendidos) conoceremos en libro estos avatares a través de una editorial mexicana: Helios Comunicación, que es más que una editorial (sin duda, porque realiza ediciones de libros ya editados por otras casas editoras). Ésta consiste en la primera novela publicada del periodista Camilo Sánchez, quien sin duda tiene méritos indiscutibles en su trayectoria. Desde mi punto de vista, recabado sólo de esta novela, carece de la felicidad de la palabra (expresión de David Toscana, no mía, salvo en la aplicación a La viuda de los Van Gogh). No sólo eso, hay uno que otro error producto no de falla de verdad del autor, sino del hecho de haber escogido un tema estrella, sin la posibilidad real de ahondar sobre el mismo más que muy de soslayo. No basta ver láminas o aun originales de Van Gogh e inventarse historias, es indispensable conocer qué fue lo que sucedió en ese intríngulis que atacó la vida de Theo después de la muerte de su hermano, no murió por haberle profesado auténticamente una fidelidad sin par. Pese a la devoción que le tuvo y a los intentos que realmente realizó para sacarlo adelante. Theo murió por haber contraído sífilis (¿Y también el pintor la contrajo o murió de condiciones sicopáticas prevalecientes?) Todo eso es indagable y existe amplia bibliografía al respecto que se hace evidente en cada aniversario y hay aniversarios para todo. Más para Van Gogh, quien es heroico, y para Frida Kahlo, que para otros.

El hecho de que Vincent van Gogh sea un dios, ¿tiene que ver sólo con su obra? En parte sí y mucho: la dilación en el consumo de su pintura es un factor importante porque facilitó su descubrimiento, atribuible entre otros a la propia Johanna, y con toda razón y justicia, dedicó su vida de dos veces viuda –después de muerto Theo se casó, ¡qué necedad!, con otro pintor holandés, éste de pocas luces tanto vitales como póstumas que además la dejó viuda en 1912, le quedaban aún la friolera de 13 años de vida adulta en condiciones plenamente saludables (ella no cargaba con genealogía Van Gogh). Su hijo Vincent William quedó muy bien provisto, de medios y de obra de su tío menos mal fue saludable y procreó cuatro hijos que también son Van Gogh.

Hay no pocos filmes con el tema Van Gogh, empezando por uno de los primeros: Lust for Life, basado en la novela de Irving Stone, de 1934, que inspiró un álbum de rock alternativo. La película, una adaptación de Normen Corwin sobre el libro, fue dirigida por Vincent Minelli y por más que tuvo varios Óscares, (uno otorgado a Anthony Quinn como actor de reparto interpretando a Gauguin), en taquilla no fue todo lo bien que se pensaba pese a la soberbia caracterización e interpretación de Kirk Douglas como Van Gogh y a que existió permiso para filmar algunos originales, cosa que rarísima vez acontece.

Otra buena película, la de Robert Altman, Vincent and Theo, tributo de este cineasta independiente a los 100 años de la muerte de Van Gogh, arroja fílmicamente hechos que sí sucedieron: el pintor y su hermano se peleaban a muerte, el primero exigía al segundo saber vender y a su vez Theo no dejaba de recordarle a Vincent su condición de dependiente, es decir, de mantenido.

En esta película aparece Johanna en verdad lectora infatigable y responesable del primer intento de traducción de las cartas de Vincent a Theo, que aparecieron en tres volúnemes en 1914, ella había enviudado de su segundo marido también pintor en 1912, así que Johanna no cedió a su empeño inicial de convertirse en la persona de la famila Van Gogh que prosiguió los empeños de ambos hermanos. Dejó un diario, con la intención (seguramente aparente) de que lo leyera su hijo. Este diario, aunque eventual, ya generó información.

El libro reciente en edición mexicana de Helios Comunicación fue originalmente publicado por la Editorial Edhasa de Argentina (2012) y sometido a un jurado de libreros que lo eligió para esta nueva edición mexicana de 2016. No incluye un prólogo de los nuevos editores, al respecto la información que aquí señalo está extraída del medio digital proporcionado por la Revista Anfibia. Mi sugerencia a posibles lectores es que, de aceder a ese libro de tema sin duda interesante, acudiesen a otras fuentes, incluso de la red o al filme de Altman que puede bajarse de la computadora.