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Acuerdo de paz en Colombia
Juan Manuel Santos, el líder que hizo la guerra para concretar la paz

Logró el hecho más importante de la Colombia contemporánea: concluir un conflicto de 52 años

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Hombres se abrazan y sostienen una bandera de Colombia durante un acto organizado por rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el sur de Colombia, mientras ven imágenes en directo de la firma del acuerdo de paz en CartagenaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 27 de septiembre de 2016, p. 5

Cartagena de Indias.

Juan Manuel Santos no se contentó con ser electo dos veces presidente de Colombia. Su meta era la paz en su país, un sueño audaz que selló este lunes y busca ratificar en las urnas con la misma obstinada determinación.

Logró el hecho histórico más importante de la Colombia contemporánea: el fin de un doloroso y costoso conflicto de 52 años, dijo Mauricio Rodríguez, su cuñado y consejero desde hace más de 20 años.

La paz con las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor y más antigua organización guerrillera de América, requería coraje, audacia, perseverancia y mucha estrategia: las cualidades y fortalezas de Santos, apuntó este periodista y experto en liderazgo.

Bogotano de 65 años, siempre anheló conducir los destinos de su país.

Antes de iniciar su carrera política como ministro de Comercio Exterior del ex presidente César Gaviria, en 1991, incursionó en el periodismo en el influyente diario El Tiempo, entonces propiedad de su familia. Allí ganó el premio Rey de España con unas crónicas sobre la revolución sandinista en Nicaragua.

Ese trabajo nos marcó profundamente a ambos, ha dicho el mandatario sobre la investigación que realizó con su hermano Enrique Santos, también clave en el proceso de paz con las FARC, que se instaló formalmente en La Habana en noviembre de 2012, pero cuyas conversaciones confidenciales comenzaron apenas Santos asumió su primer mandato, en 2010.

Para cuando se estrenó en la Casa de Nariño, este político que se autodefine de extremo centro ya tenía trazado el camino para la salida negociada al conflicto armado.

Antes, como ministro de Defensa de su predecesor Álvaro Uribe persiguió con implacable crudeza a las FARC y, tras descabezar a su cúpula, se alistaba para dialogar desde una posición de fuerza.

Hizo la guerra para alcanzar la paz, han señalado analistas. Pero su viraje le costó no pocas críticas como traidor a la doctrina de mano dura de Uribe, quien desde entonces es su más feroz opositor. Niega que busque coronar con el Nobel de la Paz su cruzada por la reconciliación de Colombia, azotada por décadas de violencia de guerrillas, paramilitares y fuerzas estatales que han causado ocho millones de víctimas, entre ellos 260 mil muertos.

No busco aplausos. Quiero hacer lo correcto, afirmó.

Familia ilustre

Emparentado con varios ilustres de la patria, desde la heroína de la independencia María Antonia Santos, en cuyo honor bautizó a su hija, hasta su tío abuelo, el presidente Eduardo Santos (1938-42), el mandatario tuvo una formación de élite, con pasaje por la Armada y estudios de economía y administración pública en Estados Unidos y la London School of Economics.

Liberal, ha impulsado acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, Europa y Asia y aboga por la paz como mejor inversión para Colombia, cuarta potencia de América Latina.

Como presidente del país que más cocaína produce, ha sido enfático en su exigencia al mundo de una nueva estrategia de lucha contra las drogas. Y ha aseverado que el acuerdo con las FARC permitirá combatir el narcotráfico con mayor efectividad.

Con el mismo pragmatismo con que buscó llevar a las FARC a un punto sin retorno, y que plasmó en su libro Jaque al terror, Santos abraza la tercera vía para la prosperidad social, como proclamó en un ensayo junto con su amigo, el ex primer ministro británico Tony Blair.

Inmensamente racional, según sus más allegados, el hombre que espera confirmar la paz con las FARC en el plebiscito del 2 de octubre ha sido cuestionado por su imagen de frialdad, falta de carisma y escasas dotes de comunicador, acentuadas por una tartamudez que ha logrado en buena parte pulir con ejercicios de vocalización.

Pero nada parece detenerlo: suele madrugar y trasnochar. Superó un cáncer de próstata en 2012 y se sometió a fines de 2013 a una cirugía para levantar sus párpados y mejorar su visión.

Admirador de Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Nelson Mandela, lector voraz y declarado cinéfilo, Santos ha dicho que su verdadera fortaleza proviene de la familia que fundó en 1988 con María Clemencia Rodríguez, Tutina, madre de sus tres hijos. Son mis Santos, afirma.