Mundo
Ver día anteriorViernes 30 de septiembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Necesitamos un adulto en la Casa Blanca, dice Michelle Obama en un acto con Clinton

Trump se muestra vulnerable tras el debate e insiste en denunciar conspiraciones

Newsweek revela que el magnate violó el bloqueo contra Cuba; la demócrata exige investigar

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 30 de septiembre de 2016, p. 31

Nueva York.

Necesitamos un adulto en la Casa Blanca, advirtió esta semana Michelle Obama en un acto de campaña de Hillary Clinton, parte de un intenso esfuerzo que incluye la participación del presidente Barack Obama, el senador Bernie Sanders y hasta de decenas de reconocidas figuras republicanas para frenar a Donald Trump.

Pero los dos adultos que desean llegar a la Casa Blanca siguen enfrentando el desprecio de la mayoría del electorado, en una competencia sobre quién es el mal menor. Después del debate el lunes pasado –el más visto desde que fueron televisados por primera vez en 1960 (John F. Kennedy contra Richard Nixon)–, todo indica que Clinton, por el momento, obtuvo el premio de ser la menos peor.

Con ello, por primera vez en semanas, Trump muestra una nueva vulnerabilidad a partir de su fracaso en el debate, aunque rehusa confesarlo. Sin embargo, Trump continúa quejándose de que los medios, las encuestas y el proceso son manipulados y que él, como siempre, ganó. Llegó incluso a promover una nueva conspiración, de que el buscador de Google suprime información negativa sobre Clinton para favorecer a la campaña demócrata. Y ante tanta injusticia y maltrato, él y su campaña amenazan con que la próxima fase será un lodazal.

Como contrataque por el aparente gol de Clinton al acusar a Trump de sexista y misógino, sobre todo el ejemplo de una ex Miss Universo a quien él llamó Miss Cerdita, la campaña del republicano amenaza con abordar la historia de relaciones extramatrimoniales de Bill Clinton, y el papel de su esposa para intimidar y silenciar a las que han denunciado los amoríos.

Trump prometió, en un acto de campaña este jueves en Nueva Hampshire, que ante el pasado sórdido de los Clinton, nosotros somos un futuro brillante y limpio.

Los promotores de Clinton siguen apostando que al resaltar las declaraciones falsas o tramposas de Trump, desde que siempre se opuso a la guerra en Irak, de negarse a revelar sus impuestos, su supuesto éxito extraordinario como empresario, y sus expresiones sexistas, el electorado lo rechazará.

Al mismo tiempo, nuevas revelaciones sobre el manejo de los negocios de Trump podrían dañarlo aún más. Newsweek reportó que uno de los negocios de Trump violó el bloqueo contra Cuba, y con ello leyes estadunidenses, cuando secretamente invirtió 68 mil dólares para evaluar oportunidades comerciales en la isla en 1998. Trump, quien siempre ha destacado su posición anticastrista y pro embargo y ha dicho que anulará las medidas de normalización de relaciones como presidente, aparentemente sabía que sus ejecutivos buscaron encubrir estas operaciones ilegales, y las clasificaron después como caritativas.

Por otro lado, se reportó que el procurador general del estado de Nueva York, Eric Schneiderman, está ampliando sus investigaciones sobre pagos inapropiados, y posiblemente ilegales, de la Fundación Trump, al usar su organismo filantrópico para pagar sus propios costos legales en una disputa, entre otros gastos.

Mientras tanto, avanzan casos legales por fraude en contra de su difunta Universidad Trump. A la vez, se intensifica la especulación sobre si el magnate ha logrado evadir –probablemente de manera legal– pagar impuestos federales durante años y, a la vez, Fortune calculó que su fortuna se ha reducido en 800 millones de dólares, para llegar a sólo 3.7 mil millones (un tercio de lo que él asegura tener).

La campaña de Clinton obviamente explota todo esto –este jueves llamó a que se investigue si Trump violó la ley estadunidense al buscar negocios en Cuba– mientras resalta el peligro, aquí y en el mundo, que representa el republicano si llega a la Casa Blanca.

La campaña sigue acumulando cientos de ex altos funcionarios y políticos republicanos –este jueves fueron 40 más– que se han proclamado a favor de Clinton para frenar el peligro de Trump. Ayer, una de las figuras republicanas más notables, el ex senador, ex secretario de la Marina y oficial militar John Warner –uno de los últimos políticos de la llamada gran generación, que combatieron en la Segunda Guerra Mundial–, se sumó a esta lista.

Otros jugadores políticos tradicionalmente republicanos también están cruzando al otro lado, entre ellos las juntas editoriales de varios medios. El Arizona Republic apoyó a Clinton esta semana, primera vez que no respalda al candidato presidencial republicano desde su fundación en 1890; la reacción fue un torrente de cancelaciones de suscripciones y hasta una amenaza de muerte. Hace semanas el Dallas Morning News, que no había apoyado a un candidato demócrata desde antes de la Segunda Guerra Mundial, se pronunció por Clinton, igual que el Cincinnati Enquirer, que sólo ha respaldado a republicanos durante casi un siglo, y que concluyó: Trump es un peligro claro y presente para nuestro país.

Vale subrayar que aunque los medios han comprobado incesantemente que Trump ha mentido, distorsionado y malinterpretado mucho más que Clinton (un conteo en el debate es que el mintió o declaró algo falso 34 veces por cuatro de ella; Político calculó que en un periodo de cinco días hizo 87 declaraciones falsas –el promedio en un total de cinco horas de discursos fue una declaracion falsa cada tres minutos y 15 segundos), este argumento no ha funcionado hasta ahora. Todo votante entiende una cosa: todos los políticos mienten, explicó a La Jornada un veterano analista y activista electoral. O sea, en esto no hay gran expectativa, aunque algunos elogian a Trump por decir lo que piensa, sin filtros.

Por lo tanto, en este caso, aunque la mensajera es sin duda mucho más experimentada, inteligente y preparada y es sobre todo una de las caras más conocidas de la cúpula del poder, justo ese mismo establishment es rechazado por un amplio sector del electorado.

A 40 días de la elección, esta contienda sigue entrampada, y enlodada, entre una de las políticas más reconocidas del mundo y un magnate que busca imponer –literalmente– su nombre sobre ese mundo.

Para mayor información sobre la campaña presidencial en Estados Unidos.