Opinión
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México SA

¿Gasto responsable?

Recorte a educación

Dólar a 19.82 pesos

P

ara 2017 el gobierno federal –tal cual lo hizo en ocasiones anteriores– solemnemente promete un paquete económico serio, responsable y con profunda sensibilidad social. El que ejercerá el próximo año será el número cinco de seis posibles en la administración peñanietista, y todo apunta a que la citada oferta, con todo y solemnidad, tendrá el mismo resultado que las cuatro previas, es decir, el incumplimiento absoluto.

¿Qué tan serio, responsable y con profunda sensibilidad social ha sido el ejercicio del gasto público en los años recientes? El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM nos obsequia un paseo temático. Va, pues.

Pese a la mayor volatilidad de la tasa de crecimiento del gasto en funciones de gobierno, su proporción respecto al total ha permanecido más estable que las correspondientes a desarrollo económico y social; esta última ha tenido pequeñas variaciones en el periodo 2007-2016, lo cual es compatible con la proporción que guarda con el total de gasto programable. Ello no es el caso del rubro de desarrollo económico, el cual ha tenido una disminución de 5 puntos porcentuales en su peso dentro del total desde 2013, pasando de 27 a 22 por ciento. A su vez, desarrollo social ha caído 2 puntos en el mismo periodo, y el gasto en funciones de gobierno lo ha hecho en 0.2, por lo tanto el renglón más estable ante variaciones reales del gasto presupuestario total ha sido el que contiene las erogaciones para sostener las funciones del gobierno.

El decremento de estas funciones en el gasto total se explica en buena parte por el incremento del gasto no programable, en el que destaca el incremento del costo del servicio de la deuda. Los dos rubros que tienen mayor importancia relativa en las erogaciones sociales son educación y protección social; éste presenta una tendencia creciente desde 2010, la cual refleja la cuantía de los recursos en programas asistencialistas como Oportunidades, Prospera, Sin Hambre, 60 y más, etcétera.

Sin embargo, la política social de carácter asistencialista no ha tenido el éxito necesario, pues año con año una cantidad creciente de personas se incorpora a grupos vulnerables o bien, directamente se convierte en pobres; los programas como la Cruzada Nacional contra el Hambre o Prospera, que se encuentran incluidos en dicha función del gasto, difícilmente tendrán oportunidad para contener a la pobreza sin una política inteligente y responsable de fomento económico; lo que seguramente sí provocarán es un boquete mayor a las finanzas públicas, pues es recurso que no se recupera y que tiene un impacto marginal a largo plazo para resolver el problema de raíz.

El rubro de educación cobra relevancia como promotor del desarrollo social, pero también como un benefactor del crecimiento económico a largo plazo, característica crucial, la cual los programas de transferencias condicionadas mencionados anteriormente no pueden presumir. Resulta paradójico que a pesar de su potencial como benefactor social integral, su peso relativo en el gasto programable se encuentre en constante disminución desde 2007 a una tasa promedio anual de 1.5 por ciento. Se ha desplomado de 34 por ciento en 2007 hasta 29.3 por ciento en lo que va de 2016; en el total del gasto público presupuestario disminuye de 20 a 17 por ciento en el mismo periodo. En términos reales, el gasto en educación sólo ha crecido 33 por ciento de 2007 a 2015.

El discurso de fomento a la educación en el periodo de Peña Nieto, teniendo como caballo de batalla a la llamada reforma educativa, queda vulnerable cuando se muestran los datos, y es que para que un joven o niño tenga educación de calidad, además del profesor, los planes y programas de estudio y la infraestructura educativa juegan un papel preponderante.

En las cuentas de la función de desarrollo económico las cosas no están mejor, pues los recursos para el apoyo a las actividades económicas –excluyendo la cuenta de combustibles y energía– promedian 22 por ciento de los recursos totales de la función de desarrollo económico y 5.6 por ciento del total de gasto presupuestario.

El sector agrícola mexicano ha sido el rubro más constantemente castigado por las políticas de liberalización comercial implementadas desde la adhesión al GATT; hoy el fenómeno de migración masiva hacia Estados Unidos tiene como principales protagonistas a los trabajadores del campo mexicano sin perspectivas de crecimiento o mejoras en su calidad de vida, y que por el contrario, han sido el segmento de la población más empobrecido, en contraste con estas situaciones los apoyos a estos productores han tenido un crecimiento de 0.03 por ciento de 2007 a 2015.

Dentro de una política de desarrollo económico integral el sector primario juega un papel central, debido a su capacidad para impulsar a la industria y como productor de divisas cuando se tiene un enfoque exportador. En la realidad actual, la pobreza lacerante o la vulnerabilidad en que se encuentran nuestros campesinos debe ser atacada desde lo productivo, es decir, dándole apoyo a su actividad productora y coadyuvando así a sacarlos definitivamente de la pobreza y/o de la vulnerabilidad, además un efecto positivo derivado del impulso al campo y a las actividades agropecuarias es la consecución de la soberanía alimentaria.

Es destacable el aumento que tuvo entre 2008 y 2009 el rubro de asuntos financieros y hacendarios, el cual creció 53 veces su tamaño de 2007 y que fue erogado principalmente por la Secretaría de Hacienda, el Servicio de Administración Tributaria, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas.

Otro aumento notable tuvo lugar en los rubros de seguridad nacional, cuyo gasto ha sido casi el doble en promedio que el apoyo a actividades agrícolas, silvicultura, pesca y caza durante el periodo 2007-2015. La mayor cantidad de víctimas mortales de esta estrategia contra la criminalidad se ha reportado en zonas rurales, además de que extensiones considerables de tierra laborable han abandonado sus cultivos tradicionales y lícitos en favor de la amapola, en estados como Chiapas, Guerrero, Chihuahua, Sinaloa y Baja California.

En términos reales el gasto corriente se duplicó de 2000 a 2015, y la cuenta de servicios personales creció en 37 por ciento en el mismo periodo; en cambio, la inversión física creció a un ritmo medio durante dicho lapso a una tasa de 7.6 por ciento.

Las rebanadas del pastel

Y el billete verde concluye semana financiera en 19.82 bilimbiques por uno… Feliz inicio de octubre.

Twitter: @cafevega