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De enero a julio, 269,613 demandas de servicios urbanos en la agencia de gestión capitalina

Baches, banquetas rotas, fugas de agua... deterioro por toda la CDMX

La ciudad ha crecido sin atender la infraestructura; cambiar requiere planeación y recursos: investigador

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Por todas partes de la ciudad se observan zanjas, algunas tan grandes que representan un peligro para los tran- seúntes, vecinos y automovilstasFoto Jesús Villaseca
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Baches, adoquines levantados y carpeta asfáltica deteriorada en la Zona Rosa, colonia Juárez, de la delegación Cuauhtémoc. En esa demarcación hace un año se reportó que había 30 luminarias inservibles en la zona de Circuito Interior y aún no las han sustituido, aseguran vecinosFoto Francisco Olvera
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Obras sin concluir, mal estado de banquetas y baches en la carpeta asfáltica predominan en la calle de Articulo 123, en la colonia CentroFoto María Luisa Severiano
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En barrios de Iztapalapa, carpeta asfáltica en mal estado; zanjas sin rellenar tras la introducción de red de gas natural en la colonia Agrícola Oriental, Iztacalco, y estado deplorable de calles y banquetas en el centro de CoyoacánFoto Rocío González
 
Periódico La Jornada
Martes 4 de octubre de 2016, p. 30

En la Ciudad de México prácticamente no hay calle sin baches ni banquetas sin hoyos; fugas de agua o hundimientos, zanjas sin rellenar, coladeras y registros de luz abiertos, que la han convertido en una escabrosa urbe llena de tropiezos y riesgo para todos.

Al deterioro de las vialidades se suma el mal estado del alumbrado público, caracterizado en muchos casos por luminarias rotas o fundidas, y postes inclinados, que llegan a dejar en la penumbra distintas zonas.

Este abandono se observa lo mismo en puntos de alta afluencia turística como la Zona Rosa o el Centro Histórico que en áreas patrimoniales, como Coyoacán; colonias de alto poder adquisitivo como las de Benito Juárez y Miguel Hidalgo, o bien comunidades periféricas como Tláhuac y Xochimilco, sin dejar de mencionar los barrios populares de Iztapalapa.

Las quejas ciudadanas dan cuenta de ello. De enero a julio del año en curso, la Agencia de Gestión Urbana (AGU) de la ciudad de México recibió 269 mil 613 demandas en materia de bacheo, mantenimiento y sustitución de alumbrado público, reparación de banquetas, así como podas de árboles, desazolve y retiro de vehículos abandonados.

Un informe de la dependencia capitalina revela que durante 2015 se registraron 395 mil solicitudes en el número telefónico 072 y redes sociales, lo que significó un incremento de 23 por ciento en la demanda de servicios urbanos, respecto al año anterior.

Del total de peticiones, 81 mil 206 correspondieron al gobierno central y el resto, 313 mil 794, a las 16 delegaciones. De estas últimas, Álvaro Obregón (45 mil 187) Xochimilco (40 mil 121) Gustavo A. Madero (13 mil 306) y Cuauhtémoc (10 mil 913) son las que encabezan la lista con el mayor número de reportes.

En la Cuauhtémoc, el mal estado de la carpeta asfáltica es crítico en las 33 colonias de la delegación, pero como botón de muestra se encuentran las transitadas calles del Centro Histórico, donde los trabajos de sustitución del cableado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) han dejado huella de su paso con enormes zanjas mal rellenadas en las vialidades.

Otro caso es el de la Zona Rosa, donde aun sin tráfico los vehículos circulan a 10 kilómetros por hora para poder sortear la infinidad de hoyos y hundimientos en calles como Londres, Liverpool, Amberes, donde es común encontrarse con adoquines desprendidos.

En Iztacalco, el compromiso del jefe delegacional, Carlos Estrada, de tener cero baches ha quedado en el aire. La colonia Agrícola Oriental se erige en emblema de lo que ocurre en el resto de la demarcación. En las calles Sur 12 y Sur 16, entre Canal de Churubusco y Oriente 233, los hoyos se encuentran uno tras otro, al igual que las banquetas reventadas y en mal estado.

Una vez los vecinos se organizaron y sí los vinieron a reparar, pero lo hacen tan mal que se vuelven a estropear o aparecen tres hoyos más al lado. El problema es que usan material de muy mala calidad. Hay veces que dejan la grava suelta y resulta peor porque tapan el drenaje, expresó el vecino Mauricio Cervantes.

Además del deterioro de las calles, una queja recurrente entre los vecinos es el deficiente alumbrado público. Tenemos calles a oscuras, porque están fundidas las luminarias. Se están cambiando, pero por velas intermitentes, que no sirven: prenden de día y de noche no, expusieron los pobladores.

Una situación similar se enfrenta en Azcapotzalco. Su titular, Pablo Moctezuma, reconoció que después de la inseguridad, las mayores demandas de la población se relacionan con la reparación de baches y luminarias.

Tenemos un grave problema de fugas de agua, pues la red hidráulica es muy antigua, lo que ha ocasionado muchos socavones y baches con el reblandecimiento del suelo, y el auge inmobiliario ha traído un continuo movimiento de tráileres que empeora el estado de las calles, expuso.

Sin embargo, agregó, en el Programa Operativo Anual que heredó de la anterior administración no se destinó un solo peso a mantenimiento. Hicimos ahorros y esperamos meternos de lleno en el último trimestre a atender el alumbrado público y reparar banquetas en al menos cien puntos, apuntó.

Los vecinos de las colonias Del Gas, Ampliación del Gas, Aguilera y Liberación tienen, incluso, un registro fotográfico con 68 puntos críticos en los que se han identificado socavones o hundimientos, así como el mal estado de banquetas y coladeras sin tapas, como la ubicada frente al predio de Xocotitla 73, que para evitar un accidente fue tapada con tablones de madera.

Hay calles que parecen pistas de carreras de motocross por sus ondulaciones, pero nos dicen que no hay presupuesto. También hicimos un registro de las luminarias descompuestas, se inició el cambio, pero aún no han terminado. En Circuito Interior había 30 luminarias inservibles, se reportó desde hace un año y aún no las han sustituido, aseguró Carmen de los Reyes, de la colonia ampliación del Gas.

En la zona periférica de la ciudad, en los límites de Iztapalapa y Tláhuac, el problema es mayor, pues existen colonias divididas en las dos demarcaciones, donde no les llega ningún servicio. Acá estamos olvidados por Dios y por el diablo. Nadie nos hace caso; no pedimos que nos bacheen, porque ni pavimento tenemos, lo que queremos es agua, pero pides una pipa en un lado y te dicen que no les corresponde, hablas al otro y te dicen que tampoco, expresó Maribel Flores, de la colonia La Estación.

En Xochimilco no están exentos del mal estado de las vialidades. Aunque está muy cerca del centro histórico delegacional, en el barrio de Caltongo las calles aún son de terracería, salvo la principal, que desde hace más de 15 años los habitantes lograron que se pavimentara.

Sin embargo, la falta de mantenimiento ha provocado enormes baches, que van de extremo a extremo de la calle, que durante las lluvias se convierte en un lodazal. Hemos metido escombros en los hoyos y en las orillas ponemos costales, para que puedan pasar los niños cuando van a la escuela, y hemos metido escritos a las autoridades, pero ni quien nos haga caso, expresó la vecina María Luisa Chávez.

Estos son sólo algunos casos elegidos al azar, pero el deterioro se extiende sin excepción por toda la ciudad, lo que, asegura el investigador José Ávila, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, es un problema de varias dimensiones.

De un lado, indicó, tenemos un déficit estructural, que nos lleva a que las dos relaciones principales ligadas a la movilidad como el trabajo y educación estén desvinculadas y se hacen recorridos largos e innecesarios que provocan un desgaste mayor en las vialidades.

Además, agregó, la ciudad ha crecido sin atender la infraestructura, por lo que tenemos, por ejemplo, redes de agua y de drenaje muy débiles, a lo que se suma también que una parte del territorio está sujeto a hundimientos diferenciales, que requiere de un mantenimiento especial.

Por otro lado, señaló hay problemas de mantenimiento que deberían evitarse con una inversión de mayor visión, y esto es una cuestión que tiene que ver con el desempeño de los encargados del servicio urbano.

Hay pavimentos de calles que antes duraban 40 o 50 años, ahora no duran ni siquiera uno. Se deben elegir apuestas con mayores condiciones de operación y menos de mantenimiento, con materiales más resistentes, opinó.

Cambiar la situación actual, añadió, requiere de un esfuerzo de planeación de todas las autoridades involucradas y de contar con la suficiencia de recursos, pero desafortunadamente no se está en el mejor momento en ninguno de ambos aspectos.