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Ver día anteriorMartes 4 de octubre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El interminable túnel español
E

spaña está en un túnel interminable. Como México, aunque por vías harto ­distintas.

Finalmente se consumó lo que era más que previsible. Los barones del PSOE encabezados por José Luis Cebrián y Felipe González, acompañados por Susana Díaz, Alfonso Guerra González, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, José Bono Martínez, Manuel Chaves González y otros pocos barones y baronesas más, decidieron matar a Pedro Sánchez, el ahora ex secretario general del PSOE, para entregar el gobierno a una de las peores derechas, y de las más corruptas que haya tenido España: el Partido Popular de Mariano Rajoy.

El pecado mayor de Pedro Sánchez fue sostener hasta su fin que con Rajoy no iría ni a la esquina. Al mismo tiempo Sánchez tenía dificultades mayores para hacer gobierno en alianza con Podemos, justamente por las presiones de todo tipo que recibía de esos mismos barones de su partido. Sánchez y Pablo Iglesias, de Podemos, habían llegado a un acuerdo sobre su mayor diferencia que era el trato con los independentistas de Cataluña y del País Vasco. Podemos y PSOE –más otros partidos pequeños– habrían podido formar un gobierno de coalición con un programa de lo posible, conjuntamente. Ciertamente es de advertirse de los fuertes riesgos de un gobierno de coalición como el señalado para sostener un Ejecutivo mínimamente estable, pero el PP en la oposición habría sido neutralizado en el congreso de los diputados y la situación de España hubiera sido una muy otra. Ello, además, quizá habría tenido un impacto positivo para frenar a las derechas de Europa que continúan avanzando.

¿Todo ello hubiera creado una situación crítica en Europa? Desde luego que sí, pero de una índole del todo distinta de la que ahora vive la Unión Europea (UE).

El primero de octubre El País, el periódico fundado por Cebrián, tronó en su editorial: Salvar al PSOE. El cese inevitable y legítimo de Pedro Sánchez es la única salida para el partido. Esa posición al día siguiente tomaría forma en la comisión ejecutiva federal del PSOE: todo estaba decidido. Entre otras lindezas, el editorial decía: Cualquier dirigente político cabal lo hubiera hecho sin dudarlo. Pero Sánchez ha resultado no ser un dirigente cabal, sino un insensato sin escrúpulos que no duda en destruir el partido que con tanto desacierto ha dirigido antes que reconocer su enorme fracaso. ¡Felipe González y sus secuaces hablando de escrúpulos!

¿Cuáles eran los últimos horrores cometidos por Sánchez?: pues que el PSOE había perdido en las elecciones autonómicas de Galicia y del País Vasco. ¿Todos los españoles ignoran que en las seis anteriores elecciones europeas celebradas en España, el PP ha sido la opción preferida de los gallegos y que especialmente en el mundo rural gallego adoran a su paisano Mariano Rajoy? ¿Ignoran que Euskadi tiene su propia identidad nacional? ¿Sánchez se merece este infame trato por El País en las condiciones de elección de esas dos regiones?

Los barones provocaron una debacle en la comisión ejecutiva federal con la renuncia de 17 de los 38 integrantes para forzar la renuncia de Pedro Sánchez. ¿En qué condiciones ocurrió esto? Sánchez llegó a la reunión de la comisión con la propuesta de poner a votación celebrar un congreso extraordinario y unas elecciones primarias en octubre para renovar la dirigencia y que la militancia se pronunciara sobre dar viabilidad a la formación de un gobierno encabezado por Rajoy, o pronunciarse por una tercera elección en diciembre. La comisión, a mano alzada, rechazó la propuesta de Sánchez, decidió constituir una comisión gestora y celebrar un congreso extraordinario para ¡renovar la dirigencia! Todo indica que con la comisión gestora y la mayoría de la cúpula del PSOE se abstendrá en el Congreso de los Diputados a fin de que Rajoy cuente con los votos para formar gobierno. Sánchez no tenía otra puerta de salida que presentar su renuncia. Con todo, la votación contra Sánchez fue por una mínima diferencia y mil indicios hablan de un apoyo amplio de la militancia del PSOE al ahora ex secretario. Esta militancia sabe quién es Rajoy.

Sánchez fue elegido en su momento en elecciones primarias en las que votó toda la militancia del PSOE. La noticia del resultado la dio el periódico La Vanguardia en julio de 2014 de este modo: “Pedro Sánchez gana las primarias del PSOE y será el nuevo secretario general. El madrileño gana en 12 comunidades. Arrasa en Andalucía y se impone en federaciones como Euskadi, Comunidad Valenciana y Madrid. Madina (que ahora encabezará la ‘comisión gestora’) ganó en Catalunya”. Ahora un puñito de barones y baroncitos deciden por toda la militancia del PSOE para entregar el poder a Rajoy.

Por ahora el túnel español no se sabe adónde conduce, pero el futuro no es de paz y felicidad. Unidos Podemos será una oposición feroz, y en un suspiro ha logrado, en su primera incursión en elecciones generales, romperle el espinazo a un bipartidismo neoliberal y corrupto. Los jóvenes, han dicho algunos dirigentes regionales del PSOE, votaron Podemos. Acaso en algunos años esta sea una lucecita al final de un túnel que tiene mil ramificaciones por toda la UE.

Aunque todas estas conjeturas, puestas en el contexto de la tensión creciente entre Estados Unidos de un lado y Rusia y China de otro, es un pleito tal vez de una importancia demasiado pequeña.