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La prolongación de la vida humana llegó a su tope máximo, según estudio
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Imagen de 1997, tomada en Arles, Francia, donde Thomas, de cinco años, entrega flores a Jeanne Calment, fallecida a los 122 años, y quien se cree es la persona más longeva de la historiaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de octubre de 2016, p. 2

París.

Aunque la esperanza de vida no cesó de aumentar durante el siglo XX, la duración de la vida humana podría haber alcanzado un tope máximo, según un estudio publicado por la revista británica Nature.

Nuestros resultados sugieren que la duración máxima de la vida humana es fija y está sometida a limitaciones naturales, escribe un grupo de investigadores estadunidenses dirigido por Jan Vijg, que estudiaron la edad máxima alcanzada en una cuarentena de países.

No es la primera vez que la ciencia se interesa por esa cuestión. En 2014, un estudio francés ya demostró que la esperanza de vida desde hace algunos años parece estar alcanzando un tope, tanto entre los atletas de muy alto nivel como de los supercentenarios (personas de más de 110 años).

De momento, ningún supercentenario logró igualar o superar el récord de longevidad de la francesa Jeanne Calment, fallecida en 1997 a los 122 años.

Al estudiar a los supercentenarios en cuatro países (Francia, Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos), los investigadores estadunidenses descubrieron que la edad máxima de deceso había aumentado rápidamente entre 1970 y 1990, antes de alcanzar una meseta en 1995.

Después de esa fecha, la edad máxima de deceso comenzó a bajar ligeramente, del orden de 0.38 año por cada año, entre 1995 y 2006.

Desde el fallecimiento de Jeanne Calment, los decanos de la humanidad han muerto alrededor de los 115 años y prevemos que eso no cambie en un futuro previsible, explicó Brandon Milholland, uno de los autores del estudio.

No excluye que alguien pueda vivir más tiempo, pero las probabilidades de que un ser humano viva hasta los 125 años son casi inexistentes, con una probabilidad de menos de uno en 10 mil, estima.

La esperanza de vida aumentó fuertemente durante el siglo XX, paralelamente a una rápida disminución de la mortalidad infantil y a mejores condiciones sanitarias, señalan los expertos. Sin embargo, aunque hoy día un número creciente de personas viva más de 70 años en unos 40 países donde existen estadísticas disponibles, el aumento de la supervivencia en personas de más de 100 años comenzó a estabilizarse y luego a bajar a partir de 1980.

Los investigadores admiten que sus resultados sugieren –pero no demuestran– que la duración de la vida humana podría haber alcanzado su límite natural.

Nuevos avances en la lucha contra las enfermedades infecciosas y crónicas podrían aumentar todavía más la esperanza de vida media de la población, pero no la duración máxima de la vida, señala Vijg.

Para extender la longevidad humana más allá de los 125 años se necesitarían avances terapéuticos capaces de controlar las variantes genéticas que parecen determinar colectivamente la duración de la vida humana, agrega.

En calidad de científico, nuestro deber es decir la verdad, aunque no sea del todo agradable, agrega Milholland. Según él, las personas que buscan la inmortalidad seguirán poniendo sus esperanzas en tecnologías que no han sido aún descubiertas para superar los límites actuales.