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De nuestras Jornadas

El derecho de vivir en paz

L

a inseguridad, rubro pendiente de los tres niveles de gobierno, mantiene a Guerrero en los primeros lugares de violencia, pues las operaciones policiacas-militares no han dado resultados positivos.

Desde que empezó la guerra contra el crimen organizado, el gobierno federal ha aplicado varios programas de seguridad nacionales y estatales. En esta entidad se ha comprobado que las estrategias para nada han servido, pues el crimen no tiene freno y está mejor organizado que el gobierno.

Los programas de seguridad no frenan las balas; lo único que hacen las autoridades es dar fe de los hechos violentos en las ciudades guerrerenses (Acapulco, principalmente) sin que se investiguen los crímenes y, mucho menos, se castigue a los responsables. La impunidad hace crecer los hechos delictivos.

Se acusa, en parte, al sistema educativo de la creciente inseguridad, pues las autoridades eliminaron materias que cultivaban la mente y el espíritu, como las clases de música y canto. Y ahora anuncian que eliminarán las clases de educación física. ¿Cómo obtendrán los jóvenes valores civiles y morales para desarrollarse en un ambiente propicio para el progreso cultural de la sociedad?

Muchos jóvenes sin sólidos valores morales buscarán obtener dinero fácil a corto plazo, sin importar de dónde provenga, en cumplimiento de la máxima de los sicarios: más vale un año como rey que toda la vida como buey.

Pareciera que el Guerrero bronco está marcado para vivir siempre en inseguridad, pobreza y violencia, sin que las autoridades de los tres ámbitos de gobierno hagan algo por mejorar el ambiente social cotidiano.

Baruch Spinoza, uno de los tres grandes iniciadores de la corriente racionalista, sostuvo, junto con René Descartes y Leibnitz, que la paz no es sólo la ausencia de guerra; es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la confianza y la justicia.

Ninguna bala borrará el surco del maizal en el campo; la flor no morirá con tanta violencia y la paloma resurgirá en el horizonte como símbolo de la paz.