15 de octubre de 2016     Número 109

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

mesa filosofía

Pensares de las realidades en el tiempo
y en el espacio de la nación Rarámuri

Guillermo Palma Aguirre Pensador rarámuri


FOTOS: Darrell Craig Harris

El pueblo rarámuri ha vivido en resistencia. No fue colonizado como otros pueblos del centro sur sureste del país, ya que siempre había un lugar adonde ir y encontró la manera de no confrontar al colonizador. Con el tiempo éste fue llevando la devastación al territorio, por la búsqueda de madera de minerales y otros recursos; los extrajo incluso de lugares sagrados.

Muchas veces se ha dicho que los rarámuri no aceptan el desarrollo y de cierta manera es así, pero ello visto desde el punto de vista del colonizador. No se les ha preguntado qué piensan del desarrollo, ni siquiera existe esa palabra en su lengua.

Hay que entender que los pueblos indígenas tienden a ver las realidades desde otros ángulos, tienen otras miradas, otras filosofías.

Muchos pueblos esperan que las aulas tomen en cuenta la cosmovisión del pueblo indígena pero podría ocurrir al revés: que se eliminen las aulas para que la educación que los pueblos proponen sea desde su propia visión. Los indígenas no aprenden en cuatro paredes, no tienen un maestro que les dicta lo que tienen que saber, es la vida misma la que va diciendo lo que se tiene que saber, junto con la gente de la propia comunidad, alrededor de la fiesta, en la convivencia en el trabajo.

La comunicación se da en distintos códigos, cada pueblo le da valor distinto a las cosas y cada cosa se mira de distinta manera y muchas veces esas visiones se complementan. Debemos respetar la diferencia.

Así, tal vez algunos temas que mencione no se comprendan, pues es como explicarle a un canadiense a qué sabe las chirimoyas si nunca las ha probado, pues no hay manera de saberlo hasta probarlas. Hay cosas que no se pueden comprender hasta ir a una comunidad y experimentarlas. Entrar en la lógica del otro para entender cómo se construye el pensamiento.

Los rarámuri son un conjunto de personas en comunidades dispersas establecidos en el territorio conocido y nombrado por los colonizadores como Sierra Tarahumara, ubicado el noroeste del territorio mexicano. Hablan la lengua rarámuri con algunas variantes dialectales.

Tienen una creencia religiosa que les permite convivir con el entorno físico, geográfico y cultural de manera armónica y respetuosa; sin embargo, el contacto con la cultura mestiza a lo largo de los siglos ha causado que sus maneras de convivencia con lo otro y con el otro tomen un rumbo que no les va permitiendo cumplir los encargos de sus antepasados.

La cultura hegemónica y las tendencias de los jóvenes de las comunidades van negando la historia, nuestra manera de entender, de estar en la tierra y la relación con lo que los tiene sobre el mundo. Esta pérdida de la visión y los valores ancestrales ha servido para que otros se sirvan y destruyan el territorio rarámuri. Desde la cosmovisión indígena, se observa un conjunto de imposiciones que lejos de hacer que el encuentro entre las culturas genere un verdadero diálogo intercultural, tan necesario en estos tiempos, en los que vemos la devastación de lo que realmente genera vida en las comunidades y no sólo de los rarámuris, sino de todos los pueblos del mundo.

Se sufre la imposición de otra manera de ver el mundo más devastadora de la naturaleza, devastadora de las culturas que proponen alternativas de convivencia, de justicia, economía, educación, de los que se podría aprender que este mundo tiene salvación. Es una serie de procesos impuestos desde contextos culturales ajenos a los pueblos indígenas con la “noble intención de incorporarlos al desarrollo económico, social, cultural, educativo, religioso, etcétera», basados en una relación vertical con la cultura hegemónica, ha hecho y va haciendo mella en la fortaleza cultural de los pueblos, que no comprenden del todo la cultura que domina con sus leyes los territorios y naciones que históricamente hemos vivido en estos espacios.

Aun así, sumamos muchas generaciones siendo lo que somos, viviendo como vivimos, pensando como pensamos, creyendo como creemos y respetando otras culturas y otras creencias.

Valoramos cosas que otros pueblos no comprenderían. ¿Cómo explicar temas que sólo se comprenden desde la vivencia en la milpa, la montaña, la barranca, con los abuelos y la familia en torno a la fiesta? Ha habido un crecimiento en la espiritualidad del pueblo desde una historia diferente a la que se está imponiendo y en un contexto caótico para las comunidades rarámuri, que ya no saben qué va a pasar con su historia.

Ante este panorama de colonización eterna occidental y resistencia venida a menos de las comunidades rarámuri, este pueblo intenta reproducir las maneras que los antepasados nos enseñaron, la convivencia comunitaria, pensando que uno son muchos, que todos se necesitan. No se comprenden de manera individual porque están hechos para la convivencia colectiva. Y hay una valorización de los saberes, pues éstos dan certidumbre de lo que pasará en el tiempo cuando vengan los nietos.

Desde lo personal, todo es de todos aunque exista la propiedad privada y el reconocimiento de la gente de la posesión de bienes. La utilidad de ese bien tiene que ser comunitario. La riqueza es de nadie y la acumulación expulsa del contexto comunitario rarámuri. Por lo tanto la austeridad es de todos, el hambre es de todos, el trabajo es de todos.

Pero también el maíz y los productos de la tierra son de todos, la curación y la medicina son de todos, la fiesta, la historia es de todos, la palabra y la lengua es de todos y la responsabilidad de seguirla fomentando es de todos.
Ser asimilados por la cultura dominante es cada vez más posible por la cantidad de proyectos que han llegado a las comunidades en forma de escuelas, iniciativas conservacionistas y religiosas, cajitas de despensas, ropa, láminas metálicas, pisos de cemento, etcétera. No es que los rarámuris no quieren que se les atienda, como tienen derecho, pero quieren que se les pregunte y se hagan las cosas de acuerdo con sus maneras y tiempos.

La educación contribuye a que se eduquen como necesitan los imperios económicos. Nos enseñan que hay un creador que trajeron desde el otro lado del mundo, aunque este creador ya estaba desde que nació el pueblo rarámuri. En nuestra lengua no existe la palabra dios, existe un padre de todas las cosas.

La resistencia no necesariamente tiene que ser violenta, tiene que estar en la fiesta, en la convivencia, en seguir siendo lo que uno es, en lo que heredaron los abuelos. Este conjunto de saberes es importante para que este mundo siga dando vuelta. Ya que si los pueblos indígenas desaparecen, va a ser mucho más acelerada la devastación mundial.

El mundo se acaba para ellos como pueblos si desaparecen de los lugares donde viven que es donde está mejor conservado el mundo natural, las mayores áreas verdes es donde viven los pueblos indígenas y allí ya están sufriendo la devastación. Los pueblos indígenas son necesarios en este espacio y si no se abren los canales para el diálogo, para la escucha, para la compresión y el respeto del otro, nos va a llevar el tren a todos.

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