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La escritora y colaboradora de La Jornada acaba de publicar su obra Las indómitas

Poniatowska rinde homenaje a mujeres admirables, sus maestras

Hay gran acoso social contra ellas; el atropello es casi cotidiano, deplora

El Nobel a Bob Dylan significa abrir la puertas a quien congrega a la juventud del mundo en torno a sus canciones, opina

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Muchísimas mujeres inteligentes abandonan su carrera o tiran su título al baúl para hacer una vida de entrega a los hijos, al marido, señala Elena Poniatowska, en su casa, con sus mascotas Vais y MonsiFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de octubre de 2016, p. 2

El amor y respeto por mujeres admirables, de quienes aprendió mucho, detonaron Las indómitas, dice la escritora y periodista Elena Poniatowska a propósito de su libro más reciente, con el que rinde homenaje a Josefina Bórquez, Nellie Campobello, Josefina Vicens, Rosario Castellanos, Alaíde Foppa y Rosario Ibarra de Piedra, entre otras.

Las conocí, las amé y sufrí muchísimo su pérdida; Rosario Ibarra todavía vive, pero sufrí muchísimo la pérdida de su hijo, que ella me vino a decir en una marcha, señala en entrevista con La Jornada.

El título de esa obra, publicada por Seix Barral, está inspirado en esa luchadora social y su Museo de la Memoria Indómita.

Rosario es una mujer admirable que luchó como endemoniada. Luchó por otras mujeres y las reunió para que lucharan, relata la colaboradora de La Jornada. “Cuando su hijo Jesús desapareció, le dijeron: ‘Ya le mandamos a hacer su misa’. Ella respondió: ‘¿Cómo que su misa?, ¿qué misa? Nada de misa’.

“Tuvieron la entereza y valentía de hacer una huelga de hambre al lado de Palacio Nacional, afuerita de Catedral; ahí se sentaron, durmieron y estuvieron muchos días, buscando sus hijos, con su grito que ha seguido a lo largo del tiempo: ‘Vivos los llevaron, vivos los queremos’.”

El caso Nellie Campobello, único

Poniatowska (París, 1932) cuenta esas anécdotas en la sala de su casa en Chimalistac, a la vista de un jardín floreciente y la infinitud de sus libros; flanqueada por sus gatos Vais y Monsi, y su perro Shadow, es el centro de un universo de historias y afectos.

La autora de La noche de Tlatelolco menciona que a excepción de libros sobre dos hombres, Guillermo Haro y Demetrio Vallejo, siempre he escrito de mujeres. Toda mi vida me he dedicado a rescatar a las mujeres. Todas ellas son mis maestras. Marta Lamas en cierta manera es mi maestra, como lo fue Alaíde Foppa. La quise infinitamente.

También se refiere a sus pares, las escritoras Josefina Vicens y Rosario Castellanos. “Quise rendirles un homenaje. A Rosario la quise entrañablemente. También a la Peque, Josefina Vicens. Las metí porque es muy fácil que se olvide a las mujeres escritoras en México. También pude haber metido a Elena Garro, porque tengo muchísimo escrito sobre ella, la traté y conocí personalmente; a ella y a su hija, La Chata.

En el caso de Alaíde, al final de su vida, a raíz de que desparecieron sus hijos en Guatemala, decidió luchar por ese país, unirse a los guerrilleros y eso lo supieron en el gobierno; un horrible personaje, Romeo Lucas García, y decidieron matarla, eliminarla totalmente.

El libro incluye un texto en torno a la bailarina y escritora Nellie Campobello. Caso único en el mundo. Una mujer que muere nadie sabe dónde, nadie sabe qué día, porque fue secuestrada y llevada a Tlaxcala, pero eso jamás hubiera sucedido con Martín Luis Guzmán o con cualquier autor de la Revolución Mexicana; ella, además de bailarina, es una autora de esa gesta.

Poniatowska destaca que la mujer siempre es considerada la parte secundaria, la menor. Aquí el voto lo consiguió la mujer bastante tiempo después del hombre y, finalmente, la inteligencia no tiene sexo. Hay muchísimas mujeres inteligentes que abandonan su carrera o tiran su título al baúl para hacer una vida de entrega a los hijos, al marido.

Además, hay muchísimas mujeres que son asesinadas, no sólo las de Ciudad Juárez, sino en el estado de México. Y también hombres. Vivimos en un país en el que la muerte está en el día, incluso aquí en este barrio privilegiado asaltan, violan mujeres. Hay un gran acoso social en contra de la mujer en nuestro país. El atropello es casi cotidiano. También la mofa, la burla y el ninguneo.

Interés por autoras jóvenes

Las indómitas incluye ensayos sobre las soldaderas de la Revolución Mexicana y la situación de las trabajadoras domésticas en América Latina.

En el presente, además de Rosario Ibarra de Piedra y Marta Lamas, Poniatowska reconoce de indómitas a muchísimas mujeres valiosísimas en el país. Hay grandes luchadoras sociales. Las científicas que están en la Universidad Nacional Autónoma de México: la astrónoma Silvia Torres de Peimbert y la bióloga Rosaura Ruiz. Hay una gran cantidad de mujeres fuera de serie.

La premio Cervantes describe su atención en la literatura actual: Me gustan los primeros libros de Valeria Luiselli. Tengo enorme interés por las escritoras jóvenes, por ejemplo hay un libro de Paula Mónaco sobre Ayotzinapa, muy auténtico, porque ella se fue a vivir allá, pasó la Navidad con los padres de los estudiantes desaparecidos. Compartió su vida y su dolor.

En torno a la entrega de los dos recientes premios Nobel de Literatura, a la periodista Svetlana Aleksiévich y al artista Bob Dylan, menciona: Me alegra muchísimo. El de Aleksiévich es una gran alegría, porque es una mujer que está en la vida de su país y en la crítica a Putin y al régimen. Eso es muy valiente. Nadie del régimen la felicitó ni se alegró porque le hubieran dado el Nobel. Y de Bob Dylan, me parece que es abrir la puertas a un hombre que ha congregado a toda la juventud del mundo en torno a sus canciones.