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Pemex, ¿cual ave Fénix?

Nuevo Plan de Negocios

Carstens: viene huracán

L

a tesis oficial es que hay Pemex para rato, pero mientras ese concepto pasa la prueba de fuego –que no es otra que la realidad– la directiva de la ahora empresa productiva del Estado se dedica a cambiar tornillo tras tornillo y tuerca tras tuerca para hacerla financiera y productivamente viable, siempre en uso de las ventajas que le ofrece la reforma energética (¡faltaba más!).

En los hechos, de tiempo atrás Petróleos Mexicanos fue engullido por la voraz maquinaria de la Secretaría de Hacienda (que exprimió y endeudó a la ex paraestatal hasta niveles sin parangón en la industria petrolera internacional), sin que paralelamente construyera una alternativa viable para que el erario no dependiera en grado sumo del ingreso petrolero, ni vigilara el aprovechamiento productivo de dichos recursos.

Y lo anterior no es atribuible sólo a la presente administración, sino que tal práctica acumula más de tres décadas (de Miguel de la Madrid a la fecha), a lo largo de las cuales resultó más que obvio que la vaca cada vez estaba más enferma y escuálida, pero a pesar de ello la ordeña –corrupción incluida– alcanzaba niveles extraordinarios. La cereza, esa sí, se la puso el ex ministro del (d) año, Luis Videgaray, quien, además de succionar y succionar, recortó y recortó el presupuesto a la ex paraestatal, sin detener el saqueo.

Bien lo ha documentado la Auditoría Superior de la Federación: de 1938 (año de la expropiación cardenista) a 1984, el importe total anual de los impuestos, derechos y aprovechamientos pagados por Pemex y sus organismos subsidiarios no tuvo representatividad en relación con el producto interno bruto. A partir de 1985 (con Miguel de la Madrid) comenzó a incrementarse la carga tributaria (a la paraestatal) al igual que la proporción respecto del PIB, al pasar de 0.1 por ciento ese último año a 7.6 por ciento en 2012 y a poco más de 8 por ciento en el comienzo del gobierno peñanietista.

Así es: por un lado saqueaban a la empresa, y por la otra la obligaban a endeudarse hasta la coronilla para cubrir los requerimientos financieros de Hacienda a lo largo de tres décadas (cuyos titulares han sido premiados por el Itam). La muerte financiera de Pemex era más que previsible, pero con más entusiasmo que dosis de realidad ahora nos presumen que, cual ave Fénix, resurgirá de sus cenizas (con todo y Carlos Romero Deschamps, uno de los saqueadores que ayer aplaudió a rabiar).

Desde luego que es más que deseable que ello ocurra, que la ex paraestatal se fortalezca y salga adelante. México la requiere. La duda surge cuando se hace un paseo por sus famélicas finanzas y su cada día más reducida capacidad de producción. Sin embargo, en la Torre de Marina Nacional sostienen que aún hay mucha tela de dónde cortar para materializar tal objetivo.

Y con esa idea ayer Petróleos Mexicanos presentó en sociedad su Plan de Negocios 2016-2021, del que se toman los siguientes pasajes. Va, pues.

Pemex tiene finanzas estables, mejorables pero estables, y alcanzará un superávit primario en 2017; al cierre del año se habrá cumplido con el ajuste de 100 mil millones de pesos (equivalente a 20 por ciento de su presupuesto) anunciado en febrero, e incluso se sobrepasará la meta de ahorro planteada; las acciones del Plan de Negocios se basan en escenarios conservadores y parámetros realistas; con las medidas anunciadas Pemex alcanzará el equilibrio financiero en 2019 y eliminará las pérdidas en el Sistema Nacional de Refinación en 2021; el Plan de Negocios ya está en ejecución y ha logrado avances importantes: la disminución del riesgo de Pemex en 50 por ciento; lanzamiento de las primeras asociaciones estratégicas (bloque Trion en aguas profundas, Ayin-Batsil en aguas someras y campos terrestres de Cárdenas-Mora y Ogarrio), y desincorporación de gasoductos de Chihuahua.

El ajuste presupuestal anunciado en febrero sobrepasará la meta de ahorro planteada, alcanzando 35 mil millones de pesos gracias a las medidas de austeridad, 6 mil millones por arriba de lo programado. En la misma línea, la totalidad del adeudo con proveedores del año pasado está liquidado o se encuentra ya calendarizado, y se llevó a cabo una restructura corporativa, reduciendo 40 por ciento la plantilla de altos mandos de 2015.

Este ambicioso programa de ajuste se encuentra en línea con las medidas implementadas por otras grandes petroleras en el mundo, y el hecho de haberlo cumplido respalda los objetivos y metas planteadas para los próximos cinco años. Paulatinamente, los resultados obtenidos se han traducido en una mayor confianza de los mercados internacionales en el futuro de Pemex. En lo que va del año se ha reducido a la mitad el riesgo de la empresa, se ha incrementado el plazo de vencimiento de la deuda y fue posible regresar a mercados financieros como el japonés, tras muchos años de no participar.

Pemex tiene el reto de ajustar la estructura de costos a un escenario de precios bajos y la oportunidad histórica de utilizar todas las herramientas que le brinda la reforma energética. Derivado del cambio en su marco jurídico, la empresa productiva del Estado puede desarrollar una operación similar al resto de las compañías petroleras del mundo, lo que le permitirá revertir la tendencia de pérdida de los últimos años y compartir riesgos técnicos, tecnológicos y financieros en toda la cadena de valor.

El Plan de Negocios impulsa la formación de alianzas a lo largo de toda la cadena de valor de Pemex, como un mecanismo para incrementar sus inversiones y su eficiencia. Las acciones planteadas permitirán remplazar la declinación natural de la producción de Cantarell para después estabilizarla e incrementarla a mediano plazo, así como hacer eficiente la operación de las refinerías. La estrategia permitirá a Pemex fortalecer su posición actual y seguir siendo la empresa emblemática de todos los mexicanos.

Las rebanadas del pastel

De nueva cuenta el meteorólogo Agustín Carstens salió a dar su pronóstico del tiempo: si Donald Trump gana la presidencia estadunidense, para México sería igual que un poderoso huracán mayor a categoría cinco. En cambio, si el triunfo es para Hillary Clinton, el país estaría mejor (tal vez el impacto del meteoro sería categoría 5 cerrado). De cualquier suerte, y veloz como saeta, el susodicho anunció que junto con el líder innovador (José Antonio Meade) preparamos un plan de contingencia en caso de que el impúdico cuan abiertamente kukluxklanero llegara a la Casa Blanca… Y en espera del huracán, ayer el dólar se vendió en 19.63 micropesitos.

Twitter: @cafevega