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México SA

Economía: no más de 2.1%

Tormentas en 2016 y 2017

Dos huracanes: ¿cuál va?

S

i las cosas terminan bien –es decir, que el famélico comportamiento económico se mantenga como hasta ahora–, México cerraría 2016 con un crecimiento a duras penas de 2.1 por ciento, lo que confirmaría –por si a estas alturas alguien lo duda– que con reformas o sin ellas el problema de la economía nacional es estructural y no coyuntural, como aseguran en el gobierno.

Así, con una coyuntura que se ha prolongado 34 años, y contando, el de Enrique Peña Nieto sería el sexto sexenio consecutivo en el que todo cambió para no cambiar nada. Y en más de lo mismo, el ya cercano cierre de 2016 muestra que los de por sí delgados alfileres de los que pende la economía nacional muy cerca están de dar de sí.

Entonces, si el pronóstico resulta correcto, consumidas las dos terceras partes del sexenio que prometió mover a México la tasa anual promedio de crecimiento alcanzaría la estratosférica proporción de 1.95 por ciento. Ello, desde luego, sin considerar la posibilidad –todo indica que lejana– de nuevas tormentas en 2017 y 2018, sean políticas, económicas o sociales.

En el balance, como apunta Consultores Internacionales, 2016 “se ha caracterizado por la conjunción de fenómenos económicos y políticos que impactan el desempeño económico mundial, generándose un ambiente nebuloso que anuncia tormenta. Por un lado, la economía estadunidense, que a pesar de sus problemas internos sigue siendo el principal mercado y es factor determinante del desempeño de las economías emergentes –especialmente las altamente ligadas a su industria como la china y la mexicana, cuyas exportaciones manufactureras se han aletargado incluyendo al sector automotriz–, sigue sin despuntar señalando un crecimiento económico moderado, pero sobre todo una clara advertencia de que la efectividad de la política monetaria acomodaticia está llegando a sus límites”.

En su más reciente análisis (Cierre bajo tormenta), Consultores Internacionales advierte que el crecimiento económico claramente insuficiente de Estados Unidos contrasta con las señales de mejoría en el mercado laboral, lo que ha puesto en disyuntiva a la Reserva Federal sobre su esperada, y en varios mercados ya descontada, decisión de elevar su tasa de interés de referencia, la cual ha pospuesto en variadas ocasiones pero que indefectiblemente realizará en su reunión de diciembre. La dilación ha creado una fuerte incertidumbre financiera, lo que ha fortalecido al dólar ante la mayoría de las monedas, destacando en especial el peso mexicano, cuya depreciación (al mayoreo) alcanzó en septiembre hasta 15 por ciento.

Desde mayo de 2015 la inflación general se ha colocado por debajo del objetivo del Banco de México. Sin embargo, y a pesar de que la institución ha cuidado como a la niña de sus ojos esta condición, la desaparición de los factores que indujeron a la reducción de niveles, en particular los menores precios en tarifas energéticas y de las telecomunicaciones, contrapuestos por el incremento de los costos de los combustibles, amén del traspaso de la depreciación vía la importación de insumos, se pronostica que la inflación retorne a los techos de la banda de objetivo, y cierre este año en 3.3 por ciento anual.

Otro fenómeno económico que ha condicionado el desempeño de las economías emergentes proveedoras de estos insumos, anota Consultores Internacionales, es la caída en los precios de las materias primas, resaltando el del petróleo. La combinación de baja demanda y elevada oferta, amén de decisiones políticas de los principales productores, auguran que los precios se mantendrán todavía bajos durante un buen tiempo. Esta situación ha influenciado destacadamente a la economía mexicana.

A lo largo de 2016 la autoridad hacendaria decretó dos recortes presupuestales, que en conjunto significaron 164 mil millones de pesos, a pesar de que se contó con las pertinentes y oportunas coberturas del precio de exportación y los recursos excedentes del Banco de México. No obstante, ello no ha evitado que para el presupuesto de 2017 se contemple establecerlo a un nivel aún más bajo, enfocado sobre todo a evitar que la deuda pública siga creciendo, la cual ha llegado a significar 50 por ciento del PIB, lo que en otras circunstancias de mayor bonanza se podría considerar sostenible, pero ante el ambiente de incertidumbre y volatilidad no es recomendable.

En temas de consumo e inversiones, apunta Consultores Internacionales, la impunidad, la inseguridad y la violencia se han conformado un coctel explosivo que ha golpeado la confianza de los consumidores y de las empresas. El rango de acción de inversión productiva pública y el estancamiento de la privada, aunado al débil dinamismo en el consumo, ha llevado a que el comportamiento del producto nacional registre episodios complicados, condición que no parece mejorará significativamente en el resto del año, por lo que el pronóstico de crecimiento del PIB se continúa ajustando a la baja, dejándolo por el momento en niveles de 2.1 por ciento anual, ello sin tomar aún en cuenta los resultados de las elecciones en Estados Unidos.

Los retos para impulsar un mayor crecimiento en 2017 son sin duda formidables, concluye la citada consultoría. La reactivación del mercado interno está en función de que, por un lado, se logre un mayor dinamismo económico, producto del impulso que daría una inversión nacional más consistente, capaz de generar empleos mejor pagados, lo que requiere una política económica e industrial efectiva. Por otro, de una mayor confianza en las instituciones, de un combate decidido a la impunidad que da origen a la corrupción y de la disminución en los niveles e inseguridad. Por su parte, el mercado externo requiere, además de una mejoría más sólida en la economía estadunidense, que los motores se enciendan en sectores claves, lo cual necesariamente deberá pasar por la anunciada revisión de los alcances del TLCAN, que sin duda buscará aplicar el próximo presidente de Estados Unidos. Es necesario, pues, empezar a prepararnos para tal suceso y llegar a las negociaciones con un espíritu nacionalista.

Las rebanadas del pastel

Llegó el tan esperado día. ¿Cuál de los dos huracanes categoría 5 ganará? (el término es del meteorólogo Agustín Carstens) ¿Trump o Clinton? El voto hispano será determinante, pero en cualquiera de los casos los paisanos no deben esperar mayores beneficios… Y por una velita más en su pastel, va un enorme abrazo a mi adorado Adrián.

Twitter: @cafevega