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EU: lo que viene

No hay duda, el muro se construirá, la pregunta es quién paga: equipo del republicano

Cordiales, Trump y Obama preparan la transición en la Casa Blanca

Tras el encuentro el magnate fija prioridades: seguridad fronteriza, economía y reforma de salud

El presidente electo acude al Capitolio para reunirse con los líderes del Senado y la cámara baja

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Michelle Obama mostró ayer a Melania Trump la que será su residencia mientras sus respectivos esposos hablaban sobre la transición de gobierno. Ambas conversaron en la Sala Oval Amarilla de la Casa BlancaFoto Xinhua/Casa Blanca
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 11 de noviembre de 2016, p. 29

Nueva York.

Donald Trump entró por primera vez como presidente electo a la Casa Blanca para reunirse con el presidente Barack Obama, mientras impulsaba planes para desmantelar el legado de su anfitrión e indicaba que entre sus prioridades inmediatas al asumir el máximo puesto del país está la seguridad fronteriza.

Después de meses de acusarse mutuamente –Obama afirmó que el magnate era un hombre especialmente descalificado para asumir la presidencia, y el republicano sostuvo que Obama era el peor presidente que haya habido jamás y un incompetente, además de promover durante años la idea de que no era estadunidense–, ambos posaron para la foto obligatoria mientras intercambiaban palabras cordiales.

Obama afirmó que fue una conversación excelente, después de la sesión privada de 90 minutos entre los dos en la Casa Blanca. Subrayó: vamos a hacer todo lo que podamos para ayudarlo a tener éxito, porque si usted tiene éxito, el país tendrá éxito. El próximo ocupante dijo que fue un gran honor estar con usted, y comentó a los medios que Obama era un buen hombre y que espera trabajar con él y solicitar su consejo.

Trump, en las tomas ante las cámaras, estaba sentado en la Oficina Oval con el presidente y justo detrás estaba un busto del reverendo Martin Luther King Jr. (algunos comentaron sobre ello, ya que grupos supremacistas blancos han festejado su elección).

A la próxima primera dama Melania Trump –la segunda en la historia del país que nació en el extranjero– le fue mostrada su futura casa por Michelle Obama, la mujer a la cual robó parte de su discurso en la Convención Republicana.

Poco después Trump fue al Congreso para reunirse con el líder del Senado, Mitch McConnell, y el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, ambos, hombres que habían criticado al candidato durante su campaña e indicado que no compartían algunas de sus opiniones y condenado su comportamiento con las mujeres. Pero hoy todo parecía como si nadie hubiera insultado a nadie entre este trío que controlará el monopolio republicano de dos –y próximamente tres– ramas del gobierno federal.

Al concluir sus reuniones en el Congreso, Trump anunció en un comentario breve con medios que sus tres prioridades inmediatas como presidente son la seguridad fronteriza, la economía y la reforma de salud (o sea, anular la de Obama). Muchas prioridades realmente grandes. La gente estará muy, muy feliz. Agregó: “estamos muy enfocados en la inmigración, vamos a ver lo de las fronteras… lo de salud y los empleos”.

McConnell y Ryan expresaron entusiasmo en proceder rápidamente con esfuerzos para anular la reforma de salud y regulaciones sobre el sector privado, entre otras iniciativas favoritas de los republicanos que ahora podrán promover en conjunto con Trump en la Casa Blanca.

Aunque Trump no empleó la palabra muro al referirse a la seguridad fronteriza, un integrante del su equipo de transición sobre el tema migratorio, Kris Kobach, secretario de Estado de Kansas, afirmó a una estación de televisión ahí que no hay duda de que el muro será construido; la única pregunta es qué tan rápido se hará y quién paga, reportó el Washington Post.

Kobach es uno de los autores de la ley antimigrante en Arizona, y ha guiado decenas de medidas antimigrantes a nivel estatal y local por todo el país. Alex Padilla, secretario de Estado de California, escribió que la selección de Kobach para el equipo de transición sobre migración representa una amenaza para comunidades minoritarias por todo el país, y afirmó que su presencia envía un mensaje profundamente preocupante que telegrafía un asalto inminente a nuestros derechos colectivos al voto y los derechos civiles, reportó Los Ángeles Times.

No se sabe si Trump cumplirá con alguna versión de su promesa durante la campaña de empezar a deportar de manera masiva a inmigrantes indocumentados criminales y anular las órdenes ejecutivas de Obama que otorgan protección limitada a millones de jóvenes indocumentados (conocida como DACA), y otra para extender esa protección temporal a sus padres.

Por otro lado, en lo que se percibe como uno de los pasos políticos más importantes como resultado de esta elección, Trump y el Senado republicano estarán seleccionando e instalando un nuevo juez en el puesto vacante en la Suprema Corte, lo cual tendrá amplias repercusiones para el futuro (son puestos vitalicios). Su primer impacto podría ser proceder a revertir el fallo histórico conocido como Roe v Wade, que legalizó el aborto, y que la derecha ha buscado anular durante décadas.

El equipo de transición prepara el escenario para que desde el primer día de la nueva presidencia, se vea que Trump llegó para cambiar Washington, y hay indicaciones de que el tema de migración estará entre los primeros sobre los cuales desea actuar.

Entre otras expectativas por sus posiciones como candidato están su promesa de renegociar o abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cancelar el acuerdo nuclear con Irán e impulsar medidas para vigilar cómo frenar el ingreso de musulmanes a este país.

La lista de otras iniciativas impulsadas por Obama que ahora estarán en riesgo, si es que Trump procede a cumplir sus promesas, incluyen la posibilidad de cancelar el recién firmado acuerdo de París sobre cambio climático (está ratificado sólo por orden ejecutiva) y suspender prohibiciones y regulaciones al sector energético.

Más aún, podría frenar la normalización de relaciones con Cuba y ampliar la base de Guantánamo. A la vez, Trump y sus aliados han hablado durante meses de su intención de anular normas ambientales y laborales, pero también podrían reducir o eliminar una serie de medidas que afectarán los derechos civiles, la libertad de expresión (sobre todo el candidato lanzó amenazas contra algunos medios) e incluso autorizar el uso de la tortura.

Por el momento, el nuevo juego que ahora obsesiona a la cúpula es la composición del nuevo gabinete (además de aproximadamente 4 mil nombramientos políticos en las próximas semanas). Hay decenas de figuras que están en consideración, pero se supone que los cientos de altos funcionarios y otros veteranos de gobiernos republicanos que firmaron declaraciones de nunca Trump y hasta de apoyo a Hillary Clinton no estarán entre los nuevos empleados.

Por lo menos dos figuras reconocidas de Wall Street se están contemplando para secretario del Tesoro, algo que está tranquilizando al sector financiero, además de sus expectativas de que algunas de las propuestas económicas de Trump prometen oportunidades atractivas para diversos sectores empresariales, sobre todo en los sectores energético, farmacéutico y de construcción, entre otros.

Mientras tanto, el optimismo prevaleció en Wall Street, donde la bolsa gozó de una alza por segundo día consecutivo, cerrando en su más alto nivel.

Y no pocos políticos, expertos y periodistas comentaron que a lo largo del día en Washington las imágenes de Trump en la Casa Blanca y el Congreso para preparar su mandato eran casi impensables en el país hace sólo 48 horas.