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En las exequias del caricaturista surgió la idea de dedicar un museo a su vasto legado

Naranjo era capaz de contener el mundo en un pequeño cartón

Estuvo activo hasta el último momento; trabajaba en un libro que se publicaría en 2017, expresó Éricka Martínez, su viuda

Siendo pintor prefirió dar voz a la sociedad: Magú

Era impecable en todos los sentidos; el mejor de todos los tiempos: Antonio Helguera

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Los restos de Naranjo fueron cremados ayer por la noche. Hasta el momento se desconocía cuál sería su destino finalFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de noviembre de 2016, p. 2

Hablar del caricaturista Rogelio Naranjo es referirse a un hombre que se mantuvo activo hasta el último momento de su vida, según su viuda, Éricka Martínez, quien contó que, a la par de sus colaboraciones periodísticas cotidianas, el monero, fallecido el viernes pasado, trabajaba en un libro que sería publicado en 2017 en homenaje por sus 80 años de edad.

Pocos son los detalles del volumen, lo único que pudo precisar la artista visual es que en el proyecto están involucrados el diseñador Ricardo Magallanes y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución a la que el caricaturista entregó en donativo un acervo de su obra de más de 10 mil 200 piezas, en 2011. Incluso, en la ceremonia fúnebre se planteó la idea de crear un museo con ese material.

Las exequias de Rogelio Naranjo tuvieron lugar este sábado en una conocida agencia funeraria de la capital del país ubicada en Sullivan. Las primeras horas de la mañana transcurrieron de manera tranquila, sólo con la presencia de familiares, amigos y colaboradores cercanos.

Después del mediodía comenzaron a llegar personajes de la vida pública nacional, entre ellos el ex rector de la UNAM y actual secretario de Salud del gobierno federal, José Narro Robles, y el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez.

Conoció como pocos los misterios de la línea

También acudieron algunos de sus colegas y amigos moneros, entre ellos Bulmaro Castellanos (Magú), Antonio Helguera y José Hernández, colaboradores de La Jornada, y Ángel Boligán, así como varios periodistas, entre ellos, el director de la revista Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda.

Los restos de Naranjo fueron cremados por la noche en la misma agencia funeraria y aún se desconoce cuál será el destino de las cenizas, aunque lo más probable, adelantó la viuda, es que les sean entregadas a los hermanos del maestro.

No tuvo un deseo especial, nunca pensaba en eso, agregó Éricka Martínez en breve entrevista. Rogelio siempre se mantuvo muy activo, dibujando, haciendo libros o exposiciones. Ahora trabajaba en un libro homenaje por sus 80 años, pero apenas lo estaba planteando. Se quedó muy satisfecho, porque fue muy homenajeado en vida, como merecía.

Entre quienes impulsaron la propuesta de crear un museo para la vasta obra del caricaturista se encuentran los artistas visuales Marisa Lara y Arturo Guerrero, quienes resaltaron que Naranjo conoció como pocos los misterios de la línea y, por tanto, podía dibujar lo que quería.

En un pequeño espacio, en un pequeño cartón, era capaz de contener el mundo de manera crítica, resaltaron.

El suyo es un dibujo artístico con reflexión política. La calidad de su metáfora visual es tan intensa que indiscutiblemente forma parte del legado artístico del país. Pensamos, entonces, que ya es momento de que tenga un museo, para que las nuevas generaciones conozcan su valiosa obra.

José Narro Robles definió a Rogelio Naranjo como hombre de gran talento, generoso y entrañable. Recordó que durante su gestión al frente de la UNAM el artista donó a esa institución educativa sus primeros 10 mil 200 dibujos, además de que se realizaron dos exposiciones de su trabajo, una en Ciudad Universitaria y la otra en el Centro Cultural Tlatelolco.

Como observador de la escena nacional, Rogelio es un personaje que en las décadas recientes estuvo muy cerca de la vida del país y reflejó con ironía, humor, gusto, inteligencia, sabiduría y trazos finísimos, con un dibujo extraordinario, una parte de nuestra realidad, una visión de los problemas de México y de la vida pública, social y colectiva, agregó el funcionario.

Es uno de los grandes de la caricatura, uno de los grandes del dibujo, porque sus trabajos son caricaturas-dibujo; uno de los grandes del periodismo, uno de los grandes de la aportación intelectual y un hombre con una extraordinaria sensibilidad, con una maravillosa y adorable modestia. Fue alguien sencillo, generoso, maravilloso. Nos va a hacer mucha falta a los lectores, observadores y analistas.

El presidente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, lo consideró icono de la caricatura política en México, así como escuela en esa especialidad.

Los caricaturistas generan editoriales y Rogelio va a trascender en la historia de este país por los mensajes de su crítica social, por ese sentimiento de pensar siempre en favor de los menos favorecidos, dijo.

Siempre fue enriquecedor escucharlo, conocer su pensamiento, ver su preocupación por Mexico. Rogelio deja un hueco difícil de llenar, pero también una escuela que, estoy seguro, permitirá siempre recordarlo y reconocerle sus merecimientos.

Magú, en tanto, resaltó que Naranjo tuvo la gran fortuna de ser reconocido en vida, por la trascendencia y el significado que ha tenido para la caricatura política mexicana.

“Para mí fue el competidor más reñido que tuve. Traté siempre de ser un dibujante como él, aunque no pude serlo. Es increíble la escuela que nos dejó en cuanto al respeto por su profesión, a la que a veces confundimos con política. Pensamos erróneamente que hacer cartones es decir una opinión política y que con eso cumplimos, que no importa que el mono nos salga de lo más feo. Naranjo deja un listón muy alto, ya no se diga para tratar de superarlo, sino para llegarle siquiera a los talones.

Él, siendo artista, optó por aplicar el arte, su talento, en aras de un mejor país. Lo aplicó a la política social, al tratar de dar voz a la sociedad mediante su fino dibujo. Pudo haber sido gran pintor, dibujante, y pasar a la fama tan sólo por ese talento, pero no, decidió usarlo en la crítica social.

Nadie como él criticó y exhibió la hipocresía del poder: Hernández

Helguera expresó que Naranjo es el mejor caricaturista mexicano de todos los tiempos, que logró condensar toda la tradición de la caricatura mexicana y todo el talento de los caricaturistas mexicanos en su persona y en su trazo.

Era un caricaturista impecable en todos los sentidos: impecable en su dibujo, en su tino político y en su sentido del humor. Tuve la oportunidad de entablar amistad con él; sufríamos del mismo dolor, porque le íbamos al Cruz Azul. Recuerdo que la última vez que el equipo se coronó campeón, en 1997, vimos el partido en su casa.

El monero de La Jornada también resaltó el maravilloso trazo de Naranjo. Dijo que no se puede perder de vista “su congruencia política. Siempre sostuvo su posición de izquierda, siempre fue congruente con sus ideas y sus cartones, siempre fueron extremadamente precisos e incisivos, de las cosas más difíciles del caricaturista político.

José Hernández señaló que caricaturista de revistas como Proceso, fue el gran maestro de la ironía. Nadie como él criticó y exhibió la hipocresía del poder político, empresarial y eclesiástico. Es común hablar de su extraordinario dibujo y de sus líneas, pero más allá de eso, Naranjo es el gran maestro de la ironía y un ejemplo de congruencia y honestidad periodística.

Para Gonzalo Rocha, Naranjo es uno de los grandes maestros de su generación. “El primero es Rius, el gran divulgador, el gran historietista de los Supermachos, el creador de ese microcosmos, y los otros dos son parecidos y distintos a la vez, Naranjo y Helioflores, dos grandes dibujantes, dos grandes gráficos. La diferencia es que Rogelio es muy artesanal: el original de su trabajo es igualito a lo que ves reproducido. El trabajó sus cartones de esa manera y nunca quiso cambiar la fórmula, mientras Helioflores es más gráfico, piensa más en el cartón impreso que en el original, en cambio el dibujo entintado que hacía Naranjo era una pieza original. Hacía un trabajo muy minucioso”.

Condolencias de Peña Nieto y López Obrador

En redes sociales, el presidente Enrique Peña Nieto lamentó la muerte del caricaturista mexicano, de quien reconoció su ingenio para ejercer la libertad de expresión.

En su cuenta de Twitter escribió: Mi más sentido pésame a los familiares y compañeros del gran caricaturista político Rogelio Naranjo.

Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional de Morena, también expresó sus condolencias. En su cuenta de Twitter escribió: “Lamento el fallecimiento de Rogelio Naranjo, inteligente y digno, gran maestro de la caricatura como los periodistas del Hijo del Ahuizote”.

Naranjo, quien incursionó en la caricatura en 1965 en El Gallo Ilustrado, suplemento del periódico El Día, nació en Morelia, Michoacán, en 1937. Estudió pintura en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Desde niño descubrió su afición por el dibujo y los monitos de los domingos como Ivanhoe, El Príncipe Valiente y Mandrake el Mago, que leía en los periódicos y lo inspiraron a realizar sus primeras historietas.

En 2008, el artista fue galardonado con el premio de caricatura La Catrina que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara; ahí recordó: en la escuela siempre me trataban de burro porque reprobaba todas las materias. Ojalá me viera ahora aquí mi familia, que hasta me aplauden. Veo que no fui un total fracaso. También compartió que sus profesores le pedían que les hiciera los dibujos y mapas para dar sus clases.

El artista que prefirió la caricatura sobre la pintura; decía: “si hubiera sido alguien como David Alfaro Siqueiros o Diego Rivera, a lo mejor me habría dedicado a la pintura, pero un día dije: ‘A volar, esto no sirve, ¿a quién le interesa?’”

Estaba convencido de que la pintura no toca asuntos que son importantes para la vida política en México y nunca se arrepintió de abandonar ese arte que le gustaba mucho. En los viajes a Europa disfruto ir a galerías y museos; paso el día entero en ellos, porque me gusta, pero desde que descubrí la caricatura ya no puedo regodearme en la comprensión estética de la pintura, dijo el caricaturista en la presentación de la muestra Vivir en la raya: el arte de Rogelio Naranjo, que se montó en el Centro Cultural Tlatelolco en 2013.

Naranjo provocó la indignación de los presidentes José López Portillo y Miguel de la Madrid. Al artista le gustaba la caricatura como elemento de lucha y como forma de comunicarse con las personas.

En 1968, el caricaturista dejó de pintar, porque descubrió que la prensa es lo más práctico para usarse como tribuna, desde donde se pueden lanzar ideas políticas, morales, de todo tipo, incluso para cuando se presenta la oportunidad y hay que atacar las medidas que toma de repente un secretario de Estado o un presidente.

El escritor Carlos Monsiváis (1938-2010) en su texto El profeta que acierta, leído en 2006 con motivo de la presentación del libro Me van a extrañar, del caricaturista político, señaló que la obra de Naranjo asombra siempre, porque nos indica el camino para razonar y mantener el espíritu crítico, sin perder el gusto por la forma artística y el placer renovado del sentido del humor.

Rogelio Naranjo, Premio Nacional de Periodismo en 1991, colaboró en revistas como La Garrapata, de la cual fue miembro fundador; también en el suplemento La Cultura en México del semanario Siempre!, y en varias publicaciones mexicanas y extranjeras, entre ellas ¿Por qué?, Rino, Mar y Pesca, Mundo Médico, Oposición, Crítica Política, Proceso y Boletín de Puerto Rico Libre, así como en revistas para caballeros, en las que hace gala de erotismo sutil y divertido.

Algunas de sus ilustraciones han acompañado cuentos infantiles como La abeja haragana, de Horacio Quiroga, e incluso libros de texto gratuitos de la Secretaría de Educación Pública, así como la propaganda política del Partido Mexicano de los Trabajadores.

El trabajo de Naranjo es muy vasto e incluye una variedad de asuntos que en conjunto perfilan el retrato de la realidad mexicana en todos sus aspectos.