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La Muestra

Magallanes

Foto
Damián Alcázar en un fotograma de la cinta
U

na redención azarosa. Harvey Magallanes (Damián Alcázar), un ex soldado quien en los años 80 combatió a la insurgencia armada en Perú, es el personaje taciturno y misterioso cuya ocupación central consiste ahora en ser el chofer de su antiguo superior, el coronel Rivero (Federico Luppi), un anciano muy hermético que padece Alzheimer.

En sus ratos libres, Magallanes opera el taxi de un amigo y su vida transcurre sin grandes incidentes, siempre en una morosidad completa. Su encuentro fortuito con Celina (Magaly Solier), una pasajera a la que reconoce como una antigua víctima de vejaciones y abusos sexuales en tiempos de la dictadura militar, lo sume en un doloroso conflicto interior.

El asunto de Magallanes, primer trabajo como realizador del comediante peruano Salvador del Solar, y coproducción con Colombia y México, procede de La pasajera, novela corta de su compatriota Alonso Cueto, y plantea su trama como una combinación de melodrama social y thriller político con la memoria histórica y las dificultades del perdón como principales ejes temáticos.

No es un azar que la memoria sea el punto clave de Magallanes: en efecto, el militar responsable máximo de los abusos, la pierde irremediablemente y naufraga en un estado cercano a la demencia senil; su colaborador y esbirro, ahora solícito ayudante, padece la tortura del remordimiento y de los recuerdos; la joven víctima la revive bruscamente al identificar al cómplice de su verdugo, con quien su suerte se ve ahora irónicamente entrelazada.

Sin llegar al juego de masacre que representó la obra de Ariel Dorfman La muerte y la doncella, de 1990, con vigorosa adaptación fílmica de Roman Polanski (1994), Magallanes explora con agilidad narrativa el tema de la culpa y el apremio de una revancha reparadora, pero el mérito de esa intensidad recae mucho más en el juego de magníficos actores (Damián Alcázar y Magaly Solier, intérprete también de Madeinusa y La teta asustada, ambas cintas de la peruana Claudia Llosa que en las virtudes intrínsecas de un guión más próximo al modelo y fórmulas de un thriller estadunidense que a la exploración de la complejidad sicológica y moral que imponía un tema tan poderoso.

Centrarse en el conflicto del personaje central sin una ilustración concisa y directa del clima de terror generalizado que vivió un país devastado por la violencia terrorista de Sendero Luminoso y del autoritarismo militar que la combatió sólo puede dejar grandes lagunas en el relato.

La opción del director parece haber sido efectivamente interesarse sobre todo en la conflictiva relación de Magallanes y la joven Celina, pero, en ese terreno delicado de la persistencia de la culpa y de una redención imposible, la cinta sólo tiene, como respaldo seguro, la solvencia de sus actores principales, y eso, con ser mucho, no llega a ser suficiente.

Magallanes se exhibe hoy en la sala 2 de la Cineteca Nacional, a las 12 y 18 horas.

Twitter: @Carlos.Bonfil