México vive momentos difíciles en el tema de discriminación, acción que ha permanecido oculta durante años y es eje de los grandes problemas nacionales, afirmaron los presidentes de las comisiones nacionales para Prevenir la Discriminación (Conapred), Alexandra Haas Paciuc, y de los Derechos Humanos (CNDH), Luis González Pérez.

Reprobaron los homicidios de personas trans y que la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados votara contra la iniciativa presidencial que proponía elevar a rango constitucional los matrimonios entre personas del mismo sexo.

La discriminación es un fenómeno social que vulnera la dignidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas. Ésta se genera en los usos y las prácticas sociales entre las personas y con las autoridades, en ocasiones de manera no consciente, señalaron.

Al respecto, Haas Paciuc señaló que la exclusión se ha mantenido al margen de la discusión pública. Los reciente asesinatos de personas trans; el matrimonio igualitario y el contexto internacional, con la reciente elección en Estados Unidos, nos obliga a pensar y repensar la segregación desde otro punto de vista.

El ombudsman aseguró que la CNDH seguirá trabajando en favor de la equidad mediante el matrimonio igualitario. No compartimos la decisión que adoptaron los diputados de no atender la iniciativa presidencial que permitía dar la base constitucional, precisamente para hacer efectivo un principio de no discriminación y respeto a la igualdad de las personas.

En la entrega de premios Rostros de la discriminación Gilberto Rincón Gallardo 2016, que otorgó el Conapred en acto celebrado en el Museo Tamayo, González Pérez condenó las agresiones y homicidios contra personas transgénero. Debemos reflexionar y tener conciencia, sobre todo las autoridades, pero también la sociedad, sobre el principio de la tolerancia.

Recordó que construir instituciones con una visión de respeto de los derechos humanos es misión permanente del Estado, tarea que engloba la responsabilidad social y una práctica ética demostrada, que haga suya la causa de los derechos humanos y de su defensa irrestricta.