19 de noviembre de 2016     Número 110

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

El Pago por Servicios Ambientales para el Manejo Integrado del Territorio (Pasmit)

Lucía Madrid Ramírez Coordinadora Regional del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, AC

El pago por servicios ambientales para el manejo integrado del territorio es un mecanismo operado por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, AC y la Unión de Ejidos Emiliano Zapata, en la cuenca Amanalco-Valle de Bravo, en el Estado de México. Se trata de un mecanismo que reconoce y promueve el manejo activo y ordenado de los territorios, que hacen los ejidos y las comunidades de manera colectiva e integrada.

A diferencia de otros esquemas convencionales de Pago por Servicios Ambientales (PSA), el Pasmit no busca pagar por el costo de oportunidad de la tierra, porque no pretende ser un pago por mantener la tierra improductiva o por dejar de convertir un uso de suelo a otro. Al contrario, este PSA busca contribuir a solventar los costos adicionales de sí hacer, es decir, de manejar mejor la agricultura, manejar mejor los bosques, los suelos, el agua y la biodiversidad. Así, se promueve el mejoramiento de los sistemas productivos para desarrollar los medios de vida campesinos al tiempo que se conserva el capital natural. Dicho de otro modo, es un pago por generar paisajes rurales prósperos y sustentables, y así proveer mejores servicios ambientales tanto a la población local como a las poblaciones del centro del país.

El Pasmit se desarrolla a partir de un enfoque de paisajes, es decir desde un entendimiento de las interrelaciones que existen entre los bosques, las tierras agrícolas, los pastizales y la diversidad de usos de suelo que hay en un territorio. Desde este enfoque, se entiende que los servicios ambientales dependen de las estrategias de manejo de la diversidad de recursos naturales y sistemas productivos de un territorio. Por lo tanto, el Pasmit contribuye a financiar los costos de las acciones de manejo integrado y sustentable del territorio realizadas por los ejidos y las comunidades que mejoran efectivamente la provisión de servicios ambientales en la cuenca.

La subcuenca Amanalco-Valle de Bravo y sus servicios ambientales. Los servicios ambientales, también conocidos como servicios ecosistémicos, son los beneficios provistos por los ecosistemas naturales (como los bosques, las selvas, los matorrales, etcétera), o por aquellos construidos por las personas (parques urbanos, agroecosistemas, presas, entre otros) que garantizan el bienestar de los seres humanos y cuya provisión depende de la funcionalidad de estos ecosistemas y del manejo que les den los seres humanos para conservar e incluso mejorar estas funciones.

La cuenca Amanalco-Valle de Bravo es una subcuenca de la cuenca del Río Cutzamala, y se encuentra al poniente del Estado de México. Abarca una superficie total de 61 mil 593 hectáreas. La componen principalmente los municipios de Amanalco y Valle de Bravo, y superficies menores de los municipios de Donato Guerra, Villa de Allende, Villa Victoria, Temascaltepec y Zinacantepec.

Esta subcuenca es de especial importancia por los servicios ambientales que brinda tanto a los habitantes del Estado de México como a la Ciudad de México. Entre ellos podemos mencionar:

  • Provisión de agua de calidad. La cuenca provee casi la mitad del agua del Sistema Cutzamala, es decir aproximadamente el diez por ciento de toda el agua que llega a la Ciudad de México y su zona metropolitana.

  • Provisión de recursos forestales maderables y no maderables. La cuenca tiene más de 35 mil hectáreas de bosques que proveen materias primas como madera, leña, hongos y plantas.

  • Captura de carbono. Los bosques de la cuenca capturan en promedio 208 mil 410 toneladas de CO2 por año, el equivalente a lo emitido por 83,364 autos, contribuyendo así a mitigar el cambio climático.

  • Belleza escénica. Los paisajes de la cuenca convocan a más de 200 mil turistas al año, dejando una derrama económica de aproximadamente 250 millones de pesos anuales.

  • Hábitat de la mariposa Monarca y otros cientos de especies de flora y fauna.

Desafortunadamente, en los años recientes, la cuenca Amanalco-Valle de Bravo ha ido sufriendo un proceso de des-ruralización ligado a procesos de degradación ambiental y degradación de los medios de vida campesinos y de la organización comunitaria. El alto valor de la tierra en el municipio de Valle de Bravo ha provocado que ejidos y comunidades vendan su patrimonio y que las parcelas agrícolas y los bosques se conviertan al uso urbano y turístico. Además, el crecimiento poblacional ha ido llevando a la fragmentación de la tierra y actualmente la mayor parte de las familias campesinas jóvenes no cuenta con tierra suficiente para poder sembrar y vivir del campo. Aunado a esto, los ejidos y las comunidades se han ido debilitando justamente ante la venta de sus tierras y las pocas posibilidades de desarrollar actividades productivas en colectivo.

Estos procesos de cambio de uso de suelo de agrícola a urbano y la transformación de las actividades económicas anteriormente rurales han incrementado la presión sobre los recursos naturales, especialmente sobre el agua. Además, las prácticas deficientes de manejo en los diversos sistemas productivos han abonado al deterioro de los recursos naturales. Esto ha provocado la degradación de los servicios ambientales de la cuenca, de los cuales dependen directamente las familias campesinas de la región y los cinco millones de personas que reciben agua del Sistema Cutzamala. Dicho deterioro se puede observar en los altos índices de erosión del suelo (22 por ciento de la cuenca con intervalos de erosión hídrica mayores a las 50 toneladas por hectárea al año, según datos del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, IMTA, 2004), la disminución de la calidad del agua (por causa de basura, aguas residuales, agroquímicos y sedimentos), el azolvamiento y eutrofización de la presa Valle de Bravo, los daños ocurridos a la infraestructura hidráulica de la cuenca a causa de arrastres de material orgánico y basura y la disminución de la productividad de los terrenos agrícolas con el consecuente abandono de múltiples parcelas.

A pesar de la problemática anterior, existen ejidos y comunidades al igual que familias campesinas que han continuado haciendo un esfuerzo por manejar de forma sustentable los bosques y las tierras, y es gracias a ellos que se conserva el capital natural de esta cuenca, que aún sigue generando beneficios a millones de mexicanos.

El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible se ha comprometido con la Unión de Ejidos Emiliano Zapata a desarrollar un instrumento que contribuya eficazmente a la gestión comunitaria del territorio por medio de un esquema que:

  • Se financie a partir del pago de los usuarios de los servicios ambientales, y así promueva la corresponsabilidad para el manejo de los recursos naturales.

  • Promueva el manejo activo y sustentable de los recursos naturales.

  • Se conforme como un modelo de intervención territorial replicable que genere aprendizajes para el diseño de políticas públicas.

El objetivo del Pasmit es financiar e incentivar a los propietarios del territorio en la parte alta de la cuenca para la realización de acciones de gestión sustentable de los recursos naturales y los recursos colectivos, que contribuyen a mejorar la calidad de los servicios ambientales de la cuenca. Las principales características de este mecanismo son:

  • Cuenta con un enfoque de manejo integrado de paisajes.

  • Fortalece la gobernanza comunitaria.

  • Contribuye a alinear los programas públicos a los planes ejidales/comunales de manejo territorial.

  • Impulsa la economía local y los sistemas productivos comunitarios.

  • Es incluyente con los diversos grupos de las comunidades (mujeres, jóvenes, avecindados, ejidatarios/comuneros, etcétera).

  • Mejora efectivamente la base de recursos naturales y la provisión de servicios ambientales tanto para las poblaciones locales como para el centro del país.

  • Abre opciones para mantener las formas de vida y producción campesina de manera sostenible.

  • Genera aprendizajes que pueden replicarse para diseñar mejores políticas públicas.

El mecanismo financiero-institucional del Pasmit es el Fondo Agua y Paisajes Sustentables, un fideicomiso que recibe recursos tanto públicos como privados. Este fondo se gobierna por medio de un comité técnico plural que busca darle transparencia al uso de los recursos y contribuir a alinear las estrategias a los principios de manejo comunitario y sustentable de los recursos naturales para los que fue creado. El comité técnico a) revisa las propuestas técnicas y económicas que hacen los ejidos y las comunidades en sus planes operativos anuales y aprueba su financiamiento, b) encarga evaluaciones externas del Pasmit, c) genera directivas y recomendaciones para la operación del Pasmit, d) contribuye a promover el mecanismo y enriquecerlo, e) apoya la realización de negociaciones, alianzas y consecución de fondos.

Los Planes Operativos Ejidales/Comunales (POE). El proceso de implementación del Pasmit tiene como base la elaboración de Planes Operativos Ejidales/Comunales (POE) de manera anual. Por medio de estos planes se programan las actividades a poner en marcha en cada ejido o comunidad con la asignación de recursos provenientes del Pasmit. Las actividades de los POE pueden ser de tres tipos: 1) manejo y protección de los recursos naturales, 2) fortalecimiento de la gobernanza y el capital social, 3) impulso a los sistemas productivos locales. Estos tipos de actividades están pensados para ser complementarios, ya que son tres pilares de la sustentabilidad de las iniciativas de manejo de la tierra. No pueden funcionar de forma aislada. Es decir, promover actividades de protección de los recursos naturales no es suficiente si no hay sistemas productivos rentables que le den sostenibilidad económica al esfuerzo, y tampoco esto es suficiente si no existen estructuras de gobernanza comunitaria que permitan la buena administración colectiva de los recursos. Por eso los POE balancean actividades de estos tres tipos.

Los POE sirven para la canalización ordenada del recurso económico recibido del Pasmit, pero además, contribuyen a establecer líneas de trabajo reflexionadas y consensuadas para el manejo del territorio. Así, los POE adicionalmente son de utilidad para canalizar los recursos de los programas públicos que reciben los ejidos y las comunidades de otras instituciones a acciones bien planeadas e integradas a una visión comunitaria clara de la sustentabilidad del territorio. Al planear participativamente cada ejido o comunidad las acciones y proyectos en que se invertirán sus esfuerzos y recursos por medio de un proceso construido en consenso, se busca fortalecer la gobernanza del territorio y la apropiación comunitaria del manejo de los recursos naturales.

Resultados: El Pasmit se encuentra actualmente en el cuarto año de operación y ha tenido los siguientes resultados:

  • Doce ejidos y seis comunidades participan en el Pasmit, elaborando anualmente planes operativos para la gestión comunitaria del territorio. Las actividades de estos planes han contribuido a: a) mejorar las prácticas de manejo de los bosques y la agricultura, b) disminuir la erosión de los suelos y el arrastre de sedimentos a los cuerpos de agua, c) mejorar la calidad del agua de ríos y manantiales, d) proteger sitios de alto valor para la biodiversidad, e) potenciar iniciativas productivas comunitarias de: ecoturismo, producción sustentable de madera y carbón y producción de planta en viveros.

  • Los núcleos agrarios participantes han mejorado sustantivamente sus estrategias de gobernanza comunitaria por medio de: a) el uso de instrumentos de transparencia y rendición de cuentas, b) la implementación de políticas y procedimientos de buena administración de los recursos económicos, c) el mejoramiento de su espacios de toma de decisiones para hacerlos más participativos e incluyentes, d) la apropiación de los procesos de manejo territorial y el manejo forestal con la utilización de mejores prácticas.

  • La gestión integrada y ordenada de 17 mil 510 hectáreas de territorio.

  • La participación directa de dos mil 274 familias de ejidatarios/comuneros.

  • Un sistema local de evaluación y monitoreo operando, el cual cuenta con indicadores de impacto económico, social, ambiental y de manejo.

  • Un fideicomiso operando con una concurrencia de fondos, por medio del cual se hacen pagos por 3.6 millones pesos anuales a los ejidos y las comunidades participantes.

  • Tres ejidos participantes actualmente cuentan con certificado de buen manejo forestal otorgado por el Forest Stewardship Council (FSC).

  • El proyecto recibió en 2013 el premio Land for Life de la Convención de Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD).

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