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La compañía de Jinyuan brega a contracorriente y sin ayuda estatal

En las zonas rurales de Sichuan la ópera pierde fuerza y el público envejece

Subsistimos con los pagos de los campesinos para que el grupo venga, deplora cantante

Para preservar la cultura popular en China es necesario recibir apoyo del poder político, señala experta

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Aldeanos asisten a una función de la compañía de ópera Jinyuan, efectuada en un templo en la ciudad de Daying, al suroeste de la provincia china de Sichuan. Esa expresión artística, amenazada de extinción, enfrenta el desdén del gobierno de Pekín.Foto Afp
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Unos niños observan a dos integrantes del elenco de esa agrupaciónFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Sábado 26 de noviembre de 2016, p. 3

Jinyuan.

Cuando Wu Yunhong se viste para salir al escenario, nadie diría que se gana la vida sobre todo trabajando en el campo. Maquillado con colores vivos, se convierte en cantante de ópera, quizás uno de los últimos en las zonas rurales de China.

Wu, de 26 años, creció en la compañía de ópera de Jinyuan, fundada por su abuelo en 1984, y es la tercera generación del elenco.

En las zonas rurales de Sichuan, el público envejece y cada vez hay menos cantantes líricos que representen este género, muy popular hace unos años en los alrededores de la gran ciudad de Chongqing. A veces los únicos jóvenes que vienen a escucharme son mi mujer y mis hijos, se lamentó Wu, quien la mayoría de veces encarna a un general traidor, uno de los estereotipos de la ópera china.

Ninguna ayuda del Estado

Mientras la opera tradicional china en sus variantes de Pekín y de Cantón es considerada un tesoro nacional, beneficiándose de grandes subvenciones, otros estilos menos conocidos languidecen. El elenco al que pertenece Wu no recibe ninguna ayuda estatal.

Entre las representaciones, los artistas vuelven a los campos de arroz, donde la temperatura supera 40 grados en el verano. No recibimos ninguna ayuda del Estado, todo lo que ganamos viene de los campesinos que pagan por hacer que el grupo venga, contó Lu Guiying, otra integrante de la compañía.

La ópera de Pekín, la forma de ópera china más conocida en el extranjero, se ganó sus galones hacia el final de la última dinastía, derrocada en 1911.

Ese arte era muy apreciado en la corte, pero también se popularizó en las clases bajas, ya que se canta en mandarín, lengua común de la mayoría de los chinos.

En contraste, las obras cantadas en las lenguas locales de Cantón, Shanghái o Sichuan logran apenas salir de sus regiones de origen. La música varía para adaptarse a las diferencias tonales.

Pérdida de variantes

Con la llegada al poder de Mao Zedong, los comunistas impusieron la ópera de Pekín en todo el país, decretando que cada provincia debía tener su propio elenco, política que muchas veces se hizo en desmedro de las manifestaciones locales.

Durante la Revolución Cultural (1966-76), la mujer de Mao, la temida Jiang Qing, redujo a ocho obras el repertorio autorizado y declaró que las demás eran feudales y burguesas.

Hubo que esperar a los años 80 del siglo pasado para que resurgieran los grupos locales con un repertorio variado. En las zonas rurales, actualmente la ópera está confrontada a las transformaciones de la sociedad china, sobre todo a la migración de decenas de miles de campesinos a la ciudad y a la preferencia de los jóvenes por el rap o las películas de kung-fu. Así el público decrece cada día. Todas las sociedades sueñan con preservar su cultura popular, pero en China es necesario contar con la ayuda del poder político, explicó Ruru Li, profesora experta en estudios teatrales chinos de la Universidad de Leeds, en Reino Unido.

Li estima que en una década el número de variantes de la ópera en China se reducirá de las 200 actuales a cerca de 100. Desde los años 60 ya se han perdido cerca de un centenar de géneros.

Wu Yunhong no quiere pasarle el testigo a la siguiente generación. No quiero que mi hijo aprenda la ópera como lo hice yo. Él necesita ir a la escuela y después a la universidad. Necesita adquirir cultura, pero no con la ópera sino con los libros, porque si no va a ser un campesino pobre como yo, sentenció.