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FIL 30

Presentaron El mar de los deseos, nuevo libro del investigador publicado por el FCE

García de León muestra la expresión ritualizada de música, canto y danza

Sor Juana es la primera autora de guaguancó en la historia y me imagino a Cervantes cantando una zarabanda

Esas expresiones crean los efectos de un reflejo que atraviesa los siglos, señaló

Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 3 de diciembre de 2016, p. 3

Guadalajara, Jal.

El historiador Antonio García de León aseveró: Sor Juana es la primera autora de guaguancó en la historia: tumbalalele, tumbalalala, tumbalelé/ que donde Pilico esclava no quede. Y me imagino a Cervantes cantando una zarabanda: tengue que tengue zumba azumba mucumbé, con Los Muñequitos de Matanzas haciéndole el coro.

Ese aserto sucedió la noche del jueves en el salón Antonio Alatorre, dentro de la trigésima Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, durante la presentación de El mar de los deseos: el Caribe afroandaluz, historia y contrapunto (Fondo de Cultura Económica, FCE), el nuevo libro de García de León, quien recientemente fue distinguido con el galardón Clarence H. Haring, valorado como el Premio Nobel de los historiadores.

La poesía del Siglo de Oro anidó en las aguas del Caribe durante el Renacimiento: décimas espinelas, cuartetas octosílabas, romances, octavas reales, seguidillas y villancicos hexasílabos. Hay una constante recreación que preservó las formas del pasado y que se afirma notoriamente en los cantos responsoriales que van de las músicas de capilla y de los villancicos indianos, a los guaguancós afrocubanos, donde secuencias rítmicas de claro origen africano se combinan con formas poéticas que provienen de la rima de la lengua castellana.

Lo que este libro muestra, dijo su autor, es que la expresión ritualizada de la música, el canto y la danza están allí creando los efectos de un reflejo que atraviesa los siglos, los de una transición que va de la Europa medieval a la colonización de las islas y la Tierra Firme, de la España mozárabe a la América colonial melodizada por los esclavos mandinga en los horizontes del Renacimiento y la evangelización musical de los indios, de los mundos que desembocan en el barroco exuberante a la música de los puertos y las tierras interiores, de los tambores de las plantaciones a las nostalgias marineras en alta mar.

En el vaivén de la marea

Ricardo Pérez Montfort hizo una deslumbrante reseña del libro entero, para culminar con tres décimas que a la letra dicen: “Ay Toño García de León/ Quién te manda a ser doctor/ del Caribe y ser señor/ de su historia y su región./ Digo con gran emoción/ sin parar en devaneos,/ navegando entre mareos/ entre canto, verso y rito/ eres grande... y ya está escrito/ en tu Mar de los deseos./ Ese mar que entre recreos/ de papaya y matae’coco/ es la marea del barroco/ que en mulatos contoneos/ vas mostrando poco a poco/ lo que sabes tanto y tanto./ Caribeño contracanto/ como maestro y amigo/ nos llevas a estar contigo/ en el cerro del Encanto./ En el cerro del Encanto/ un gallo cantó de noche,/ con alegría y derroche/ para alejarnos del llanto…/ creo que así decía tu canto/ hace muchos años de ello/ Este libro trae tu sello/ y sólo hay que agradecerte/ y otra vez reconocerte/ en tu caribeño destello”.

Foto
Antonio García de León, quien recientemente fue distinguido con el galardón Clarence H. Haring, valorado como el Premio Nobel de los historiadores, durante la presentación de su libro El mar de los deseos: el Caribe afroandaluz, historia y contrapunto, en la trigésima edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de GuadalajaraFoto Gabriela Pérez

En su turno, Pablo Espinosa, jefe de la sección Cultura de La Jornada, destacó el rigor metodológico de ese libro. Tecnicismos como índice de retención, comercio inmaterial, variables dialectales, isoglosas e isomusas y los papiamientos musicales, se ventilan en acompasado diapasón en la forma sonata que adquiere este libro: tres movimientos y ocho apartados.

Su lectura, valoró Espinosa, “nos mantiene en el vaivén propio de la marea, en los pleamares y los bajamares. Vemos, por ejemplo, el Nacimiento de Venus, de Botticelli, cobrar vida, pero en lugar de esa rubia vaporosa y desnuda emergiendo de las aguas sobre una concha marina, vemos a una mulata que mueve las amplísimas caderas mientras el mundo entero se estremece mientras nos sentimos mecidos por el viento en una hamaca y nuestra epidermis sudorosas es atacada por mosquitos y danzan por ahí Vivaldi, Scarlatti y Handel escapados de la novela Concierto barroco de Alejo Carpentier. He aquí un libro gozoso, un mar de descubrimientos, una invitación a mojarnos en las aguas erotizadas de nuestra historia”.