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Menos gasto para cuidar los recursos naturales
E

l pasado 21 de noviembre durante su visita al estado de Colima, el presidente Enrique Peña Nieto encabezó la ceremonia en que se formalizó la designación que la Unesco hizo del archipiélago Revillagigedo como patrimonio natural de la humanidad. Se trata de una gran distinción a la biodiversidad del país y a la labor para conservar las especies marítimas y terrestres, aseguró el Presidente. Integrado por cuatro islas y un islote, el archipiélago se encuentra a 800 kilómetros de Manzanillo y a 400 de Cabo San Lucas. Se hace así realidad un viejo anhelo de científicos y defensores de los recursos naturales, pues esta pequeñísima parte de México contiene una importante biodiversidad, con especies endémicas (que solamente allí existen) y que por eso llaman la atención de científicos de todo el mundo. Por ello y por muchos otros motivos, debe cuidarse al extremo.

Precisamente el lunes pasado, se publicó un número especial de La Jornada Ecológica en el que se detalla ese tesoro natural. Lo hace un grupo de especialistas que ha estudiado la vida terrestre y marina del archipiélago. Fue un trabajo coordinado por el maestro Horacio de la Cueva y muestra los logros obtenidos por los científicos y la necesidad de apoyar mucho más la investigación y proteger el archipiélago de especies animales y vegetales introducidas por el hombre y que amenazan la existencia de las nativas, algunas en peligro de extinción, y en paralelo, por la pesca comercial y deportiva no regulada y un turismo depredador.

En el suplemento, especialistas de México y otros países destacan la urgencia de restaurar el medio ambiente del archipiélago y así garantizar su biodiversidad. Por su estructura es una importante red de nodos de conectividad biológica donde se localizan 38 especies de tiburones, casi 400 de peces, además de delfines y mantarrayas de hasta seis metros de longitud; 100 especies distintas de coral; decenas de reptiles, algunos endémicos. A su litoral llega a desovar la tortuga verde.

Pese a las leyes vigentes para garantizar el buen estado de los ecosistemas del país (la del equilibrio ecológico, la vida silvestre y la bioseguridad, entre otras), su efectividad deja mucho qué desear. Los desarrollos urbanos y agrícolas no regulados, la deforestación y los cultivos ilegales, destruyen extensas áreas naturales afectando poblaciones animales y vegetales. Si no se detiene esa depredación, desaparecerán especies que hoy nos distinguen mundialmente. La vaquita marina, puede ser la próxima.

En contraste con el optimismo oficial sobre el cuidado del ambiente y los recursos naturales, se denuncia que en el norte de Quintana Roo, las pasadas tres décadas se destruyó la mitad de los arrecifes de coral y 400 mil hectáreas de selva. Que en dicha entidad (saqueada por el gobernador anterior, su familia y sus amigos) no existe una legislación que proteja su irremplazable riqueza biológica. Esto sucede mientras en Cancún, principal polo turístico del país, se celebra la Cumbre Mundial sobre Biodiversidad. A la depredación de ecosistemas que registra Quintana Roo, se suma la severa mengua que tuvo este año el presupuesto destinado al sector oficial responsable de cuidar el medio ambiente y los recursos naturales. Con el agravante de que se aprobó otro recorte para 2017.

México cada vez dispone de más áreas naturales protegidas terrestres y marinas, lo cual sirve para que los funcionarios se luzcan en los grandes foros internacionales. Pero en cambio no reciben del gobierno los apoyos fiscales suficientes que garanticen su integridad y correcto funcionamiento. Hoy el Presidente decretará como Área Natural Protegida, 5.7 millones de hectáreas marítimo-terrestres del Caribe Mexicano. Se informa que de esa manera se espera conservar en buen estado los corales (que hacen parte de la gran barrera arrecifal mesoamericana, después de la de Australia, la más importante del planeta) y las especies marinas y terrestres de la citada región. Pero ¿cómo lograrlo si faltan recursos monetarios y humanos? ¿Y si la corrupción y los intereses económicos pesan más que la ley?