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Últimas funciones de Las lágrimas de Edipo

Dolor, indignación e injusticia permean tres tragedias

Los que se espejean en el tiempo son esos seres que impunemente asesinan, define Hugo Arrevillaga, director del montaje

Foto
Escena de la adaptación de la obra de Wajdi Mouawad, que explora el mito de Edipo, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y el desollamiento del estudiante Julio CésarFoto Daniel González/ cortesía de la compañía
 
Periódico La Jornada
Sábado 10 de diciembre de 2016, p. 6

Con una nueva propuesta escénica completamente distinta a la que presentó en su primera temporada y su estreno el pasado mayo, la obra Las lágrimas de Edipo, del dramaturgo Wajdi Mouawad, con adaptación y dirección de Hugo Arrevillaga, se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario (CCU).

El montaje amalgama tres trágicos destinos: la mítica historia de Edipo, el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos y el desollamiento de un joven.

Es una historia en la que Edipo, ciego y desterrado, en el último día de su vida, vaga al lado de su hija-hermana Antígona; llegan a un derruido teatro del presente, donde se encuentran con una joven normalista que relata la muerte de Julio César, quien en la vida real fue un estudiante de 22 años, torturado, desollado de la cara y asesinado.

El dolor, la rabia y la indignación frente a la injusticia, la corrupción e impunidad son temas de la obra, la cual aumentó de 80 a 90 minutos.

Para esta nueva propuesta, al elenco se integró la joven actriz Mitzi Mabel Cadena, quien junto con los actores Vicky Araico y Ulises Martínez, encarnan a la joven estudiante, Antígona y Edipo, respectivamente.

Con traducción de Humberto Pérez Mortera, para esta obra Mouawad se inspiró en la tragedia de Sófocles, Edipo en Colono, así como en el asesinato de un joven de 15 años, en Atenas, en 2014, perpetrado por dos policías, y Arrevillaga adapta el caso de Julio César y los normalistas desaparecidos.

Edipo, después de arrancarse los ojos y próximo a morir, junto con su hija-hermana, arriban a un lugar derruido: un teatro abandonado. Extraviados, se preguntan adónde han llegado y qué es ese sonido que ruge en el exterior.

Una joven contemporánea los pone al tanto: violentas manifestaciones toman las calles en demanda de justicia por los hechos en los que un joven fue desollado, un estudiante de 22 años, y detrás de su tortura y asesinato otros 43 jóvenes han desaparecido.

Atrocidades sin esclarecer

El texto de la adaptación tuvo ligeros cambios, se modificó el género de un personaje, el estudiante es ahora una mujer y lo que se transformó por completo es la puesta en escena.

La historia, explicó Arrevillaga, es contada a cuatro frentes, con un círculo de arena al centro y cinco vigas que sostienen un muro a punto de caer.

En la obra, aclaró, no se trata de equiparar la tragedia de Edipo y la de Julio César; son historias que se entrecruzan, pero quienes lamentablemente se espejean en el tiempo son esos seres atroces corruptos que impunemente asesinan.

Es una historia, dijo, que alienta y provoca un diálogo crítico y sensible en torno a sucesos actuales del país que permean nuestra cotidianidad política y social.

La génesis de este proyecto parte de una profunda indignación hacia hechos atroces que el gobierno de México no es capaz aún de esclarecer. Hemos visto cómo las palabras que aquí se dicen prenden fuego en la conciencia del público. Buscamos que ese fuego no se contagie de manera visceral o impulsiva, sino que lleve al espectador a una reflexión profunda respecto de cómo nosotros somos partícipes de los hechos que ocurren en el país. Lo importante, valioso y necesario es generar una discusión con nosotros mismos y el entorno.

La puesta en escena de Las lágrimas de Edipo concluye temporada este domingo 11 de diciembre; funciones hoy a las 19 horas y mañana a las 18 horas, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario, ubicado en avenida Insurgentes Sur 3000.