Opinión
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Los de Abajo

Gendarmería Ambiental

E

n la región de Amador Hernández, Chiapas, sobre las mismas tierras en las que los zapatistas dieron uno de los mayores ejemplos de resistencia en 1999 y 2000, se pretende hoy imponer la llamada Gendarmería Ambiental, supuestamente para el cuidado y conservación del medio ambiente, aunque, como lo advirtieron los pueblos de esta región de la Selva Lacandona, el verdadero objetivo de este cuerpo de seguridad constituye una estrategia para la destrucción de nuestras comunidades, de nuestras culturas y nuestras organizaciones.

En el Foro sobre la Defensa de la Tierra, Vida y Territorio realizado en Amador Hernández, municipio de Ocosingo, más de mil indígenas tzeltales de la región se pronunciaron contra la implementación y presencia de la nueva Gendarmería Ambiental pues, dijeron, representa una violación a nuestros derechos y el inicio de la destrucción de la Selva Lacandona y Montes Azules.

Indicaron también que la verdadera contaminación que existe hoy en nuestro planeta y que ha motivado el calentamiento global, surge de las grandes ciudades del mundo.

La Gendarmería Ambiental es una corporación creada por la Policía Federal que forma parte de la colaboración de la Comisión Nacional de Seguridad, a través de la Policía Federal y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que han conferido a la División de Gendarmería la misión de prevenir los delitos y faltas administrativas en materia ambiental, debido a su modelo de seguridad y operación policial.

Los habitantes de Amador Hernández, Galilea, Benito Juárez, Pichucalco, Chapultepec, Candelaria, San Gregrorio, Betania, Santa Lucía, Nueva Ibarra, San Jacinto, San Francisco, San Salvador, Israel, Barrio Guadalupe y representes de las 23 regiones de Ocosingo, coincidieron en que las actividades que realizan en la zona son de subsistencia, como el uso de leña para cocinar, y dejaron claro que no necesitan que alguien los vaya a vigilar. Los que se pretende, dijeron, es imponer los proyectos extractivistasy para eso requieren una gendarmería.

En estas mismas tierras ejidales miles de hombres, mujeres y niños se plantaron durante 515 días y sus noches para impedir la construcción de una carretera en 1999. Frente a ellos se instaló una base del ejército que nunca los venció. Su resistencia los llevó a la recuperación de sus tierras, expulsando a los soldados y echando atrás el decreto expropiatorio.

Más de 16 años después, regresa a la región la intención de garantizar el ingreso de las empresas trasnacionales dedicadas a la extracción de recursos naturales.