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Con Lunática, de Enrico Chapela, se celebrarán también 40 años de la Sala Nezahualcóyotl

Júpiter y sus satélites, en el festejo del 80 aniversario de la Ofunam

La pieza, inspirada en Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, es a la vez una dedicatoria a su madre, científica reconocida con el premio Universidad Nacional 2016

Será estrenada este fin de semana

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Enrico Chapela con su madre, Norah Yolanda Barba, catedrática de la Facultad de Química, quien fue reconocida este año con el premio Universidad NacionalFoto cortesía del compositor
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de diciembre de 2016, p. 3

Cuatro lunas atormentadas por la gravedad, atrapadas por el gran Júpiter, son la inspiración del compositor Enrico Chapela en la pieza que la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam) estrenará este fin de semana (17 y 18 de diciembre) para celebrar su 80 aniversario y 40 de la apertura de su casa, la Sala Nezahualcóyotl.

Ío, cubierta de azufre y con infinidad de volcanes en activo; Europa, con una capa de hielo y agua que escapa en forma de géiseres; Ganímedes, con un campo magnético propio, y finalmente Calisto, con su océano subterráneo constantemente bombardeado, son las protagonistas de la obra, enumera detalladamente Chapela, cual experto astrónomo, en entrevista antes del estreno.

La obra se llama Lunática y está basada en los cuatro satélites naturales más grandes que orbitan Júpiter, descubiertos por Galileo Galilei en 1610. Los temas que caracterizan al cuarteto de cuerpos celestes se van intercalando, como si fuera uno navegando entre las lunas del planeta gigante, el más grande del sistema solar.

Universitaria y medio lunática

Escribir música inspirada en el carácter de las lunas era una idea antigua. Sin embargo, es parte de la elección para el encargo de la comisión de la Ofunam porque también está dedicada a una universitaria especial para el compositor: Norah Yolanda Barba Behrens, su madre, catedrática en la Facultad de Química, quien hace un mes recibió el premio Universidad Nacional 2016 por sus aportes a las ciencias naturales.

En recientes fechas se ha vuelto medio loca: ahora cree en la astrología y los chacras, bromea con cariño el autor de 42 años. “Trae un corte de pelo que si yo me lo hubiera hecho en la prepa, me habría echado de la casa. Le quise dedicar el concierto porque es universitaria y es medio lunática”, comenta al revelar la sorpresa que ha preparado.

Además, la orquesta universitaria tiene un lugar especial en su historia, pues su padre, físico también egresado de la UNAM, lo llevaba de niño a escuchar a Ludwig van Beethoven, “justamente con el que Lunática va a compartir programa”, pues en el concierto de cierre de temporada se interpretará la Novena sinfonía.

Me dijeron que el carácter de la pieza debía ser festivo. Y lo es, pues la primera fuente de inspiración fueron Los planetas, de Gustav Holst. Evidentemente, apunta, la obra de 12 minutos de duración es una pieza satélite, más modesta.

Inspiración

El momento Eureka llegó hasta Enrico cuando veía un programa en Discovery Channel que se llama El universo. El plan original era escribir sobre las lunas del sistema solar, pero los 181 cuerpos descubiertos hasta ahora que orbitan en torno a los planetas eran demasiados, así que comenzó la lucha por definir cuál sería el camino estelar-musical.

Cuando uno investiga saca un machete y abre brechas hacia lo desconocido.

Primero pensó en el carácter de las deidades griegas que las nombraban. Para ese plan, las pequeñas lunas de Marte eran geniales: Deimos y Fobos, que básicamente quieren decir ‘miedo’ y ‘terror’. Pero después no había un buen balance. Abandoné la mitología griega y me fui por el punto de vista astronómico o geológico.

Ciencia y música

No es la primera vez que Chapela conjunta temas científicos con la música: lo ha hecho antes con la química de los perfumes, las matemáticas, inventos mecánicos de islas griegas e incluso ha conjuntado el arte de los sonidos con el futbol.

Hay varias razones, responde. La primera es que su padre es físico y su madre es química, y desde niño tuvo una relación muy cercana con la ciencia en el hogar. Cuando descubrí la música me di cuenta de que eso era lo mío, pero siempre mantuve el interés por la ciencia. Es muy divertida, aunque se suele levantar la ceja al escuchar esto.

Además, la vida permite hacer pocas cosas a fondo, así que cuando le dedico una pieza a la astronomía, la química, la poesía o la perfumería, durante unos meses estoy inmerso en ese mundo. Me divierto más haciendo mis rolas así.

La tercera razón es que la música es un arte muy abstracto. “Si además del sonido puro y duro regalas una herramienta para poner interés, cuando empieza la música ya siente curiosidad por lo que va a pasar y la posibilidad de que se conecten es mayor. En realidad lo hago porque para mí es más divertido al imaginarme las lunas y el sistema solar, como espera que ocurra en esta travesía Lunática hasta el gran planeta gaseoso.