Opinión
Ver día anteriorMiércoles 14 de diciembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Isocronías

Puntuación del silencio

L

a poesía hizo que el hombre hablara. Pero el habla se olvidó de la poesía, que sigue ahí, haciendo al hombre hablar –hasta que éste sepa o recuerde por qué y desde dónde habla.

Un rigor que no desatienda la frescura. Una frescura que no desatienda el rigor. O: un rigor que procure la frescura, una frescura que dependa del rigor. Mudar y morar, a un mismo tiempo.

Hacer, rumbo al debemos, que ya aparecerá, y no desde el debemos –y aún menos desde el debemos hacer rumbo.

Límites, que no limitaciones. No se acaba ahí el mundo: así sea de rebote, ahí es donde comienza el comenzar.

Si sólo te propones ser poeta, pero a ese ser poeta no te arriesgas o abandonas, ¿cómo es que te propones ser poeta?

¿Quién en mí habla?, se pregunta, ¿quién desde mí mira?, o ¿quién desde mí toca lo que toco?, ¿quién vive lo que vivo, quién muere lo que muero? Cuán inhumano siente cuando, y así es siempre, se le contesta: lo humano, nada más.

(Sobre un retrato –no autorretrato– pintado por Van Gogh): Esas pestañas no sostienen su tristeza; se quisieran cerrar. Con su tristeza no pueden esos labios; quisieran, sí, hablar, comunicarse… Esa mirada suya, qué bien conoce su tristeza, mas la contiene, no la deja salir. Está con su tristeza esa presencia, que se presiente limpia a la vez que huidiza y entera, sin irse ni quedarse, siendo experiencia y trascendencia siendo. Qué alegría, qué tristeza, qué agradecimiento: No siendo yo, soy yo; no siendo mi vida, la vida misma soy.

En la poesía toda certeza es incertidumbre, pero toda incertidumbre guarda y en cierto modo muestra su fondo de certeza.

Gota de rocío o tormenta perfecta, la poesía de todos modos hace naufragar, recolocarse, cambiar hacia sí mismo.

Toda arena es la playa, toda playa es el mar, o la mar; toda galaxia incluye, porque lo es, dicho mar. Hay lo que llamaremos una materialidad espiritual en tal viva, ahora sí que orgánica, comunicación entre sí de lo acá nombrado, en tal –se trata de una metáfora, por supuesto, pero no únicamente– peso específico de todo lo que aquí hablamos. Si no ¿cómo un poema sería –al ser escrito, al ser leído– toda la poesía?, ¿o el amor de cualquier pareja en cada uno de sus instantes amorosos, todo el amor?