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Banqueros centrales
E

l anuncio de salida de Agustín Carstens del Banco de México ha provocado muchos comentarios. Se especula sobre las razones y el momento. Pero llama la atención que medios críticos le reconozcan personal relevancia en haber logrado la estabilización del país y que planteen incluso que era un contrapeso a la conducción económica del grupo al mando de la Secretaría de Hacienda. Han existido, por supuesto, aspectos de la administración financiera del país sobre los que el BdeM expresó cierta preocupación, como el crecimiento de la deuda pública, pero no hay ninguna evidencia que documente la existencia de discrepancias de fondo en la manera en que se concibe el manejo de la política económica entre el BdeM y Hacienda. La diferencia está en que el primero maneja la política monetaria y el segundo la fiscal.

Lo central es que hay unidad conceptual y práctica entre ambos grupos y, particularmente, entre quienes las dirigen. Discutir la relevancia de Carstens al frente de nuestro banco central obliga a evaluar la gestión de esta entidad en el curso de la crisis económica en la que estamos desde el estallido de la burbuja inmobiliaria de agosto de 2007. Es cierto que Carstens llegó al banco hasta 2010, pero fue secretario de Hacienda en el gobierno de Calderón. Para el grupo calderonista la crisis que había estallado en los países desarrollados no impactaría a países como el nuestro. Se produjo un planteo que señalaba un desacoplamiento en la economía global. Para fundamentarlo, en 2008 mientras el mundo desarrollado entraba en recesión en los países emergentes creíamos.

En 2009 las cosas cambiaron. La recesión seguía en Estados Unidos y Europa y en el mundo emergente la crisis nos pegó de lleno. El Grupo de los 20, recién reconstituido, acordó un plan global para inyectar importantes recursos fiscales en cada una de las economías de ese grupo buscando detener la recesión. En México se diseñaron planes que no se llevaron a cabo, de modo que a final del año vivimos una severa contracción de la producción. La tesis del catarrito se derrumbó dramáticamente junto con nuestra economía. El Banco de México, aún con G. Ortiz como gobernador, detuvo la reducción de la tasa de interés en un momento decisivo porque percibió presiones inflacionarias.

En dos países severamente afectados, Estados Unidos y Gran Bretaña, sus bancos centrales habían decidido aplicar medidas monetarias no convencionales con el fin de contribuir a dinamizar la recuperación económica y el mercado de trabajo. Sus equipos directivos, al mando de B. Bernanke y M. King, aplicaron acciones para dotar de liquidez a mercados financieros a través de compras de valores financieros. Tomando ejemplo de lo ocurrido en Japón en los años 90 del siglo pasado, en lugar de mantener posiciones ortodoxas experimentaron nuevas políticas. En Europa, en cambio, el Banco Central Europeo mantuvo políticas ortodoxas. La duración de la recesión en esos países tiene mucho que ver con las medidas tomadas por sus bancos centrales.

En diciembre de 2009 Carstens dejó la Secretaría de Hacienda para ser el gobernador del Banco de México. Cumplió su primer mandato de seis años, de 2010 a 2015 y fue reelecto para otros seis años. En este periodo la economía del país ha tenido un desempeño mediocre, creciendo por debajo de lo que demanda la sociedad. La inflación efectivamente ha estado bajo control, ajustándose a la meta establecida por el propio BdeM. El banco central mexicano ha actuado exactamente como lo indica la ortodoxia: frente a cualquier amenaza real o probable ha respondido con incrementos en la tasa de interés. En ningún momento se ha propuesto otro tipo de medidas.

Sin duda Carstens tiene una trayectoria importante. Ha buscado posiciones internacionales destacadas, como encabezar el Fondo Monetario Internacional. Sus argumentos han sido ser un fiel seguidor de la ortodoxia monetaria. Justo eso ha sido en México: un ortodoxo a toda prueba. Nunca se ha salido del script. Su aporte ha sido seguir al pie de la letra el credo con el que ha conducido económicamente al país desde hace ya casi 35 años. Ese es su mérito y sus resultados están a la vista.