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Trump, Obamacare y el sistema de salud estadunidense
T

rump representa muchas amenazas generales y particulares contra la vida humana. Empiezan por la negación del cambio climático, pasan por la aceptación de los transgénicos y llegan a una previsible escalada de la política guerrerista de Estados Unidos, de la cual América Latina no escapará.

La política de salud trumpiana se cifra en el nombramiento del cirujano-ortopedista y miembro del establecimiento médico reaccionario Tom Price como su secretario de salud. Price, actualmente representante o diputado republicano, tiene el perfil de extrema derecha del Tea Party. Ha promovido el desmontaje de Obamacare y un proceso acelerado de (re)privatización de los servicios de salud. Asimismo, milita contra el derecho de decidir de las mujeres al promover que cada estado decida sobre el aborto desconociendo una sentencia de la Suprema Corte. Pretende, además, quitar los fondos públicos federales a Planned Parenthood, que desempeña un papel importante para garantizar los derechos sexuales y reproductivos en Estados Unidos y predica la abstención sexual.

Respecto de Obamacare o la Ley de Cuidados de la Salud Asequibles, aprobada en 2010, es importante entender que fue el resultado de un sinnúmero de negociaciones y transacciones con el poderosísimo complejo médico-industrial-asegurador que desplegó una campaña propagandística insidiosa y gastó 1.2 mil dólares en 4 mil 525 cabilderos. La reforma nació así, con malformaciones graves, debido a que se sujetó a la lógica privada del sistema de salud estadunidense, único país en el continente americano que no reconoce el derecho a la salud.

Resulta significativo que Obamacare fue el sexto intento de reformar este irracional sistema de salud para bajar sus costos (actualmente 18 por ciento del producto interno bruto, incrementar el acceso y lograr mejores condiciones de salud. La única reforma anterior exitosa fue la de Medicaid, para pobres, y la de Medicare, para mayores de 65 años, en 1965. Es de notar que mientras los organismos supranacionales están impulsando el modelo estadunidense en el resto del mundo, en Estados Unidos se está luchando por salir de él.

Obamacare es una ampliación del aseguramiento médico al hacerlo obligatorio so pena de una multa y dando subsidios directos a algunos sectores y exenciones fiscales a otros. Fracasó en crear un seguro público para competir con los seguros privados y reducir las primas, pero logró establecer un mercado de seguros en línea para que se pueda comparar su cobertura y costos. En principio debería haber un paquete mínimo en todos los seguros y ninguna aseguradora podría rechazar a las personas por enfermedades prexistentes. Asimismo, se permite a los padres incluir en su seguro a los hijos hasta los 25 años de edad. La medida más importante fue la ampliación de la cobertura de Medicaid que alcanzaría a unos 15 millones de las 50 millones de personas sin seguro.

Los republicanos y sus socios financieros y médicos han combatido a Obamacare por todos los medios con bastante éxito. Veinticuatro estados han usado su independencia administrativa negándose a extender Medicaid aun habiendo fondos federales para este fin. Han logrado debilitar la regulación federal sobre las condiciones de los seguros cuyo costo se ha incrementado por distintas vías, llevando un aumento del pago al contado de los asegurados. Además han conseguido mantener un precio alto de los medicamentos bloqueando las compras competitivas de los programas públicos y obstaculizando el organismo que decide sobre la inclusión de nuevos medicamentos y tecnologías en los servicios públicos.

El resultado es que se calcula que la cobertura del aseguramiento dejará fuera a unos 35 millones de estadunidenses y un número indeterminado de subasegurados que no pueden acceder a servicios costosos. Pero con Trump-Price van por más. Pretenden privatizar totalmente el Medicare mediante un sistema de bonos con tope de gastos muy perjudicial para enfermos crónicos con padecimientos caros. El futuro de Medicaid es incierto, pero con un gobierno que reprueba los programas que otorgan beneficios a los ciudadanos es probable que se restringirá.

Trump está demostrando que mantendrá el modelo neoliberal que es responsable de los problemas económicos de Estados Unidos y de amplios sectores de la población. Seguirá apelando al racismo y supremacismo blanco estadunidense. El cuadro es de un fascismo del siglo XXI. Y México está en la línea de fuego.