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Mancera y El médico en tu casa
L

os pacientes que recurren a la Secretaría de Salud capitalina (Sedesa) son regulares víctimas de la falta de personal: médicos, enfermeras, profesiones afines; largos tiempos de espera; carencia de insumos, materiales y fármacos, que deben pagar de su bolsillo.

Un amplio número de sus trabajadores, 8 mil 745, laboran con contratos temporales; son pagados por honorarios, renovados anualmente y están desprovistos de bases y seguridad social, mediante el esquema estabilidad laboral, financiado con recursos del Seguro Popular.

Sin embargo, en diciembre de 2016, Miguel Mancera firmó un memorándum de entendimiento con la escuela de Medicina Keck, de la Universidad del Sur de California, para replicar su programa electoral-taquillero El médico en tu casa, en ese estado. Según él, nació como proyecto piloto para reducir los índices de mortalidad por embarazos, pero hoy está garantizado por la Ley de Salud local.

Su balance es altamente optimista: se han visitado, informó, 2 millones 640 mil hogares y atendido a más de 258 mil personas en condiciones de vulnerabilidad. Se tienen registradas más de 28 mil 300 mujeres, de las cuales, 3 mil 539 presentaban embarazo de alto riesgo.

Y sus expectativas, ¡aún más! A pesar de la penuria en que sobreviven los servicios a su cargo, Mancera ostenta que la Fundación Rockefeller y el Congreso de Illinois reconocieron a El médico en tu casa; mientras, las universidades de Harvard y de California en San Francisco lo analizan.

El programa electoral-taquillero, presume, ha sido replicado en Michoacán, Sinaloa, Tlaxcala, Durango, Chiapas, Tabasco, Nuevo León, Chihuahua y Quintana Roo, así como en las ciudades de Medellín, Bogotá y Sao Paulo, más Cuba, Dubai, Kuwait, Guatemala, Ucrania, Lituania, Panamá y las provincias Chinas Anhui, Shanxi y Henán. Caray, ¡¡avasallador!!

¿Estará informado Mancera de cómo se labora en el Hospital General Ajusco Medio? ¿Cuándo visitó algún servicio médico T3 (módulos instalados en áreas de marginación)?

Por su parte, su secretario de Salud, Armando Ahued –altamente ocupado nacional e internacionalmente en la promoción del programa– comunica que cada consulta tiene un costo promedio de 750 pesos; mientras, por cada atención en hospitales o centros de salud –incluidas medicinas y estudios de laboratorio– gasta alrededor de 500 pesos. La ciudad alberga, precisa, 8 millones 854 mil habitantes, de los cuales 3 millones 853 mil son responsabilidad del gobierno capitalino. También estima que ha permitido detectar y solucionar problemas sociales que afectan el entorno saludable familiar: cuando las brigadas llegan a las viviendas se abre una caja de problemas que tiene la familia.

Y claro, él también se proyecta hacia el futuro. En diciembre 2016, Ahued reconoció que, después de una década al frente de la Sedesa, no aspira a otro puesto superior, pero sí ha pensado despachar ¡desde la Secretaría de Salud federal! No soy político, no tengo afiliación partidista; he sido servidor público de carrera, he trabajado con panistas, priístas y perredistas. Y, sobre todo, ¡con esos resultados a la vista!

¿Cuáles han sido sus orgullos?, se le preguntó. Respondió: “El médico en tu casa es un legado que se dejará a los habitantes. Tuvimos un avance brutal con el Expediente Clínico Electrónico (ECE): ahora puedes ver los resultados en una computadora”; aunque, claro, ¡siga faltando atender al paciente!

¿Brutal? En la opinión de Juan Carlos Reyes Oropeza, director de información en salud de la Secretaría de Salud, la insuficiencia en infraestructura tecnológica de clínicas y hospitales, así como la resistencia de una parte del personal médico a pasar del expediente escrito al electrónico ha dificultado la implementación del ECE. A julio 2016, de un total de 13 mil 848 unidades médicas que disponen de infraestructura tecnológica necesaria, sólo 4 mil 431 lo operan. Además, advirtió, falta por resolver el intercambio de información electrónica entre las diversas instituciones del sector. “La interoperabilidad es un reto más, debido a que, a pesar de que se cuenta con una Norma Oficial Mexicana –respecto de la cual aún estamos trabajando en su aplicación–, cada institución almacena la información en estructuras y plataformas distintas, por lo que la comunicación entre los sistemas es muy compleja”. ¿A qué se resistirán los equipos de salud comandados por el orgulloso Ahued?

Alienado con la política federal donde el IMSS presume asegurar lo ya asegurado, Mancera se sumó para que, por conducto de 220 centros de salud y 14 clínicas médicas, de la red Metro/Central de Abasto, la ciudad expida 280 mil certificados médicos escolares gratuitos. La supervisión de los menores de edad incluye: revisión física, biometría hemática, química sanguínea, exudado faríngeo, examen general de orina, coproparasitoscopía y servicio dental. Durante la administración Mancera se han realizado más de 2.5 millones de detecciones oportunas en clínicas del Metro y se han entregado más de un millón de certificados médicos.

Mientras, su Secretaría de Obras, adjudicó a Prodemex (Olegario Vázquez Aldir) el Hospital General de Cuajimalpa (287 millones de pesos).

Muy poco o nada tiene que ver el escuálido programa electoral-taquillero de Miguel Mancera con la triste realidad de los servicios de salud al cargo de su muy poco alentadora y más que mediocre administración sexenal en materia de salud. Su presencia sólo confirma que Mancera absolutamente nada tiene que ofrecer para vertebrar una auténtica política federal respectiva, a la altura de lo que merecen los mexicanos del siglo XXI.

*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco