Cultura
Ver día anteriorSábado 14 de enero de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Disquero
El bolero en la frescura
Foto
Foto
Foto
Foto
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de enero de 2017, p. a12

En los estantes de novedades discográficas esplende una respuesta: Que sepan todos. Las hermanas García, la nueva aportación de la empresa cultural independiente Discos Corasón, a la revaloración de un género caro, carísimo (válgase el italianismo), pero al alcance de todos los bolsillos: el bolero.

Forma parte de una serie que ya el Disquero había sopesado, con la joya titulada Como un lunar, donde distintos intérpretes oriundos dan vida bella a las obras maestras de Álvaro Carrillo, Indalecio Ramírez y otros clásicos de la costa chica, poetas de la tierra caliente, el corazón contento.

Este es el vínculo hacia el texto de la reseña de aquel disco imprescindible: www.jornada.unam.mx/2016/10/22/cultura/a16n1dis

El nuevo disco, Que sepan todos, presenta una manera nueva de interpretar bolero. Nueva por distintas razones, la primera, que las intérpretes son dos niñas, Laura y Celia, en cuyas voces se escuchan los clásicos del repertorio bolerístico como si estuviésemos en un retiro de paz y meditación: inocentes, frescas, límpidas, como si fuera un coro de iglesia, pero con temas laicos. Es decir: interpretaciones con concentrada devoción, gesto y ternura.

Insólito. Inédito.

Todo comenzó, cuentan Mary Fahrquarson y Eduardo Llerenas, los culpables de este gran descubrimiento musical, cuando encontraron un video en las redes sociales donde Laura García, de 10 años, interpretaba el clásico Luz de luna de manera inusual, algo semejante a lo que intenté describir en el párrafo anterior.

Viajaron a Ometepec, como suelen viajar por doquier en busca del Grial, es decir, de la música genuina, y hallaron a Laura, ya de 16 años, acompañada en el requinto por su padre, Mariano García, y por su hermana menor, Celia.

El resultado esplende ahora en los estantes de novedades discográficas y podrá disfrutarse en vivo, hoy a las 14: 30 horas, en el Foro al Aire Libre 1, de la Casa del Lago, en Chapultepec.

El disco contiene composiciones clásicas, 15 en número, hondas en contenido, como Un minuto de amor, Luz de Luna, Amor mío, de Álvaro Carrillo, así como composiciones de su paisano Indalecio Ramírez: Mi soledad y yo, Llévate todo, Noche y mar, Demente, Hay muchas formas de matar, Una limosna y la que da título al disco y lo cierra: Que sepan todos.

Laura García y su hermana Celia, cuentan Mary y Eduardo, son dos chavas de prepa en Ometepec, que alternan sus estudios con sus sesiones de ensayo musicales. Compositores del lugar, como Marcos Martínez y César Cárdenas, las buscan para que interpreten sus canciones.

Así valoraron los productores de Discos Corasón el trabajo musical de estas niñas: una capacidad sorprendente de interpretar, además de la calidad de ambas voces “y unos arreglos que son complejos y bien logrados, sin perder su naturalidad. Como es el caso con pocos artistas comerciales, estas chavas lucen con un acompañamiento musical reducido: dos guitarras y bajo, al estilo de los grupos originales de Cuba y de Yucatán. No hace falta la orquestación de los años 90 para que su propuesta rescate, sin proponérselo, la magia del bolero que cantaban Las Hermanas Nuñez, Julio Jaramillo y el propio Álvaro Carrillo.

El bolero, lo hemos dicho, es un tema inagotable y caro. El Gabo, es decir Gabriel García Márquez, lo tenía a la altura de su amado vallenato. Y al igual que el Disquero miraba con desconfianza los devaneos que están impresos en el link que ofrecí párrafos arriba y otras variantes que tornan muy resbaladizo el territorio.

Dejemos que el Gabo nos ilustre:

Siempre me he manifestado hostil a los poetas sentimentales a quienes, si la novia los mira mal o amanece, como es natural, con un pasajero trastorno digestivo ya los portaliras de ocasión se sienten obligados para la posteridad, colocan a un lado la gaveta de los adjetivos y del otro la de los sustantivos, verbos, adverbios y conjunciones y armados de una cinta métrica, se sientan, tranquilamente, a decirle al mundo que la novia les partió el corazón. ¡Como si el corazón tuviera la culpa de que los caballeros del verso fueran unos idiotas de solemnidad! Pero ahora creo que los fabricantes de boleros tienen un mayor grado de peligrosidad, cosa que, por otra parte, no debe pasar inadvetido a los redactores del código penal.

Sirva la sana ironía del Premio Nobel de Literatura, don Gabo, para saborear con mayor soltura de los 15 boleros clásicos que en voz de las niñas Laura y Celia García, suenan como nuevos. Diferentes.

[email protected]