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Armadoras asentadas en territorio nacional envían al país vecino 77% de su producción

Inminente llegada de Trump a Washington amenaza a automotrices que exportan a EU

El presidente electo también enfoca baterías contra otras industrias, como la farmacéutica

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Parte de las estructuras que se montaron en el terreno de la fallida planta de Ford en Villa de Reyes, San Luis PotosíFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de enero de 2017, p. 15

Cuando Ford anunció la cancelación de una planta de mil 600 millones de dólares proyectada para el centro de México ya había ingenieros, preparadores de suelo, carpinteros y vigilantes trabajando en el terreno de 280 hectáreas.

La maquinaria tuvo que retirarse del polvoriento terreno de Villa de Reyes, en el estado de San Luis Potosí. A los empleados se les dijo que no había nada más que hacer y el cartel que decía Welcome Ford (Bienvenido Ford) perdió sentido.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero amenaza a los productores de vehículos asentados en México, que exportan 77 por ciento de sus autos a Estados Unidos, sin aranceles, gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte de 1994, que Trump quiere cambiar.

La cancelación de Ford cayó como agua helada sobre la industria automotriz mexicana, después de meses de amenazas contra las armadoras. Hasta ahora sólo Ford modificó sus planes aunque negó que haya sido por presiones de Trump. Ford, Fiat-Chrsyler y Toyota anunciaron nuevas inversiones en Estados Unidos, que el magnate celebró. Y General Motors, que tiene plantas en México, está bajo constante presión.

Espero que General Motors haga lo mismo y creo que así será, dijo Trump el miércoles en su primer encuentro con la prensa desde su victoria. Creo que mucha gente lo hará y que muchas industrias van a regresar.

El peso mexicano ha tenido una fuerte depreciación ante la incógnita de qué va a pasar una vez que Trump se instale en el Salón Oval. Futuras inversiones podrían frenarse también ante la incertidumbre.

El magnate dijo que impondrá aranceles muy altos, de alrededor de 35 por ciento, a las empresas que fabriquen en México para exportar a Estados Unidos.

En 2016 se vendieron al mercado estadunidense 2.13 de los 3.46 millones de vehículos ligeros producidos en México, de acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (Amia).

El sector automotor es la joya de la industria en México, responsable de 18 por ciento del producto interno bruto (PIB) manufacturero y de 3 por ciento del PIB total de México. Genera unos 900 mil empleos directos. Las universidades mexicanas tienen cada vez más graduados en ingeniería. Las empresas cuentan también con centros propios de capacitación. Necesitan más y más empleados especializados.

Otras firmas, a la expectativa

Sin definiciones claras todavía, muchas automotrices están a la expectativa, como las alemanas Audi y Volkswagen. Otras han dicho que mantendrán sus planes.

El vocero de Daimler, Jörg Howe, en Alemania dijo a la agencia de noticias Dpa que no van a modificar su estrategia ni en Estados Unidos ni en México, donde están construyendo una fábrica conjunta con la japonesa Nissan en Aguascalientes.

BMW también continúa con la edificación de su planta. La construcción en San Luis Potosí sigue adelante para el inicio de producción del modelo BMW Serie 3 para el mercado mundial a partir de 2019, dijo a Dpa el citado ejecutivo de la empresa.

Fiat-Chrysler, en cambio, dejó abierta la posibilidad de darle la espalda a México si Trump impone aranceles altos. Tendremos que adaptarnos; no nos queda otra opción, dijo su director ejecutivo, Sergio Marchionne, en Detroit.

México, que tiene tratados de libre comercio con más de 40 países, es el séptimo productor de automóviles a nivel mundial y aspira a convertirse en el quinto para 2020.

Entre 2010 y 2015 recibió inversiones de más de 22 mil millones de dólares en este sector, sobre todo para la construcción de nuevas plantas y proyectos de expansión. Aunque Trump también señaló a sectores como el farmacéutico, su blanco favorito es la industria automotriz. Quiere satisfacer a su electorado en el cinturón industrial de Estados Unidos al que prometió ser el mayor productor de empleos que Dios haya creado.