Opinión
Ver día anteriorMartes 17 de enero de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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No por gastar menos se saldrá de la crisis
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esulta que ahora los partidos políticos, el Senado y la Cámara de Diputados y otras dependencias no gubernamentales se suman a la política oficial de recortar los gastos, para supuestamente vender la crisis, alcanzar el superávit fiscal y así cubrir el pago de la deuda. Las políticas de austeridad restringen el gasto e inversión, lo que se suma al menor crecimiento de las exportaciones, a la caída del consumo de las familias, como a la menor inversión del sector privado, lo que llevará a la economía nacional al estancamiento. La economía depende del gasto público, como del consumo de las familias, de la inversión del sector privado, de las exportaciones netas y de la entrada de capitales. Si todo esto cae, se restringe la demanda interna y externa, por lo que no hay crecimiento económico. A ello se suma la menor entrada de inversión extranjera directa, como la salida de capitales que están especulando frente a la devaluación del peso, por lo que menos inversión pasa a darse en la economía. Menos crecimiento, menos generación de empleo y menor bienestar para la población.

Como no hay perspectivas de crecimiento de exportaciones, y menos ante las políticas proteccionistas que instrumentará el nuevo gobierno de Estados Unidos, el gobierno mexicano debe incrementar el gasto e inversión y trabajar con déficit fiscal para así incrementar demanda y el mercado interno y estimular al crecimiento de la inversión como el crecimiento económico y la generación de empleo. El gobierno debe responder al gobierno de Estados Unidos con políticas proteccionistas para fomentar el mercado interno y evitar filtraciones de demanda hacia el exterior, a fin de aumentar el efecto multiplicador interno del mayor gasto público para impulsar el crecimiento económico y evitar mayor déficit de comercio exterior, y reducir la dependencia de la entrada de capitales. México viene importando alrededor de 385 mil millones de dólares al año, lo que representa 35 por ciento del PIB, por lo que la sustitución de importaciones representa un potencial de crecimiento para la economía, lo que requiere de política industrial y crediticia. Ello se traduciría en mayores ingresos para empresas e individuos y del propio gobierno, con lo cual podría financiar la mayor deuda en que caería al incrementar el déficit fiscal. Al déficit fiscal no hay que juzgarlo por la mayor deuda que genere, sino por el impacto positivo que debe generar en el ingreso nacional y en la generación de empleo. Los mayores ingresos de las empresas y familias permitirían al gobierno recaudar más, dado que la recaudación tributaria depende del ingreso nacional. Si el gobierno quiere recaudar más, tiene que gastar más. No es gastando menos como mejorará sus finanzas públicas, sino reactivando la economía y el ingreso de empresas e individuos, para lo cual debe gastar más. Los partidos políticos, como los congresistas y el propio gobierno deben entender cómo operan las finanzas públicas en una economía moderna, y no seguir los libros tradicionales de economía, que señalan que hay que ahorrar para la inversión y crecer. El ahorro depende del ingreso nacional y éste de la inversión, por lo que se debe gastar e invertir más para poder incrementar el ingreso nacional y así la riqueza del país, y más en un contexto donde los factores externos (precio internacional del petróleo, exportaciones y entrada de capitales) están actuando en forma negativa.

La propia economía de Estados Unidos ante los problemas de bajo crecimiento e insuficiente generación de empleos bien remunerados, como resultado de la política de austeridad fiscal y la apertura comercial y los límites de la política monetaria flexible para contrarrestar tal situación, es que el nuevo gobierno opta por flexibilizar el gasto público en favor de la infraestructura y del sector productivo, como en la revisión de la apertura comercial y la instrumentación de políticas arancelarias para favorecer la producción interna.

El gobierno del país tendrá que recurrir a la expansión del gasto público para satisfacer las demandas insatisfechas de la población de empleo y bienestar social, lo que le plantea un problema financiero, dados los altos niveles de endeudamiento interno y externo que enfrenta. Tendrá que monetizar el déficit fiscal y el pago de la deuda, y sobre todo refinanciar la deuda con más deuda. Ésta será adquirida por las empresas, sin necesidad de aumentar la tasa de interés, al vislumbrarse expectativas de crecimiento a partir de la flexibilidad de la política fiscal y la necesidad de que ésta favorezca a la producción nacional. El mayor crecimiento económico se traducirá en mayor recaudación tributaria que aligerará las presiones sobre las finanzas públicas. Soluciones económicas hay, falta la voluntad política para instrumentarlas, y sobre todo la fuerza política que lo demande.

*División de Estudios de Posgrado. Facultad de Economía, UNAM.