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Historias prohibidas de Pulgarcito, documental realizado por el mexicano Paul Leduc en 1979

Se estrenará en El Salvador filme sobre su lucha por la democracia

Muestra la violencia, la represión al pueblo y las formas de organización y resistencia popular

Hoy se proyectará en la Universidad Antonio Gavidia una nueva versión de 2016, fiel al original

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Se considera que el mérito de la película son las imágenes irrepetibles y su gran calidad estética. Sobre estas líneas, fotograma del documental
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de enero de 2017, p. 6

A 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador, por primera vez se va a exhibir en ese país el documental Historias prohibidas de Pulgarcito, realizado en 1979 por Paul Leduc (Ciudad de México, 1942), en el cual se narran los acontecimientos que llevaron a la guerra a esa nación en lucha por su democracia.

Hoy se estrena la cinta en la Universidad Francisco Gavidia, en la capital salvadoreña. Se trata de una nueva versión, fiel al original, hecha por el cineasta en 2016, con duración de una hora y 20 minutos.

Historias prohibidas de Pulgarcito se dio a conocer en México en abril de 1980, la primera proyección tuvo lugar en el Museo Nacional de Antropología, en una versión de dos horas y 20 minutos. La película fue entonces muy elogiada y se presentó en diversos países de América y Europa, provocando en el público amplias muestras de solidaridad con el proceso revolucionario salvadoreño.

En el Festival de Cine de Tashkent, Uzbekistán, recibió mención honorífica.

En 1979, el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU) decide hacer una película para difundir la lucha del pueblo de El Salvador y así contar con la solidaridad internacional. Leduc se interesó en el proyecto y filmó en plena agitación; da voz a todos los actores sociales del conflicto: ejército, iniciativa privada, clero, obreros, campesinos y clases medias.

Se inspira en el libro del poeta, ensayista y periodista salvadoreño Roque Dalton (1935-1975), titulado asimismo Las historias prohibidas del Pulgarcito (publicado por Siglo XXI en 1974), y Leduc, al igual que el escritor, retrata al país llamado Pulgarcito de América de forma irónica, burlona, pero al mismo tiempo amorosa, explican los críticos de cine.

Así es como el cineasta mexicano muestra la violencia, la represión al pueblo y, sobre todo, las formas de organización y resistencia popular que llevaron a la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, tras una década de guerra.

Sin la participación de Paul Leduc no se hubiera logrado una película que es un abanico, un arcoíris de colores políticos e ideológicos. No es una cinta partidaria o sectaria, ni fanática como toda esa época, sino una expresión de ese realismo silencioso que usa Leduc, afirmó Fermán Cienfuegos (Eduardo Sancho, primer comandante de la Resistencia Nacional salvadoreña) en una entrevista concedida a la historiadora Rebeca Panameño en 2010.

Cienfuegos, investigador en la Universidad Francisco Gavidia, recordó que al utilizar como base para el guión de la película el libro de Dalton se quiso hacer un homenaje “a esa obra tan radical. Leída ahora es ultraizquierdista, pero es un collage de la historia del país; combina expresiones documentales, narraciones, interpretaciones, artículos de él, bombas y otras tradiciones muy salvadoreñas. Es un libro muy representativo.

Hay que matizarlo a estas alturas. Lo importante es que queda como documento representativo del momento. Como fundador de la guerrilla y de otras ideas en esa lucha, creo que la película muestra la diversidad de actores que participaron en esa hazaña, no me gusta usar la palabra proceso. Es una hazaña, una epopeya. La película tiene que incorporarse a esa crónica y no puede entenderse visualmente si no se ve la diversidad que el Purgarcito tiene, la cual es su virtud.

Refleja la búsqueda por unidad nacional

A 40 años de la lucha revolucionaria, Cienfuegos consideró que entonces se sembró la idea de unidad nacional, “pero las ideas tardan muchos años en germinar. La película refleja lo que había en 1980: una búsqueda desesperada de la unidad nacional para evitar la confrontación de la guerra civil.

Esa es otra virtud de este documental, mostrar que varios sectores del ejército y de la guerrilla estaban buscando una salida política de unidad nacional, y no se logró, no se pudo. Eso se va a conseguir sólo por la vía electoral 40 años después.

Rebeca Panameño también entrevistó al ex comandante de la Resistencia Nacional Leo Cabral, quien ayudó a Leduc a concertar varias entrevistas para su filme; él recuerda que “la película fue una novedad y las personas no sólo se mostraban dispuestas a participar, a dar su aporte de cómo veían la lucha en ese momento, sino que había gran expectación respecto de cuál iba a ser el resultado y cuáles las consecuencias.

“Me consta que hubo gran apertura y entusiasmo. Fue una labor agradable para mí y para el equipo de Paul Leduc. Lo más impactante se filmó el 22 de enero de 1980, fue la manifestación más importante de la historia de El Salvador, una expresión de un primer esfuerzo de unidad de todas las fuerzas revolucionarias de aquel momento: 300 mil personas organizadas en una ciudad que a lo mejor no llegaba al millón de habitantes, eso significó tener 30 por ciento de la población beligerante, realmente decidida a echar a andar un proyecto político de futuro.

El mérito de la película es poder tener imágenes que son irrepetibles y con gran calidad estética. No es una manifestación morbosa de un acontecimiento tan importante como fue éste, sino que está tratado con ética política e ideológica, con respeto a las organizaciones y personas que murieron. No es un documento panfletario, sino histórico, que nos puede ayudar a comprender no sólo aquel momento, sino el actual, en el que todavía sobreviven las fuerzas de la derecha.