Opinión
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México SA

Trump devasta

¿A qué va EPN?

¿Litro a 21 pesos?

C

on el boato que ameritaba la ocasión, semanas antes el aprendiz de canciller anunció que asistiría –junto con Ildefonso Guajardo– a reuniones de alto nivel con integrantes de la nueva administración de Estados Unidos, los próximos días 25 y 26 de enero en la ciudad de Washington, con el objetivo –según dijo– de comentar el estado actual y futuro de la relación bilateral en todos sus aspectos, destacando seguridad, migración y comercio. Además, que el 31 del mismo mes el inquilino de Los Pinos visitará a Donald Trump.

Cayeron las hojas del calendario y el dúo dinámico ya está en la capital estadunidense, aunque nadie sabe para qué, porque a estas alturas el mágico equipo peñanietista se quedó sin materia de trabajo, pues el estado actual y futuro de la relación bilateral en todos sus aspectos, destacando seguridad, migración y comercio, ya fue más que decidido por el inquilino de la Casa Blanca, y de qué forma.

Orden ejecutiva tras orden ejecutiva, en cuestión de días Trump hizo realidad lo que prometió en su campaña electoral para el caso mexicano, y nunca se vio en la necesidad de decir (como Peña Nieto) te lo firmo y te lo cumplo ni recurrir a un notario para que el electorado pensara que iba en serio.

Que los guerreros Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo (en nombre de los mexicanos, bromean) atenderían asuntos de seguridad, migración y comercio con un gobierno que nos odia. Bien, pero esos tres aspectos que comentarían los aprendices con su contraparte gringa han sido resueltos y determinados, de un plumazo y unilateralmente, por Donald Trump en apenas cinco días de estadía en la Casa Blanca.

Así de sencillo y así de trágico. Esa es la realidad (enemiga acérrima del gobierno peñanietista): si el energúmeno de la Casa Blanca ya firmó la orden ejecutiva para la construcción del muro fronterizo (seguridad); ya firmó la expulsión de millones de mexicanos que sobreviven en Estados Unidos y el aumento del aparato represivo en la zona (migración) y ya firmó el desmantelamiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y borró del mapa el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (comercio), entonces ¿a qué fueron Videgaray y Guajardo y a qué irá el inquilino de Los Pinos?

Por si el gobierno mexicano no había entendido que el empresario neoyorquino iba en serio (cuando menos en el caso mexicano), ayer Trump no sólo firmó la correspondiente orden ejecutiva, sino reiteró que el muro fronterizo comenzará a construirse en meses y que (¡sorpresa!) México lo pagará al 100 por ciento, o como subrayó el vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, de una forma u otra México pagará por el muro.

La Jornada lo reportó así: “el muro fronterizo empezará a construirse en meses y México lo pagará en ciento por ciento, dijo hoy Donald Trump en una entrevista con ABC News. En su primera entrevista individual desde que tomó posesión como el presidente 45 de Estados Unidos, dijo que la negociación para el pago del muro empezaría relativamente pronto.

La construcción se iniciará con recursos de Estados Unidos, pero México rembolsará el costo, como siempre lo he dicho. El rembolso será quizás en una forma complicada. Lo que estoy haciendo es por el bien de Estados Unidos. También será bueno para México. Queremos tener un México muy estable y muy sólido. El muro se empezará a construir tan pronto como podamos físicamente hacerlo; yo diría en meses, pero en realidad la planeación empieza de inmediato. Y posteriormente, en otro foro, advirtió: “vamos a deshacernos de los malos… Los vamos a expulsar rápido”. ¿Dudas?

Entonces, ¿a qué fueron Videgaray y Guajardo? ¿A pegar ladrillos, a vender cemento o a pedir más mezcla, maistro? ¿Qué negociarán y con qué lo harán? Pueden pretextar que la visita del dúo dinámico ya estaba agendada (de cualquier suerte la pudieron cancelar), que ya no daba tiempo de echarla para atrás y que no sería políticamente correcto. Bien, pero sí se está a tiempo de anular la de Peña Nieto, digo si algo de dignidad les queda. ¿Y los canadienses? No más milando, en espera de cosechar.

Resulta verdaderamente terrorífico recordar que para hacer frente al momento más delicado y peligroso de la relación bilateral, Enrique Peña Nieto decidió enviar a un novato, encargarle a un aprendiz que resolviera el entuerto, cuando lo que México requería era el equipo pesado, de largo colmillo, de la diplomacia nacional. Y la idea surgió en Los Pinos por el simple hecho de que Videgaray dice ser cuate del primer yerno de la nación gringa. Brillante.

Ello da cuenta de que ni el inquilino de Los Pinos ni su primer círculo tienen la menor idea de la dimensión real del problema, mucho menos de los mecanismos de solución y la localización de la puerta de salida. Todo indica que Peña Nieto creyó en su propio cuento de hadas: que allá estaban dispuestos a negociar, que tenían buena voluntad, que eran amigos y socios y que por lo mismo Trump congelaría sus decisiones hasta el encuentro del 31 de enero y no firmaría ninguna orden ejecutiva que alterara la relación bilateral hasta que platicaran en Washington y tomaran decisiones conjuntas. Sí, como no.

Entonces, después de la ostentosa cuan agresiva (aunque no sorpresiva) demostración de Donald Trump –y lo que falta–, ¿a qué va Enrique Peña Nieto a Washington? ¿Qué va a hacer allá? ¿Qué negociará? Lo van a masacrar, que sería lo de menos (el que por su culpa…), si el país y sus habitantes no estuvieran de por medio. De por sí no es precisamente un personaje brillante ni creativo, un líder de la nación (12 por ciento de aceptación) que tenga la altura y la agilidad para atender y resolver asuntos de Estado, especialmente en momentos críticos. Todo ello aderezado con la evidente falta de apoyo internacional.

Si el último día de agosto de 2016 –cuando recibió a Trump en Los Pinos como si fuera jefe de Estado, en una de sus desastrosas decisiones– Enrique Peña Nieto se mostró pálido y más empequeñecido que de costumbre, imagínenlo ahora contra la pared, con la cola entre las patas y en la Casa Blanca con míster amigou. ¡Qué horror!

Las rebanadas del pastel

¿Qué raro? Todos reconocen y advierten sobre la enorme cuan permanente presión inflacionaria por el megagasolinazo, pero en la Secretaría de Hacienda no pierden el buen humor y dicen exactamente lo contrario. Y si de horrores se trata, prepárense que ya viene el otro aumento, estimado en 8 por ciento, es decir, en la CDMX, ¡litros a 21 pesos!

Twitter: @cafevega