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Puesta en escena de la compañía TeatroSinParedes en la Casa del Lago, de la UNAM

Los hambrientos busca demostrar que la alimentación es un sistema de control
Foto
Ensayo escénico dirigido por David PsalmonFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de enero de 2017, p. 5

La alimentación contemporánea como sistema refinado de control social es el tema que desarrolla el montaje Los hambrientos, ensayo escénico del colectivo TeatroSinParedes, que se estrenó en la Casa del Lago Juan José Arreola, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se trata de un proyecto de investigación escénico-documental inspirado en el concepto de biopolítica del filósofo francés Michel Foucault (1926-1984), según el cual el control sobre los individuos y la sociedad no sólo se efectúa mediante cierta ideología política, sino también por la alimentación.

Mediante videos documentales, datos duros, cápsulas científicas, actos performáticos e irónicas dramatizaciones, en Los hambrientos se articula una crítica a los corporativos productores de alimentos, al tiempo que propone una reflexión sobre lo que niños y adultos consumen en la vida cotidiana.

En esta propuesta teatral se toca la relación que la industria alimentaria ha establecido en torno al consumo actual, el impacto que ésta tiene en la ecología del planeta y los procesos metabólicos del cuerpo respecto de lo que comemos, llegando, incluso, a provocar ciertas enfermedades, como la obesidad, la diabetes o algún cáncer.

Todo ello con la finalidad, dicen los creadores escénicos, de hacer a la sociedad y al individuo más productivos, controlables y dependientes.

La puesta en escena, dicen, “busca demostrar que la alimentación es un sistema de control social y que lo que comemos determina lo que pensamos.

El sistema capitalista ha llegado al punto de controlar a los individuos biológicamente, generando mecanismos de opresión incluso a escala celular. ¿Dónde quedó entonces la libertad cuando ya no tenemos idea de lo que estamos comiendo?, cuestionan los creadores.

Los hambrientos es una propuesta escénica que se desprende de otro montaje: Los náufragos, que reflexionaba en torno a la locura, a los sistemas de enajenación y alienación que rigen en la sociedad contemporánea. En Los náufragos aparecía un personaje obsesionado por conocer qué contenía lo que estaba comiendo.

De ahí que ahora el colectivo TeatroSinParedes, encabezado por David Psalmon, intente contestar cuestiones como: ¿qué contienen y que efectos tienen los alimentos en el organismo?, ¿cómo ejerce el sistema control a través de los medios de producción y distribución? y ¿cómo coexistir en el planeta haciendo el menor daño posible?

El tema enmarca así lo biológico y lo químico, lo ético, lo político y lo económico. Se trata de un montaje muy dinámico, por momentos lúdico y en otros reflexivo; en mayor medida en torno a los hábitos y altos consumos de carne y azucares procesados: ¿Qué clase de dependencia puede generar un inocente juguito, cuando una amorosa madre se lo da a su pequeño hijo?. Seis millones de animales son sacrificados cada 30 segundos para el consumo de las personas.

Dóciles, productivos y obedientes

La alimentación como sistema de control social en el capitalismo es una cuestión muy sofisticada, explica Psalmon, pues su particularidad es que ha sabido disfrazarse de bienestar, libertad, progreso y democracia para cumplir sus propósitos. Ese refinamiento tiene un solo propósito, una sola obsesión: volvernos consumidores dóciles, productivos y obedientes.

Con el videoarte de Miriam Romero y Daniel Primo, escenografía de Ana Patricia Yánez y la actuación de Beatriz Luna, David Psalmon, Jorge Maldonado, Karim Torres, Itzel Tovar, Karla Sánchez y Sébastien Lange, dirección del mismo Psalmon, Los hambrientos se presenta en la Casa del Lago (primera sección del Bosque de Chapultepec), con funciones viernes a las 20 horas, y sábados y domingos a las 18 horas. Para acudir a cualquier función es indispensable traer alimentos y/o bebidas para compartir.