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El violinista David Garrett ofrecerá cinco conciertos en el Palacio de Bellas Artes

La técnica ayuda a tocar más rápido, pero sin espíritu no hay música

Modelo y actor, el alemán interpretará un repertorio clásico, que incluye a Dvorak, Prokofiev y Chaikovski

En su visita anterior a México ejecutó versiones de rock y pop

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David Garrett, discípulo de Itzhak Perlman, personificó a Paganini en la cinta El violinista del diablo Foto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de enero de 2017, p. 8

A primera vista, el alemán David Garrett parece el cantante de una banda de rock.

De hecho fue modelo y actor porque siempre ha hecho lo que quiere. Trata siempre de ser él mismo... Puedes tener la imagen que quieras, mientras seas buen músico.

Quizá por ello despierta críticas por sus interpretaciones de temas de rock y pop con violín, un Stradivarius Adolf Busch de 1716.

El discípulo del israelí Itzhak Perlman celebró recientemente 25 años en el escenario.

Se inició en el instrumento a los cuatro años de edad. Debutó con la Filarmónica de Hamburgo a los 10 y cuando tenía 13, se convirtió en el artista más joven en firmar un contrato con el sello Deutsche Grammophon.

Garrett incluso ha sido Niccolo Paganini. Es decir, tuvo la oportunidad de encarnar en la película El violinista del diablo a quien es considerado en la historia uno de los mejores intérpretes de ese instrumento.

Fue algo muy importante en mi vida; una oportunidad para que más gente supiera de la existencia de un hombre como Paganini... Puse mi alma en el proyecto..., comenta David Garrett a La Jornada luego de emitir, a través del auricular, un gran suspiro por la experiencia contada de ser aquel músico por un tiempo.

El violinista alemán vuelve a México. Se presentará cinco noches en el Palacio de Bellas Artes, luego de ofrecer al público mexicano conciertos basados en sus versiones de rock y pop.

Lo acompañará el pianista Julien Quentin

Garrett, acompañado por el pianista Julien Quentin, ofrecerá un repertorio que ha tocado desde su infancia: obras de Antonin Dvorak, Serguéi Prokofiev, Piotr Ilich Chaikovski, Nikolái Rimski-Kórsakov, Pablo de Sarasate y Fritz Kreisler, entre otros.

He interpretado música de academia toda mi vida y he actuado en escenarios en los que por lo regular se escucha ese género. Quizás es una audacia que siempre quise experimentar: tocar temas clásicos... pero de rock. Creo que siempre estará bien mientras lo hagas con respeto, como el que le tengo al Palacio de Bellas Artes, uno de los más hermosos escenarios en el mundo, comenta.

Garrett considera que sólo existen dos tipos de música: la buena y la mala. Esto destaca en su repertorio crossover, en el que combina una variedad de estilos.

Entre esos espectaculares conciertos se cuenta el de la Köningsplatz de Munich, frente a 17 mil personas; el del Waldbühne de Berlín, y varios espectáculos en México, agotando boletos en el Auditorio Nacional de Ciudad de México.

–Es innegable que la técnica es indispensable para un músico. Pero ¿qué hay del espíritu?

–He dicho que la técnica me ha ayudado, por ejemplo, a tocar de forma muy rápida, pero no olvidemos que por su esencia de carácter emocional, en la música si no hay espíritu, no hay nada. Además, éste tiene qué ver con el silencio, algo bello de lo que depende la música.

Garrett enfatiza que de lo que se trata es de una cuestión de conexión contigo mismo para que hagas música. El resto, como la técnica, cualquiera puede aprenderla.

Para él, egresado de The Julliard School, en Nueva York, la enseñanza es esencial. He tenido buenos maestros, obvio mis papás, pero he pasado por una gran cantidad de profesores.

En 1999, en la cima de su carrera, decidió mudarse a La Gran Manzana, donde perfeccionó su técnica y desarrolló una sólida base teórica. En 2007 publicó su primer disco crossover, Virtuoso. Cada año, desde entonces, ha publicado un álbum: Encore, Rock Symphonies, Music o Explosive, Classical Romance (Mendelssohn), Legacy (Beethoven y Kreisler) y Timeless (Brahms y Bruch con la Filarmónica de Israel y Zubin Mehta).

Pese a su éxito en el crossover, con frecuencia ofrece conciertos de música clásica. En los años recientes ha sido invitado por las filarmónicas de Hamburgo, la Checa y la de Israel, en esta última bajo la dirección de Zubin Mehta, así como la Sinfónica de Viena y las orquestas de Génova y Nápoles.

En 2015 debutó con las filarmónicas Nacional de Rusia en Moscú, de La Scala y la de Londres, así como la Orquesta de la RAI, en Turín.

El violinista alemán ya agotó su primera función en Bellas Artes y casi lo consigue con la del 10 de febrero, pero hay entradas disponibles para los días 7, 8 y 13.

Los boletos pueden adquirirse al 5325-9000 y Ticketmaster.