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Penultimátum

Violencia en la familia, ¿por amor?

S

i Yelena Mizulina fuera mexicana, sería fiel aliada del cardenal Norberto Rivera y su escudero Hugo Valdemar. Igualmente formaría parte del grupo más reaccionario del Partido Acción Nacional. Pero no, Yelena es diputada del parlamento ruso, en el que preside el comité sobre familia, mujer y asuntos infantiles. Ella fue la que promovió la legislación que castiga con cárcel a toda persona o institución que en su país realice, por cualquier medio, publicidad en favor o defensa de la homosexualidad.

La diputada Yelena de nuevo captó la atención de los medios cuando en julio pasado sometió a votación del parlamento ruso una iniciativa en la que se asienta que quien propine maltrato físico a su esposa o a los demás integrantes de la familia no debe ser considerado un criminal y mucho menos ir a la cárcel. Un mes antes, el gobierno ruso había aprobado considerar la violencia doméstica como parte de los delitos de odio y condenar con hasta dos años de prisión al culpable de ejercerla.

Esa decisión tuvo de inmediato el rechazo de los diputados más conservadores, en especial los del partido Rusia Justa, del cual forma parte Yelena. Consideran que va contra la familia que un hombre vaya a la cárcel por agredir a su esposa durante una discusión. Sostienen que propinarle una golpiza no es motivo suficiente para infligirle tal castigo. Opinan que, en vez de un delito encuadrado en el código penal, debe calificarse como una falta administrativa. De esta manera, el agresor pagaría solamente una multa de 500 euros, un arresto máximo de 15 días o hasta 120 horas de trabajo social.

Es importante aclarar que en la iniciativa de la diputada Yelena se asienta que el marido sólo irá a la cárcel si le pega a su mujer más de una vez al año. Y si la agresión física en el seno de la familia es un acto de vandalismo. Además se califica de normal golpear a los hijos porque en la tradición cultural de la familia rusa, las relaciones entre padres e hijos están construidas sobre la autoridad de los padres.

La iniciativa tuvo el apoyo de la cada vez más influyente Iglesia ortodoxa rusa. A juicio de los jerarcas de esta institución religiosa, el castigo corporal a la esposa, al esposo o a los hijos no conlleva culpa si es razonable y se hace con amor. Y porque es un derecho esencial dado por Dios a los padres.

Por mayoría abrumadora, el parlamento ruso acaba de aprobar los cambios en la legislación propuestos por la diputada Yelena. Ahora la violencia familiar sólo será un delito civil.

La violencia doméstica en Rusia es un problema muy grave. El gobierno reconoce que 40 por ciento de los crímenes violentos se cometen en el ámbito familiar. Y cada año, entre 12 mil y 14 mil mujeres son asesinadas por sus parejas o familiares. Serán más con la nueva ley.