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No practicarlas propicia decepción y autoritarismo, alertan

Tener muchas leyes no es garantía de que se cumplan en la realidad: expertos
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de febrero de 2017, p. 13

El hecho de tener una gran cantidad de leyes no es garantía de que se cumplan en la realidad, pero ante la falta de resultados concretos en este terreno muchos gobiernos han optado por ofrecer ilusiones normativas, que a final de cuentas generan decepción entre los ciudadanos y pueden fortalecer discursos autoritarios.

Así lo afirmaron académicos participantes en el XIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el Palacio de Minería y que hoy llega a su fin.

Francisca Pou Giménez, profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México, calificó de una falacia pensar que la existencia de muchas normas es sinónimo de que las leyes se obedecen o que hay más justicia en un país, como lo comprueba la vigencia en la Constitución de mecanismos regresivos como el arraigo.

Con sus pros y contras, la Constitución mexicana es muy garantista. El problema es de eficacia, pero la solución no es hacer más leyes, sino pensar qué hacemos con las que tenemos. Hemos hecho muchas reglas sin pensar bien para qué sirven, afirmó Pou, quien de todas formas reivindicó la necesidad de utilizar las normas pese a que los juicios resulten latosos, caros y complejos.

Por su parte, el jurista argentino Néstor Pedro Sagüés consideró que cuando los gobiernos no pueden garantizar una procuración de justicia adecuada y real, optan por la farsa de presumir la buena redacción de leyes.

“Cuando no pueden ofrecer realidades, ofrecen normas en una vitrina. ‘Miren qué hermoso código tenemos’ o ‘esto ya está resuelto por la ley tal’. ¡Mentira! Hay países donde a falta de realidades se ofrecen ilusiones normativas”, deploró.

Para resolver esta situación es inútil declarar nuevas leyes o sanciones, ya que éstas también van a ser incumplidas. Lo que se requiere es un cambio de mentalidad colectiva para asumir algo muy sencillo: las normas deben cumplirse. Pero también se requiere voluntad política y la pregunta es: ¿el gobierno quiere que las leyes realmente se cumplan o no?

Irina Cervantes Bravo, docente e investigadora de la Universidad de Nayarit, advirtió que la falta de cumplimiento real de las normas, por muy bien diseñadas que estén, provoca mucha decepción en los ciudadanos y le abre la puerta a sistemas autoritarios.