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Especialistas de la UV sugieren que existe un corredor arrecifal de 800 kilómetros

Hallan seis arrecifes coralinos no emergidos en el Golfo de México

Hasta 30 por ciento de la superficie aún es desconocida

Por las dificultades para identificar esos cuerpos marinos recurren a la colaboración de pescadores

Piden esquema de protección

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En total son seis nuevos arrecifes –como se señala en el mapa arriba de estas líneas– no emergidos descubiertos entre el puerto de Veracruz y la zona de Villa Rica, en los linderos del Parque Nacional Sistema Arrecifal VeracruzanoFoto Academia Mexicana de Ciencias
 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de febrero de 2017, p. 2

El descubrimiento de seis arrecifes coralinos no emergidos, ubicados dentro y fuera del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano, es muestra de que aún no se han identificado todos estos cuerpos en el Golfo de México.

El hallazgo hecho por investigadores de la Universidad Veracruzana (UV) se suma a la evidencia de que existe un corredor arrecifal en el suroeste del Golfo de México, con longitud estimada de 800 kilómetros sobre la plataforma continental, desde la laguna de Tamiahua, en la frontera con Tamaulipas, hasta la desembocadura del río Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz.

El Sistema Arrecifal Lobos-Tuxpan, el Sistema Arrecifal Veracruzano y los Arrecifes de los Tuxtlas eran considerados hasta hace poco estructuras relativamente aisladas; no obstante, el oceanógrafo Leonardo Ortiz Lozano y un equipo multidisciplinario de la UV proponen, a la luz de las nuevas evidencias, que los arrecifes no emergidos –difíciles de ver y por tanto de identificar– acortan las distancias entre esos grandes sistemas y que por ello son franjas físico-biológicas que conectan y permiten el movimiento de especies marinas.

Llevamos seis nuevos arrecifes identificados; están entre el puerto de Veracruz y la zona de Villa Rica. Al parecer, dentro de todo el corredor es mayor la superficie de arrecifes coralinos que la que se pensaba originalmente; lo que representa un gran reto, pues queremos tener un inventario lo más completo posible de todos los arrecifes que componen ese corredor ecológico. Se trata hasta de 30 por ciento más del tamaño de la superficie de lo que se conoce a la fecha, comentó Ortiz Lozano, de acuerdo con información de la Academia Mexicana de Ciencias.

El procedimiento

Las dificultades técnicas para ubicar arrecifes no emergidos radican en que éstos no se perciben en imágenes satelitales ni desde embarcaciones. Hay que usar métodos de ecosondeo en los sitios donde se sospecha que pueden existir. Dado que no se puede hacer una batimetría –conjunto de técnicas para la medición de las profundidades del mar, ríos, etcétera– de toda la plataforma continental por su elevado costo, es necesario trabajar con comunidades de pescadores para que proporcionen coordenadas geográficas de los sitios donde trabajan, porque es donde se sospecha que se encuentran estos cuerpos.

Una vez que se obtienen las coordenadas, se acude al sitio con equipo oceanográfico para verificar la presencia de los arrecifes, después se hacen buceos y levantamientos bióticos.

El investigador, adscrito al Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la UV, detalló que se requiere de un equipo multidisciplinario para trabajar con pescadores con el fin de obtener información fidedigna, caracterizar las comunidades macrobentónicas –comunidad de organismos marinos–, para el uso de sistemas de información geográfica, así como para el manejo de áreas protegidas y sitios prioritarios de conservación.

El especialista en estrategias para el manejo de recursos en zonas costeras informó que se encuentran en la búsqueda de nuevos arrecifes y luego se hará la exploración biológica, que consiste en describir la composición de las comunidades bióticas.

Lo que queremos, después de haber hecho toda la investigación, es conseguir que se genere un esquema de protección o de administración de los recursos que hay en estos arrecifes no emergidos para garantizar que su uso sea sustentable, evitando la sobrepesca, con el fin de que la gente se beneficie más tiempo de estos ecosistemas.

Los mares no tienen fronteras ni muros, es imposible acotar el flujo de materia, las corrientes marinas fomentan el intercambio de organismos. Es necesario, señaló Ortiz Lozano, conocer el contexto espacial, las conexiones y las escalas de procesos y patrones para definir prioridades de conservación que garanticen la representación y persistencia de especies y hábitats dentro de estos ecosistemas marinos.

Al corroborarse la existencia de los arrecifes que den sustento a este corredor biológico, se reconocerían también los puntos de distribución de corales escleractinios, de la clase Anthozoa, que se caracterizan por tener un esqueleto duro, o de sustratos duros que son el hábitat de peces que se capturan para consumo humano.

El fondo submarino, cuya profundidad es inferior a 200 metros, y que se ubica cerca de la costa, es conocido como plataforma continental. La que se encuentra en el Golfo de México frente a las costas de Veracruz es famosa por los recursos petroleros que posee y éste es el principal riesgo al que se enfrentan los arrecifes de este corredor biológico.

“Se sabe que son zonas ricas en gas, más que en petróleo, y hay muchos polígonos de explotación que ya están delimitados y que se están poniendo a licitación (rondas 0, 1 y 2) y en realidad no sabemos qué efectos tendrán estas actividades en la pesca, el turismo y las playas veracruzanas, porque están muy ligados a los arrecifes.

Tenemos que abogar por contar con esquemas de protección, porque una vez que se empiecen a desarrollar estas exploraciones podríamos tener un impacto ambiental severo, comentó el especialista.