Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de febrero de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Toros
Un toro enamorado
L

os toros de Barralva altos, buenos mozos, resultaron inciertos y difíciles. Al primero de los lidiados Paco Ureña, el torero marciano que confirmó su alternativa, le encontró la distancia y ejecutó unos redondos que fueron torería. El resto de los toros fueron inciertos y sirvieron para confirmar que Sergio Flores está que no cree en nadie. Los cabales esperamos volver a verlo el domingo próximo .

Estos toros me recordaron a otros toros de la ganadería de Carri Quiri, que fueron lidiados en la corrida de la prensa celebrada en la plaza de toros de Zaragoza, el 14 de octubre de 1980 durante la tradicional feria del Pilar. En esa corrida se lidió el toro más bravo y poderoso aparecido en un ruedo.

El toro Llavero llegó a tomar y envolver la cara ni resentirse, 150 varas. El público entusiasmado con tan especial ejemplar pidió el indulto. El toro volvió a la dehesa, donde sanó de sus heridas y murió de viejo. Fue Llavero el primer toro indultado por la bravura. Pero, no por su estilo, cuál es costumbre en la actualidad. Esos toros que pintaba don Francisco Goya en su serie La tauromaquia.

El tal Llavero, cuentan las crónicas, se lanzó potro sin freno instintivamente en desenfrenado galope, la cabeza cornalona, el cuerpo negro azabache, corpulento y barbas y testículos en envestir acariciaba el ruedo de la plaza, olisqueando huellas de otros toros similares.

Pero fue un toro del campo charro San Martino. Más, con alma andaluza, con ese no sé qué de los toros con jiribilla que de salida transmiten la emoción al tendido. Toros que como las gitanas con la melancolía de la muerte en el nacimiento. Nada para lo externo, todo interior; galope caracoleado, actitud estoica ante el castigo; rostro fatigado, ojos desgastados.

Qué lejos estamos de dichos toros. Actualmente se favorece el estilo, el son acaramelado. Y si aparecen toros como los toreados ayer de Barralva los toreros pasan fatiga. Desaparecieron los toros de la ilusión de las corridas que se despacharon los Morantes, Ponces, Julis, Manzanares.

Llavero una vez en la ganadería recostado sobre la puerta del cortijo observa la campiña sola e infinita con sed de muerte que le acompañó en la plaza de toros de Zaragoza, rodeado de las vacas enamoradas...