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Se necesitan más camas en el Hospital General, señalan

Desnutrición y ambientes tóxicos, asociados a cáncer en niños
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de febrero de 2017, p. 33

Todos los tumores malignos que se presentan en niños se originan en la etapa embrionaria, y esto es un problema creciente asociado a mutaciones genéticas por exposición de los padres a sustancias tóxicas como solventes, aunque también influye vivir cerca de basureros, antenas de alta tensión o ríos que llevan desechos industriales.

Estos factores de alto riesgo explican 40 por ciento de los casos de cáncer en la infancia, aseguró Susana Anaya Aguirre, jefa del servicio de oncología pediátrica del Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La especialista llamó la atención sobre una característica presente en la mitad de sus pacientes: la desnutrición. Ésta por sí sola no es causa de las neoplasias, pero sin duda, dijo, un sistema de defensas deprimido por carencia de nutrimentos está en desventaja frente a enfermedades de todo tipo, incluidas aquéllas.

Desde 2002, el 15 de febrero se conmemora el Día Internacional contra el Cáncer en la Infancia, como parte de una estrategia impulsada por especialistas de diversos países, a fin de hacer visible este problema de salud y pugnar por el acceso de los pacientes a la atención médica integral.

En México, cada año se registran alrededor de 7 mil nuevos casos de tumores malignos en niños menores de 15 años. Debido a los avances científicos que permiten identificar el tipo de células cancerígenas y utilizar terapias que las contrarrestan de manera directa, además del aumento en la cobertura de medicamentos y atención clínica, la expectativa de vida empezó a mejorar a partir de 1995, cuando la mitad de los pacientes tenía sobrevida de cinco años.

Actualmente siete de cada 10 con acceso a servicios de salud superan el padecimiento y se consideran curados, indicó Anaya Aguirre.

Sin embargo, lo que preocupa es que la enfermedad sigue en aumento; sólo en La Raza, entre 2013 y 2016 la leucemia linfoblástica aguda aumentó 25 por ciento, al pasar de 320 a 400 nuevos casos, mientras los tumores sólidos lo hicieron 40 por ciento, de 120 a 170 enfermos en el mismo lapso.

En tanto, el Hospital General de México, de la Secretaría de Salud (Ssa) también se atiende el cáncer. El servicio de oncopediatría es pequeño. Cuenta apenas con 11 camas de internamiento, por lo que, cuando la ocupación es total, tenemos que referir a los niños a otros hospitales. No pueden esperar; requieren atención inmediata, explicó Rosa Martha Espinosa, encargada del área.

En algunas ocasiones, los médicos se las ingenian para subsanar el problema, como el día en que la especialista conversó con La Jornada, cuando había 12 pacientes internados. La hematopediatra estimó que la capacidad de atención debería aumentar con 10 camas más, por lo menos. Al año llegan al hospital 54 nuevos pacientes, 26 con leucemia y el resto con algún tumor sólido.

Los niños proceden de todo el país, pero más de las zonas centro y sur, con características similares: haber estado expuestos a sustancias químicas a través de sus padres, que laboran en sitios de riesgo sin la protección adecuada, o vivir cerca de zonas industriales o basureros.

La especialista enfatizó en que por sí solas estas condiciones no son causa de cáncer, sino por su interacción con otros factores ambientales, alteraciones genéticas y las respuestas individuales de los niños.

Igual que en La Raza, en el Hospital General de México, es frecuente la desnutrición de los pacientes. Es una característica de nuestra población por razones socioeconómicas, comentó Espinosa. De cualquier manera, esta condición de salud no impide que los niños inicien su tratamiento oncológico.

Anaya Aguirre resaltó que en La Raza el obstáculo más frecuente es la negación de los padres de familia; no aceptar que su hijo tiene cáncer retrasa las terapias.