Animado por los dos campeo-natos paralímpicos de judo conquistados en Río 2016, con Eduardo Ávila y Lenia Ruvalcaba, convencido al ganar por cuarta ocasión el Premio Puma al Mérito Deportivo que otorga la UNAM al mejor entrenador, y determinado por tener una deuda especial con el deporte adpatado, Hilario Ávila Mejía se hará cargo desde el primero de marzo del proyecto respectivo de la Federación Mexicana de la especialidad con al menos seis atletas débiles visuales o ciegos.

Sin duda que es un gran reto. Pero es más grande el compromiso que tengo con este tipo de deporte, ya que me ha brindado enormes satisfacciones, relata el ex entrenador nacional para los Juegos Olímpicos de Atlanta 96.

El sensei de judo en la máxima casa de estudios platica que todo está puesto para mantener y mejorar el logro de preseas paralímpicas, porque, además de tener a su disposición las instalaciones de Ciudad Universitaria, la Federación respectiva y la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte apoyarán el proyecto.

Admite que cuatro años no son suficientes para formar competidores de alto rendimiento, pero tiene la ventaja de que dos: su hijo Eduardo y Lenia, ya tienen un largo camino recorrido y un éxito demostrado, y en el caso de Guillermo (ciego) y Bryan (débil visual) vienen con alguna experiencia.

El preparador apunta que las personas con problemas visuales desarrollan otros sentidos, como el oído y el tacto, por lo que una vez ubicados en la zona de combate, comienzan su proceso de adaptación y avanzan vertiginosamente en la técnica.

Después de 44 años ligado al judo, Ávila Mejía confía en que su experiencia lo ayudará a formar a buena cantidad de competidores.