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Ningún Estado, por poderoso que sea, puede pretender imponer su voluntad: Peña

Derecho, respeto y diálogo, base de las relaciones internacionales

La intimidación o el uso de la fuerza deben descartarse, sostiene el titular del Ejecutivo federal

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El presidente Enrique Peña Nieto durante la celebración del 50 aniversario de la firma del Tratado de Tlatelolco. Presentes, entre otros, el secretario general de la Opanal, Luis Felipe de Macedo, y el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray CasoFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de febrero de 2017, p. 3

En la celebración del 50 aniversario del Tratado de Tlatelolco, el presidente Enrique Peña Nieto dijo ayer que la esencia de los acuerdos multilaterales es clara: ‘‘Ningún Estado, por poderoso que sea, puede pretender imponer su voluntad en contra de los principios forjados por la comunidad internacional’’.

Luego de agradecer la solidaridad expresada por los países latinoamericanos a México en la actual coyuntura, el titular del Ejecutivo agregó que las relaciones internacionales deben basarse en el derecho, respeto y diálogo. Jamás en la intimidación o el uso de la fuerza.

En la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), donde se dieron cita decenas de representantes de los estados firmantes del tratado, como la vicepresidenta de Panamá, Isabel Saint Malo, y los cancilleres de ocho países, el mandatario señaló que tras haber logrado desterrar las armas nucleares en la región, ahora hay que hacer mayores esfuerzos para alcanzar la seguridad y la paz en todas sus expresiones. Un gran reto es combatir el tráfico ilegal de armas, puntualizó.

Peña Nieto deploró que a escala mundial, 44 por ciento de las muertes violentas sean provocadas por armas de fuego. Cada año fallecen alrededor de 740 mil personas a causa de armamento pequeño y ligero, explicó en la 25 sesión de la Conferencia del Organismo para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Opanal), surgido del Tratado de Tlatelolco.

En su origen, recordó que dicho acuerdo fue promovido por el entonces presidente mexicano Adolfo López Mateos, en el contexto de la llamada crisis de los misiles y la guerra fría. El documento constituye una de las contribuciones más contundentes, notorias y propositivas de los países de la región a la paz y a la estabilidad mundial, afirmó.

Medio siglo después, señaló, ‘‘muchos paradigmas han cambiado para bien. Sin embargo, hay amenazas que siguen latentes, entre las que el poder destructivo de las armas nucleares es la más grave’’.

Por ello, dijo el mandatario, es urgente e inaplazable avanzar hacia una norma universal que permita el desarme atómico. Los estados de América Latina y el Caribe ‘‘estamos comprometidos a contribuir sustantivamente en las negociaciones de un tratado mundial de prohibición de este tipo de dispositivos, conforme al mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas’’, aseguró.

Frente al secretario general de la Opanal, Luiz Filipe Macedo, y el titular de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, así como representes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros organismos, Peña Nieto resaltó que el Tratado de Tlatelolco es una prueba patente de la eficacia y vigencia de los acuerdos multilaterales.

Presidente de la sesión en la que los países miembros de la Opanal ratificaron en una declaración su rechazo a las armas nucleares, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, expuso que la negociación del tratado enseña la importancia de llevar a cabo procesos incluyentes, flexibles y transparentes. Para que un diálogo multilateral sea exitoso, agregó, se requieren dos componentes fundamentales: oportunidad y voluntad.

Tras ratificar su compromiso con el multilateralismo, Videgaray Caso reiteró la convicción del gobierno mexicano de participar con entusiasmo y activamente en la negociación del nuevo tratado para la prohibición de las armas atómicas.