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La UNAM en la nueva relación México-EU
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l jueves pasado se inauguró un nuevo laboratorio de química en Universum, Museo de Ciencias, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue un acto que en otras condiciones podría ser visto como una actividad regular en un recinto dedicado a la divulgación del conocimiento científico, pero en esta ocasión tuvo un significado especial por quienes participaron en esta ceremonia, lo que ahí se dijo y el momento que vive México.

El laboratorio en cuestión, denominado Baylab, es una instalación muy bien equipada que cuenta con todas las medidas de seguridad para que los jóvenes desde el nivel de secundaria puedan realizar experimentos en esa disciplina, y es producto de la colaboración entre la UNAM y la farmacéutica alemana Bayer.

La presentación estuvo a cargo del director general de Divulgación de la Ciencia de la máxima casa de estudios, José Franco, quien se refirió a la importancia de la química en el estudio del Universo y lo humano en el siglo XXI.

El director y gerente general de Bayer, Stephan Gerlich, abordó en su mensaje el tema del momento, y aunque no mencionó por su nombre a Donald Trump y sus políticas contra nuestro país, sí señaló en forma muy directa que los problemas actuales no deben nublar la visión a largo plazo de México y, por ello, es muy importante que siga con su política de libre comercio y de apertura.

Reafirmó, además, que Bayer seguirá contribuyendo en territorio mexicano al desarrollo económico de nuestra nación.

En su intervención, el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, reconoció al pueblo alemán la dignidad con la que se ha enfrentado a las políticas y amenazas recientes del presidente de Estados Unidos, y expresó su deseo de ampliar la colaboración.

Al referirse al nuevo laboratorio de química, Graue señaló que crear y entender la ciencia nos hace tolerantes y nos permite comprender el mundo. Sin el conocimiento científico, dijo, no podemos entender los problemas actuales del planeta como la contaminación ambiental o el cambio climático, y entonces tendríamos que ver algunos de los tuits del señor Trump.

A continuación el rector citó textualmente algunos de los mensajes del actual ocupante de la Casa Blanca, como en el que señala que la noción del cambio climático fue creada por los chinos para debilitar la economía estadunidense, o cuando calificó de farsa al calentamiento global, porque estaba nevando en la ciudad en la que se encontraba. De ahí la importancia de la comunicación de la ciencia, concluyó Graue.

Describo todo lo anterior, pues nos proporciona una imagen fiel del papel que tiene la UNAM en la nueva relación de México con Estados Unidos. Por un lado, el rechazo tajante a las amenazas y ofensas del actual presidente de Estados Unidos contra nuestro país; por otro, el relevante papel de las universidades en la generación y difusión del conocimiento científico, frente a la ignorancia y soberbia que anticipan el retorno a épocas ya superadas en las que la autoridad y el poder se colocaban por encima de la evidencia científica. Finalmente, a la necesidad de diversificar las relaciones de cooperación científica y económica con todas las naciones del mundo, algunas de las cuales, como Alemania, están más que dispuestas a ocupar el hueco que está dejando libre el presidente de la nación vecina.

En el momento actual de la relación de México con Estados Unidos, la UNAM desempeña un papel de primera importancia, pues se ha vuelto canal de comunicación con los sectores de la sociedad estadunidense opuestos a las políticas xenófobas de su presidente, como lo ilustra la carta, que ya suma cerca de 400 firmas, de filósofos de las más prestigiadas universidades y centros de estudios de aquel país en apoyo al nuestro. También el pronunciamiento de la Asociación de Universidades Públicas de EU que agrupa a 220 instituciones en contra de la política antimigrante que impide los intercambios con especialistas de otros países y que se hizo llegar con una misiva de su presidente a la UNAM, así como las expresiones de solidaridad de otras universidades con nuestra máxima casa de estudios.

A lo anterior habría que agregar la convocatoria que hizo la UNAM, una de las más importantes universidades de Iberoamérica, a participar en una marcha de protesta por las políticas del actual gobierno de Estados Unidos en contra de México, la cual –independientemente de los argumentos que se han expresado en contra de esta iniciativa, los cuales son respetables, pero yo no los comparto– queda como antecedente de primer orden en la respuesta de México frente al gobierno de Donald Trump.

Todo lo anterior sugiere que las instituciones de investigación de nuestro país pueden ser punta de lanza en la lucha contra las posturas xenofóbicas y anticientíficas de Trump, en instaurar alianzas con los sectores afines a la libre circulación de personas e ideas y al avance del conocimiento científico en el mundo, así como en el establecimiento de acuerdos de colaboración científica y tecnológica como puerta a la diversificación económica.