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Hemos dado con el blanco para buscar eventual presencia de vida, afirma investigador

Descubren fascinante sistema de 7 exoplanetas similares a la Tierra

Giran alrededor de la pequeña estrella ultrafría Trappist-1

Son rocosos y tres están situados de manera idónea para albergar océanos de agua líquida, informa científico de la Nasa

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Recreación de uno de los exoplanetasFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de febrero de 2017, p. 2

París.

Los científicos hallaron alrededor de una pequeña estrella un fascinante sistema de siete planetas del tamaño de la Tierra, que representa el terreno más prometedor hasta la fecha para analizar si hay vida más allá de nuestro sistema solar.

Hemos dado con el buen blanco para buscar la eventual presencia de vida en los exoplanetas –fuera del sistema solar– declaró Amaury Triaud, coautor del estudio publicado este miércoles por la revista Nature.

Los siete planetas giran alrededor de una pequeña estrella ultrafría, la Trappist-1, situada a únicamente 40 años luz de la Tierra.

Tienen un tamaño y una masa similares a las de nuestro planeta, casi seguro son rocosos y tres de ellos están situados idóneamente para albergar océanos de agua líquida.

“Estoy emocionado de anunciar el día de hoy (miércoles) que el doctor Michael Gillon y su equipo han usado nuestro telescopio Spitzer para determinar que existen siete exoplanetas con un tamaño parecido a la Tierra, orbitando la cercana estrella Trappist-1, y que tres de ellos están en una zona habitable donde, con las condiciones atmosféricas óptimas, podría haber vida”, afirmó en conferencia de prensa Thomas Zurbuchen, director administrativo de la Dirección de Misión Científica de la Nasa, según un comunicado del Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología.

Zurbuchen compartió el podio con el líder del proyecto, Michael Gillon; la astrónoma del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, Nikole Lewis; el director del Centro Científico Spitzer de la Nasa, Sean Carey, y la profesora de ciencia planetaria del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Sara Seager.

A 39 años luz, en la constelación de Acuario

Trappist-1 es una estrella que está a 39 años luz en la constelación de Acuario. Fue descubierta en 2016 por el telescopio Trappist y desde entonces los astrónomos han estudiado su sistema de cerca con el Spitzer, telescopio lanzado al espacio en 2013 que originalmente no estaba diseñado para buscar exoplanetas. El descubrimiento da un indicio de que ya no estamos hablando sobre si se podrá hallar una segunda Tierra, sino cuándo la descubriremos, comentó entusiasmado Zurbuchen.

Para los científicos, su proximidad a la Tierra y la penumbra de su estrella enana roja son ventajas cruciales para analizar su atmósfera y buscar las combinaciones químicas indicadoras de una eventual actividad biológica.

Hasta ahora, no teníamos los planetas adecuados para saber si hay vida más allá de nuestro sistema solar, señaló en rueda de prensa Triaud, de la Universidad de Cambridge. El sistema Trappist-1 no sólo es –entre los conocidos hasta ahora– el que tiene el mayor número de planetas del tamaño de la Tierra que orbitan alrededor de una sola estrella, sino en él abundan las zonas temperadas, es decir, donde no hace tanto calor como para que se evapore el agua, ni tanto frío como para que esta se solidifique.

A la vez, el hallazgo supone un nuevo indicio de que la Vía Láctea puede albergar miles de millones de mundos de tipo terrestre.

Sorprendentemente, los científicos podrían haber buscado en el lugar equivocado, según los hallazgos más recientes.

Fue una buena idea estudiar alrededor de las estrellas más pequeñas de nuestra galaxia y cercanas a nosotros, afirmó el autor principal, Michael Gillon, profesor de la Universidad de Lieja, en Bélgica.

Esto es algo que nadie hizo antes: la mayoría de astrónomos se habían concentrado hasta ahora en estrellas como nuestro Sol, añadió.

Gillon y su equipo empezaron a rastrear la Trappist 1 –con una masa que representa menos de 10 por ciento de la del Sol– en 2010 y, cinco años después, indicaron haber hallado tres planetas en su órbita gracias al pequeño telescopio Trappist del Observatorio Europeo Espacial, con sede en Chile. Los detectaron utilizando el método de tránsito: cuando un cuerpo que sigue una órbita pasa entre una estrella y el telescopio de un astrónomo, la luz estelar se atenúa de forma cuantificable.

Pero entonces se dieron cuenta de que los cálculos no cuadraban, por lo que pidieron emplear el telescopio espacial Spitzer de la Nasa, afirmó Emmanuel Jehin, coautor del estudio, también de la Universidad de Lieja.

Esto nos permitió periodos de observación durante las 24 horas, lo cual fue crucial para descubrir que había siete planetas.

Desde la Tierra, los astrónomos sólo podían rastrear la actividad alrededor de la estrella durante la noche, mientras desde el espacio observamos continuamente, agregó.

Estos planetas giran alrededor de la estrella enana roja en entre 1.5 y 12 días, ya que están mucho más cerca de ella que la Tierra del Sol. Gillon y su equipo empezaron a analizar la atmósfera de cada planeta. Hay al menos una combinación de moléculas y si (esta) estuviera presente de forma relativamente abundante, nos indicaría con 99 por ciento de fiabilidad que hay vida, señaló este científico.

Pero a no ser que detectemos un mensaje procedente de una forma de inteligencia de fuera de nuestro sistema solar, nunca estaremos ciento seguros, según Gillon.