Editorial
Ver día anteriorJueves 23 de febrero de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Migración: la presión de EU, al máximo
A

yer por la tarde, en la residencia diplomática de Estados Unidos en México tuvo lugar un encuentro binacional entre los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Interrior, John Kelly, del país vecino, y los titulares mexicanos de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos; de Marina, Vidal Francisco Soberón, y de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, así como el subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte, Carlos Sada.

La reunión tuvo como telón de fondo la intensificación de la ofensiva del gobierno de Donald Trump en contra de los migrantes extranjeros en general y mexicanos en particular. El presidente republicano ha lanzado una persecución indiscriminada contra los extranjeros que fue calificada de extrema y espeluznante por The New York Times y de cruel por The Washington Post en sus respectivos editoriales. Otro factor de contexto que debe mencionarse es el designio de la Casa Blanca de echar a territorio mexicano a todos los migrantes que encuentre susceptibles de deportación, independientemente de su nacionalidad. Se trata de una disposición abusiva e inadmisible que en cualquier momento podría derivar en una situación de catástrofe humana en nuestro país y que deja al descubierto, en toda su crudeza, la percepción trumpiana de México como un anexo territorial en el que el gobierno estadunidense puede hacer lo que quiera.

El mero anuncio de semejante medida unilateral, prepotente y ofensiva para la soberanía nacional habría debido ameritar la suspensión, por la parte mexicana, de la visita de Tillerson y de Kelly. En cambio, las autoridades nacionales optaron por perseverar en el empeño de aplacar mediante encuentros bilaterales de alto nivel la belicosidad y la insolencia que han caracterizado a Trump desde que entró a la disputa presidencial de su país.

Otro dato exasperante es el arranque de las redadas de mexicanos y de migrantes de otras nacionalidades en territorio estadunidense, en lo que se describe ya como una cacería humana implacable, bárbara y de consecuencias trágicas, y el contraste casi circense entre esa realidad brutal y expresiones frívolas y hasta ofensivas como las que externó ayer el vocero presidencial Sean Spicer, en el sentido de que la relación entre los dos gobiernos es fenomenal y el diálogo bilateral, increíble y robusto.

Un dato alentador en este panorama tan sombrío es el anuncio del canciller Videgaray de que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto acudirá a organismos internacionales para defender los derechos humanos de los migrantes mexicanos abrumados por la ofensiva trumpista, tal como lo habían venido demandando diversas voces, empezando por la del presidente del Movimiento Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador.

Es claro que el momento actual exige una defensa mucho más resuelta y firme del país y de sus ciudadanos que residen en Estados Unidos, así como convergencias genuinas entre todas las fuerzas políticas, sociales y económicas. El anuncio de Videgaray contribuye sin duda a avanzar en ambos terrenos.