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Juan Arturo Brennan narrará cómo la música de concierto impactó en las cintas del director

La Sinfónica interpretará la interfase fascinante de los filmes de Kubrick

Fue el primero en dejarnos con los ojos u oídos cuadrados a partir de su gran experimento de incluir Así hablaba Zaratustra, de Richard Strauss, en 2001: odisea del espacio, explica el experto

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Stanley Kubrick (en la imagen) utilizó la música de compositores no sólo consagrados, muertos, sino de autores vivos, expresó el director de orquesta José Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Martes 28 de febrero de 2017, p. 5

Aunque el cineasta Stanley Kubrick (1928-1999) no fue el pionero en utilizar música de concierto en el cine, “sí fue el primero en dejarnos con los ojos y oídos cuadrados a partir de su primer gran experimento en ese sentido, que fue la música que incluyó en la cinta 2001: odisea del espacio, en particular, la ya emblemática y potente Así hablaba Zaratustra, de Richard Strauss”, explicó Juan Arturo Brennan, crítico musical que participará como narrador en los conciertos que ofrecerá este fin de semana la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN).

Dirigido por José Luis Castillo, el programa dedicado al realizador forma parte de la primera temporada de este año de la OSN, y se suma a las actividades que se desarrollan desde el pasado diciembre para acompañar la magna retrospectiva dedicada a Kubrick montada en la Cineteca Nacional, la cual ha sido visitada por más de 50 mil personas.

Significado profundo

Brennan, también colaborador de La Jornada, tendrá algunas intervenciones para presentar esa interfase fascinante que hay en las películas de Kubrick, no sólo entre la música y las imágenes, sino entre ésta y el significado profundo de las cintas, que es donde está el meollo del asunto.

Además, se proyectarán fragmentos de las películas que incluyeron obras de György Ligeti (Musica ricercata II), Gioachino Rossini (La urraca ladrona), Aram Khachaturian (Adagio de Gayaneh), Béla Bartók (Adagio de la Música para cuerdas), Georg Friedrich Händel (Sarabanda), Alex North, Wolfgang Amadeus Mozart (Marcha de Idomeneo), y Dmitri Shostakovich (Vals No. 2).

Se seleccionaron piezas viables de ejecutar, porque hay un par de obras complicadas, para solistas vocales, y tampoco se incluyó la música de la cinta Cara de guerra, pues no es clásica, indicó el crítico.

Intentamos acompañar la música con montajes de imágenes, que hacen una microscópica descripción de momentos, de significados importantes de cada película. Esa labor estuvo a cargo de María López; son montajes muy interesantes e inteligentes sobre Kubrick, añadió.

“Esperamos que el público se quede con una experiencia cinestésica, que perciba con el mismo gozo e intensidad la música espléndida y tenga una idea clara de algunos de los procedimientos de pensamiento y de montaje que el cineasta utilizó para dejar una herencia que hasta el momento es incomparable en el ámbito de elegir y comparar ciertas músicas para ciertas imágenes.

“Por ejemplo, en 2001: odisea del espacio el sentido e idea de la introducción de Así hablaba Zaratustra, de Strauss, tiene que ver con un concepto de evolución del ser humano a un estado superior de conciencia, y hay una correspondencia elegante de los conceptos entre imagen y música.

“Ese poema sinfónico, hoy día, prácticamente nadie lo puede dejar de asociar con la película, es un emblema musical tan potente que se llega a utilizar también como sátira o ironía, tiene un sello cultural muy interesante.

Kubrick también utilizó valses para comunicar una especie de estabilidad o equilibrio, a veces falso, de la vida cotidiana. Se trata de un cine inteligente, de una observación escéptica de la naturaleza humana, para nada complaciente, puntualizó Brennan.

Arrojo y valentía

Claudia Hinojosa, directora ejecutiva de la OSN, agregó que Kubrick es el genial musicalizador que revolucionó la manera de pensar la música sinfónica en el cine.

El director José Luis Castillo coincidió en que la obra de Kubrick marca una nueva relación entre música y cine, y destacó el arrojo y valentía del cineasta “al utilizar música de compositores no sólo consagrados, muertos, sino de autores vivos, como György Ligeti o Béla Bartók. Kubrick decía que la música del siglo XVIII a la luz del siglo XX no era lo suficientemente dramática para poder establecer la relación fílmica que él necesitaba, por ello, eventualmente utilizó el trío de Schubert.

El cineasta fue alguien que hablaba del cine y la música en igualdad de términos. Consideraba que una película debe sucederse como una partitura, porque el cine es lo que más se asemeja a la música, por su discurso de emociones y su retórica de sentimientos. Por todo ello, este espectáculo será único e irrepetible.

Los conciertos se efectuarán el viernes 3 de marzo a las 20 horas y el domingo 5 a las 12:15 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes (Juárez s/n, esquina Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro).