Ser la número uno del mundo, favorita y rival a vencer no le quita el sueño a Paola Longoria, quien comienza otra temporada emocionada, con adrenalina y nervios para seguir dando satisfacciones a México con el reinado que ostenta en el raquetbol en busca de récords y retos personales.

Nueva Jersey la acoge de nuevo en la defensa del título que estará disputando para alcanzar la final de singles el domingo, lo cual representaría el número 80 de su palmarés, en un calendario extenso en lo profesional y amateur.

A unas horas de ingresar a la cancha de cristal en territorio estadunidense, país que ha conquistado innumerables veces y la ha colocado en la cima del Tour Femenil Profesional, la potosina afronta 2017 con la actitud que siempre me caracteriza sin perder el piso al ser una de las líderes deportivas de México, rango que ha mantenido en años desde su aparición y proyectó el raquetbol en el ámbito internacional.

Ocho años en la cima y un caudal de medallas de oro en lo individual y en dobles –con Samantha Salas– es la carta de presentación de Paola, cuyo nombre pone a temblar a sus rivales porque saben que enfrentarán a la mejor del mundo.

Desde el aeropuerto Libertad de Newark, la mexicana accede vía telefónica a la entrevista con La Jornada. Se le escucha tranquila y muy contenta después de mes y medio de descanso, convivir con la familia, amigos, y cumplir con los compromisos que tenía programados.

No me puedo quejar, me ha ido bien en todo y espero seguir así, comenta la raquetbolista de 27 años, quien a pesar de la experiencia que acumula cada vez que se presenta a una competencia me da como el nervio, pues aunque sabe que es la favorita, no pasa por alto respetar a mis rivales.

Terminar invicta es otro de sus desafíos, como lo ha hecho en los recientes años, además del libro que presentará este año y de las escuelas públicas que abrirá en San Luis Potosí y Monterrey, así como el récord de nueve temporadas perfectas para superar la marca de la estadunidense Michelle Gould.

Disciplina y perseverancia

A la mexicana le preocupa y siente tristeza por lo que ocurre con los compatriotas en Estados Unidos ante las políticas de Donald Trump, ya que muchos han hecho su vida aquí y es momento de darnos la mano, apoyarnos y crecer, manifiesta sin titubeos.

En lo deportivo, agrega, nos ha tocado ser número uno y no ha sido fácil. La disciplina, dedicación y perseverancia es lo que nos distingue. Caer y levantarme se ha convertido en mi ley, y cada obstáculo representa una oportunidad para crecer.

Refiere que si está orgullosa de enarbolar la bandera nacional, ahora lo hará con mayor razón en los torneos que gane, no en acto de protesta, sino en gesto de una mexicana que exhorta al mundo a darnos la mano.