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Reclusas diseñan y realizan la colección Paraíso Étnico, inspirada en los años 70 y 80

Gobierno panameño sostiene proyecto para diseñar y producir moda en cárceles

Participan más de 100 presos en el esquema, apoyado por la Organización de Naciones Unidas

 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de marzo de 2017, p. a12

En una pequeña celda a las afueras de la capital panameña, Kathia Thomas toca con cuidado la pequeña pantalla de una máquina digital de donde escoge los colores y el tipo de bordado de su próxima prenda de vestir.

Acompañada de otras mujeres, y entre máquinas de coser, hilos, patrones y alguna imagen religiosa, Thomas, de 43 años y con cinco hijos, prepara la próxima colección. Ella forma parte del proyecto gubernamental IntegrArte, marca de ropa, accesorios y artículos de decoración elaborados por personas privadas de su libertad.

Thomas, quien se encuentra cumpliendo una condena por venta de droga, dedica ocho horas diarias a la confección –particularmente al bordado– mientras descuenta los tres años que aún debe permanecer en prisión. Vive junto a decenas de reclusas en una de las casas con patio, sala, cocina, lavandería, baño y dormitorios de los que consta el centro penitenciario Cecilia Orillac de Chiari, donde hay cerca de 800 internas.

Aquí, el problema que tú tienes es el encierro. Eso provoca muchas cosas; por eso me gusta siempre hacer algo para mantener la mente ocupada. La moda te libera, dijo Thomas.

En este penal, 25 mujeres trabajan para IntegrArte, mientras otras 50 reciben cursos de costura. Hasta el momento ya han sacado la primera colección, denominada Paraíso Étnico, combinación de estilos de los años 70 y 80 del siglo pasado con técnicas tradicionales de los trajes típicos del país.

Hacer moda me encanta porque es una manera de sentirme completamente normal, aunque en la prisión nos faltan materiales y se trabaja básicamente con las uñas, con lo que hay, manifestó la colombiana Claudia Luna.

Cada vestido, una historia

En total, más de 100 presos escogidos por una junta técnica trabajan en cuatro centros penitenciarios del país en este programa de resocialización, creado hace un año y apoyado por la Organización de Naciones Unidas.

En esta cárcel las mujeres elaboran ropa, sombreros, collares y carteras, mientras en los otros tres centros los hombres hacen artículos para el hogar y artesanías. Los detenidos que trabajan para IntegrArte pueden conmutar penas y obtener una remuneración por la venta de los productos que elaboran, según la gerente de la marca, Hania Fonseca.

Por el momento, venden sus artículos en ferias y mediante catálogos, aunque las autoridades buscan crear un punto fijo de venta. El programa involucra a estas mujeres en las diferentes etapas de elaboración y venta de los productos, dijo la vicepresidenta panameña Isabel de Saint Malo.

Con ello se impulsa una mayor participación de las mujeres en la actividad económica, fundamental en el esfuerzo de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, añadió. Varias jerarcas de Panamá ya han lucido estas prendas, entre ellas De Saint Malo, cuyo vestido fue confeccionado por Luna, quien está detenida por narcotráfico. Vestir a la vicepresidenta es el logro más importante que he tenido acá, porque afuera ni pensar que vas a conocer a una persona de estas, manifestó la reclusa.

Cada producto que desarrollamos trae una historia de la persona que lo realiza, dijo Fonseca.

Además, las propias detenidas ejercen de modelos a la hora de presentar la línea de ropa. En un pequeño patio varias reclusas, maquilladas y con diversos peinados, ensayan con nuevas piezas y diseños.

Algunas eran las más rebeldes, de las que se trepaban en los techos y hacían las huelgas, según la directora del penal, Lizeth Berrocal.