La investigadora Ingrid Suckaer (Guatemala, 1962) plasma en un libro bilingüe (español-inglés) una exploración sobre la presencia del arte indígena contemporáneo de América Latina que incursiona a escala mundial con la producción de autores que utilizan soportes tradicionales.

Se trata de Arte indígena contemporáneo: dignidad de la memoria y apertura de cánones, en coedición de Samsara y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el cual será distribuido de manera gratuita.

El libro consta de siete apartados en los que de manera sucinta condenso algunas ideas e interrogantes con las que, en el mejor de los casos, aspiro a motivar en el posible lector para construir sus propios puntos de vista, explica en entrevista con La Jornada.

“Como crítica de arte –prosigue– diré que de las varias respuestas que se pueden dar sobre qué es el arte contemporáneo, me identifico con el que refieren surgió alrededor de los pasados cinco lustros, cuando desde una visión posmoderna se introdujeron en el arte temas y materiales nuevos, más la posibilidad de plantear valores modernistas relegados por prejuicios ideológicos.”

Suckaer viajó a varios lugares en la República Mexicana y, en el caso de los creadores extranjeros recurrió a Internet y a la información proporcionada por las embajadas.

Cada vez más, expresa la autora, los artistas indígenas de varias partes del mundo utilizan el arte contemporáneo para exponer ideas que por lo general están asociadas a su entorno cotidiano y a su vasta herencia cultural.

Incluso hay creadores que desde una participación social activa contribuyen con su arte a denunciar los abusos e injusticias a que son o han sido sometidos.

Dignidad de la memoria

En las páginas del libro, Ingrid Suckaer postula que la complejidad en la que vivimos transforma de manera drástica el modo en que experimentamos el arte.

Puntualiza que el arte ha comenzado a cambiar y, en el caso del indígena contemporáneo, participa poniendo en valor la dignidad de la memoria y apertura de cánones.

Suckaer ofrece una serie de fuentes, selección de obra y la currícula de los artistas de Argentina, Chile, Colombia, Guatemala, Panamá y México.

Entre la obra seleccionada figura la del artista multidisciplinario Daniel Acosta (Argentina), en cuyos performances existe una tensión entre la civilización y la naturaleza; o la del mapuche Bernardo Oyarzún, quien ha vivido en carne propia la discriminación racial.

También destaca la obra de Maruch Sántiz, tzotzil con un hondo vínculo histórico con los pobladores originarios del municipio de San Juan Chamula, Chiapas. Con su lente, la artista ha captado espacios anclados en el tiempo: es de esa manera que habla de su arte.

Ingrid Suckaer obtuvo en 2007 la nacionalidad mexicana y radica en este país desde 1983.